CONGRESO FEDERAL PSOE | El PSOE asturiano, un aliado para Sánchez
La Federación Socialista Asturiana (FSA) afronta el congreso nacional del PSOE, que se celebra el 29, 30 y 1 de diciembre en Sevilla, en una situación de relativa tranquilidad. Adrián Barbón, presidente del Principado y secretario general de la FSA, logró mantener el Gobierno del Principado tras las últimas elecciones autonómicas aguantando el fuerte tirón de la derecha a nivel nacional y llegando a un pacto de coalición con IU.
Su liderazgo en el partido no está por ahora en discusión ya que sus críticos, que los hay, no están de momento organizados ni plantean desalojarle a corto plazo. “Hay Barbón para rato”, sostienen en la FSA, después de que el propio dirigente anunciase su intención de ser el candidato en los próximos comicios, en 2027. “Su liderazgo está consolidado mientras no se vislumbre una alternativa”, recalcan fuentes de la FSA. El “cupo catalán” posiblemente sea ahora su mayor temor interno, visto el recelo que genera en algunas agrupaciones locales.
Barbón es una de las pocas figuras del PSOE que se ha mantenido siempre fiel a Pedro Sánchez. El asturiano apostó por él prácticamente desde el principio. También cuando Sánchez, desalojado tras aquel agónico comité federal en 2016 que provocó la abstención para que gobernase Mariano Rajoy, anunció que volvería a presentarse a las primarias con todo el aparato del partido en contra.
Las carreras de Sánchez y Barbón, además, han ido prácticamente a la par, uno en Madrid y el otro en Asturias. El primero llegó al poder tras la moción de censura en mayo de 2018 y el segundo lo hizo un año después, cuando se presentó a sus primeras elecciones en el Principado. La relación entre ellos ha sido siempre “cercana”, según fuentes cercanas al jefe del Ejecutivo asturiano, con frecuentes mensajes y llamadas.
Para la dirección de Ferraz, Barbón es un aliado, en un contexto de fuertes presiones internas, especialmente desde Castilla La Mancha y Aragón. El jefe de los socialistas asturianos siempre ha evitado el choque directo con la dirección nacional y con el Gobierno central. También con la “financiación singular” prometida a ERC para hacer presidente de la Generalitat de Cataluña al socialista Salvador Illa, que ha sido el motivo que hizo saltar las costuras en el PSOE después de la amnistía.
Barbón adoptó en este asunto espinoso una tercera vía: no se posicionó con los críticos, pero tampoco abrazó el argumentario de Ferraz para defender el pacto con los independentistas. El presidente del Principado, presionado por la oposición en Asturias, repitió su mensaje en varias ocasiones, también en la Moncloa, tras reunirse con Sánchez. “No apoyaré nada que vaya en contra de los intereses de Asturias”, ha asegurado en numerosas ocasiones, evitando criticar el “cupo catalán”, argumentando que no tiene datos concretos sobre esa fórmula.
El debate en el socialismo asturiano respecto a la financiación ha ido subiendo de intensidad después de que varias agrupaciones locales aportasen enmiendas a la FSA de cara a la preparación del congreso federal. La más contundente fue la de Antonio Trevín, expresidente autonómico y ahora secretario general de la agrupación de Llanes, que alertó de que el plan de Ferraz es un riesgo para la “autonomía” financiera del Gobierno central y además rechaza que las comunidades que más aportan sean las que más reciban.
La FSA concretó tras una reunión preparatoria con los delegados que acudirán a Sevilla que pedirá en el congreso federal una financiación autonómica a través de una negociación “multilateral”, que suponga la ausencia de tratos “privilegiados para determinados territorios”. También rechazará la ordinalidad que pide Cataluña, es decir que la delegación asturiana se opondrá a que las regiones que más ricas sean las que más dinero reciban.
Para entender las relaciones entre los dirigentes socialistas del Principado y la dirección nacional de Ferraz hay que meter en la ecuación a un tercer elemento: Adriana Lastra, delegada del Gobierno en Asturias y vicesecretaria de Acción Política e institucional de la FSA. La riosellana fue una mandamás en Ferraz hasta julio de 2022, cuando dejó su puesto como vicesecretaria general por “motivos personales”. Sus detractores describieron aquella jugada como un “castigo” de Sánchez que ella siempre negó. Lastra tenía un embarazo de riesgo y su prioridad era regresar a Asturias, pasando a ocupar un cargo en la FSA y organizando el partido a nivel interno.
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Hasta julio del año pasado, cuando Pedro Sánchez le ofreció regresar a primera línea política, ocupando el puesto de delegada del Gobierno en Asturias y convirtiéndose así en la representante del Ejecutivo en la región. Lastra dijo “sí” esa vez, después de haber rechazado ser Ministra tras una de las remodelaciones del Gobierno que llevó a cabo Sánchez. La dirigente, uno de los principales apoyos de Barbón, es también un claro soporte para Sánchez. Conclusión: la cúspide de la FSA tiene un alto componente sanchista. Por ahora.
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