Trump prepara la Administración estadounidense más pro-israelí y a favor de la ocupación de Palestina
Entre los hombres y mujeres elegidos por Donald Trump para formar parte de su próximo Gobierno existen divergencias sobre la economía o la posición hacia Ucrania. Pero todos tienen cosas en común: son fieles al próximo presidente, profundamente pro-israelíes y ninguno expresa el menor arrepentimiento por la contribución de su país en la destrucción de Gaza. Algunos incluso defienden la ocupación de Palestina. Y son, por todo ello, del agrado del principal lobby israelí, la AIPAC, y del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
El caso más llamativo es el de Pete Hegseth, el próximo secretario de Defensa y máximo responsable del mayor Ejército del mundo tras el presidente. Hegseth, ex veterano de Guantánamo, Irak y Afganistán, era hasta ahora presentador de la cadena conservadora Fox News. Su visión del conflicto de Oriente Próximo se basa en la religión. “¡Abra su Biblia! Dios entregó a Abraham la tierra de Israel”, dijo en la cadena de televisión. “A día de hoy, los palestinos, los árabes y los musulmanes están tratando de borrar la relación de Israel con Jerusalén mientras hablamos”, añadió. Una afirmación falsa: es el Gobierno de Israel el que está desposeyendo a los palestinos de sus propiedades en la Ciudad Santa y entregándoselas a colonos judíos gracias a un complejo entramado de leyes ad hoc.
Durante su primer mandato, Trump trasladó la Embajada de Estados Unidos a Jerusalén, como muestra de apoyo a las reivindicaciones históricas israelíes, a pesar de que la capital de Israel es Tel Aviv. Ahora, va a nombrar a Mike Huckabee para dirigir esa delegación diplomática. Huckabee es un histórico político estadounidense, ex gobernador de Arkansas (1996-2007) y compitió con el propio Trump por las riendas del Partido Republicano en 2016. Y es un sionista recalcitrante. “No existe Cisjordania [uno de los dos pedazos que quedan de la Palestina histórica]. Se llama Judea y Samaria”, dijo en 2017, refiriéndose a la denominación bíblica del territorioo reconocido como palestino por la comunidad internacional. Cisjordania está pendiente de su descolonización para las Naciones Unidas. Está controlada en su mayor parte por el ejército israelí, ya sea totalmente (zonas C) o parcialmente (zonas B).
La ultraderecha nacionalista israelí ha establecido como objetivo ocuparla por completo y anexionarla. Ya hay miles de asentamientos ilegales en ese territorio, con unos 700.000 colonos que ocupan las zonas más altas y fértiles y acosan a los palestinos. “No existen las colonias; son comunidades, vecindarios, ciudades. No existe la ocupación”, afirmó el político americano, en contradicción con las propias resoluciones votadas por su país en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (242 y siguientes), que instan a que Israel se retire a las fronteras previas a la guerra de 1967. La lista de ofensas verbales a la legalidad internacional del conservador americano es interminable: Cisjordania es “propiedad israelí” y un lugar excelente para comprarse una “casa vacacional”; para él “no existe el pueblo palestino”.
Huckabee no es judío, al contrario que sus antecesores en el destino. “Ama Israel y a su pueblo y los israelíes lo aman a él. Trabajará incansablemente para lograr la paz en Oriente Próximo”, ha dicho Trump sobre él esta semana en el comunicado con el que ha anunciado el cargo en redes sociales.
Embajadora ante Naciones Unidas
Para el puesto de embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Trump también ha elegido a una defensora a ultranza del Israel de Benjamín Netanyahu. Elise Stefanik, congresista de Nueva York, fue quien hizo caer a la rectora de Harvard, Claudine Gay, tras someterla a un duro interrogatorio por las protestas universitarias contra el “genocidio en Gaza”. Stefanik considera que esas manifestaciones son “antisemitas”. Trump ha loado en público cómo ella “destruyó totalmente a la rectora de Harvard”. Lo hizo en la convención del grupo de presión Consejo Americano Israelí, ante la destacada figura de Miriam Adelson, millonaria judía sionista que ha donado más de 100 millones a la campaña de Trump.
El futuro ministro de Exteriores (secretario de Estado) desde el 20 de enero de 2025 será Marco Rubio, un joven político conservador estadounidense de ascendencia cubana. Ha realizado una defensa cerrada y sin matices de las acciones de Israel en Gaza, que han provocado la muerte de 43.000 personas, en su mayoría mujeres y niños; en las que se ha usado el hambre como arma de guerra y se está llevando a cabo una limpieza étnica (según Human Rights Watch) y que han provocado una investigación abierta por presunto genocidio en los tribunales de La Haya. “Quiero que Israel destruya a todos los elementos de Hamás. Son animales abyectos, que han cometido crímenes horribles [en los ataques del 7 de octubre, que causaron al menos 1.139 víctimas mortales]”, dijo ante preguntas de la organización Code Pink. “¿Y qué pasa con los civiles? ¿No te preocupan los bebés? le preguntaron. «Sí, creo que es horrible, pero es 100% culpa de Hamás».
“Una paz más lejana que nunca”
“Vistos los halcones de la guerra que está escogiendo Trump para su gabinete, la paz en Oriente Próximo parece más lejana que nunca”, escribían Medea Benjamin y Nicolas J S Davies, fundadores de la mencionada organización de activistas Code Pink, que ha estado persiguiendo a congresistas y senadores durante este año de guerra para pedirles que votaran a favor de un alto el fuego o que conminaran al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu a permitir la entrada de alimentos en la Franja.
La ironía es que parte de la comunidad árabe de Estados Unidos, 3,5 millones de personas, ha votado por Donald Trump. La cifra aún se desconoce, porque no se han publicado encuestas fiables, pero hay casos de apoyo explícito y público, como el de la comunidad árabe y musulmana de Dearborn, Michigan, el Estado que votó demócrata en 2020 y ahora lo ha hecho republicano. Es un voto de desencanto con una Administración, la de Joe Biden, que ha enviado miles de millones de euros y decenas de miles de bombas que han acabado con la habitabilidad de Gaza.
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“Pedimos explícitamente a Joe Biden que dejara de armar a Israel para cometer un genocidio en Gaza. Tras ser ignorado en repetidas ocasiones, decidí cambiar de partido y montar la organización Árabes Americanos por Trump, para que fuera reelegido”, ha dicho Bishara Bahbah a la cadena alemana DW. “Lo hemos conseguido, hemos cambiado el voto de muchos árabes y musulmanes. Trump ha mostrado respeto a la comunidad y me creo su mensaje de que quiere la paz”. Esta afirmación se produjo antes de que el republicano desvelara los altos cargos de su Administración, destinada a ser la más pro-israelí y a favor de la ocupación de Palestina de la historia del país.
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