Teresa Ribera o cómo vivir (muy bien) de la histeria climática
Ya lo dijo en 2018 en una entrevista que aún podéis leer: «Llegué al cambio climático por casualidad y aquí me quedé». Y, de hecho, el candidato a la vicepresidencia de Clima y Energía de la Comisión Europea y todavía ministro de Transición Ecológica y Reto Demográfico de España ha hecho el La histeria del calentamiento global es su “modus vivirdi”.
Apenas unas frases después, Teresa Ribera aseguraba que de su experiencia como Secretaria de Estado del Cambio Climático con Zapatero Había aprendido dos lecciones sobre el agua. «La primera es que no se puede hacer demagogia con agua. El segundo es anticipar, anticipar y anticipar». Pues ni una cosa ni la otra.
Y así se ha movido siempre Ribera. como cuando apoyó el proyecto Castor en 2009 porque era «una frívola» ir en contra «de los criterios de todos los organismos técnicos y administrativos» que no se opusieron a la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) del almacén submarino de gas de Castellón que aprobó el último Gobierno de Zapatero y que tuvo que cerrar el Gobierno de Rajoy tras registrar más de 400 terremotos en septiembre de 2013. Y uno se pregunta, ¿Para qué queremos políticos si no se responsabilizan de lo que hacen los técnicos?
La voluble Ribera nos sorprende ahora saliendo del paso en la gestión de las inundaciones de Valencia. Hoy los responsables no son los técnicos, sino los gobiernos regionales. Y nuevamente nos preguntamos ¿Por qué queremos un gobierno central? ¿Si el grueso de las responsabilidades recaen sobre otros?
Ribera, ¿qué pasó? perseguir la energía nuclear en España- y aún mantiene el apagón total de esta tecnología clave para la estabilidad del sistema con un plan energético imposible– defender en Bruselas la expansión de las mininucleareslos reactores SMR, para Europa, ha paralizado la elección de todo el Ejecutivo comunitario precisamente por su falta de criterio y su manifiesta incapacidad para asumir responsabilidades.
Ribera no debería ser vicepresidente europeo por el simple hecho de que Como ministra no ha hecho nada para evitar la despoblación como responsable del Reto Demográfico ni para mejorar una transición energética Ya no es justo ni limpio, pero razonable y creíble. Su único objetivo es seguir viviendo, mejor si cabe, del cuento.
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