el final de una carrera de leyenda que no tuvo el final al estilo Hollywood que se merecía
He estado seguro de esto durante muchos años. Rafael Nadal Intentó acortar este pensamiento de cuál sería el momento de su retiro. Las constantes lesiones lo han llevado por un camino inevitable, un desenlace que ocurre porque su cuerpo ha dicho basta, no porque esté cansado de jugar tenis.
“Mis despedidas serán las que serán”, dijo el día antes de enterarse de que nunca volvería a jugar tenis profesional. Y efectivamente, sus despedidas fueron las que fueron y su carrera deportiva ya empieza a ser una historia bonita, una historia que nunca olvidará.
Ciertamente no fue un final idílico para uno de los mayores campeones de la historia del deporte. Se despidió perdiendo su partido y viendo perder a su equipo, la selección española de Copa Davis con el que tanta gloria alcanzó en su carrera profesional.
Pero Nadal había supuesto que no viviría una despedida perfecta, si es que tal cosa existe el día en que termina uno de los capítulos más importantes de la vida: «Los finales de las películas son normalmente para las películas americanas. Me di cuenta de que yo no tendría uno de ellos, entonces no es algo que me preocupe en ese sentido estuve preparado y eficiente. hollywood no acudió en su ayuda.
Incluso Rafa se mostró duro y crítico consigo mismo tras perder su último partido como profesional. “Viendo lo que vi de mi nivel en competición, comparado con mi forma de entrenar, si fuera capitán no me elegiría”, prosiguió al hablar de una posible participación en un hipotético próximo playoff. Exigente hasta el final.
Sentimientos encontrados
En una carrera rodeada de éxitos por todos lados, el destino quiso que el momento de la despedida de Rafa Nadal se marcara en un contexto muy diferente. La derrota y la tristeza se infiltraron en su despedida, en su último día como profesional, pero Nadal siempre podrá presumir de que hubo otros factores más importantes en su día de despedida.
Empezando por su familia. Sus seres queridos, sus seres queridos y su entorno estuvieron presentes en las gradas del Martín Carpena. Nadie podía perderse un día tan excepcional en el que pudo suceder lo que nadie quería.
Esa calidez que tanto notó a lo largo de su carrera deportiva y que él mismo reconoció en su discurso de aceptación se hizo sentir también en los momentos más difíciles.
Allí también estaban sus amigos y compañeros. Carlos Moyá, David Ferrer, Carlos Alcaraz… La selección española de Copa Davis trabajó duramente durante toda la jornada no sólo para ofrecer a España una plaza en las semifinales de la competición, sino sobre todo para alargar aún más la carrera de Rafa Nadal y retrasar su adiós.
Y el público. Desde que supimos que Nadal estaría presente en málaga para competir en la Copa Davis y allí daría sus últimas raquetas como profesional, se desató la locura. Todos querían estar allí y las butacas de Martín Carpena se convirtieron en uno de los lugares más solicitados del mundo.
“Me voy con la tranquilidad de haber -en cierto modo- dejado un legado deportivo y personal”.
Eres muy alto @RafaelNadal 🥹.#ElLegadoDeRafa pic.twitter.com/2MKfd9GUft
– Movistar Plus+ (@MovistarPlus) 19 de noviembre de 2024
Esta multitud que llenó el pabellón empujó a Rafa nada más saltar a la pista y casi le hizo llorar antes de comenzar su partido. Estas mismas personas se quedaron hasta el final, a altas horas de la noche, para presenciar un momento único, esta separación entre Nadal y el tenis al más alto nivel.
Puede que no haya sido el mejor día, pero el acto de homenaje seguro que sirvió para aliviar algo de esa sensación de preocupación que arrastraba a Rafa desde que empezó a darse cuenta de que su carrera estaba acabada.
Por un momento pudo sentirse la persona más querida del planeta, y en el vídeo final proyectado en las pantallas, distintos emblemas del deporte e incluso rivales y amigos de los últimos años en las pistas quisieron dejar claro que su legado. será imborrable. la carrera de rafa termina, pero su huella, su memoria y sus hazañas flotarán por mucho tiempo en la mente de cualquier aficionado.
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