Adoro a todos mis perros, se crea un vínculo especial con ellos
El deportista moscón Abel Suárez tiene 26 años y se ha encumbrado en lo más alto del mundial de canicross, consiguiendo la plata en la competición disputada en Bardonecchia, los Alpes italianos, el pasado octubre. Una gesta que, eso sí, comparte con «Nepal», uno de los perros con los que corre y compañero en esta que es una de las pasiones de su vida.
«Eso es lo mejor. Hacerlo en equipo, con el perro. Es una sensación que no sé describir. Tengo seis perros y los adoro a todos. Pero, con los dos que compito y entreno, tengo una relación distinta. Esto te une a unos niveles extremos, las emociones se multiplican y se viven por dos. Te genera un vínculo súper especial con el perro», cuenta el deportista, emocionado por recordar la cara con la que «Nepal» le miraba al cruzar la línea de meta en los Alpes.
Lo suyo, a simple vista, les parece a algunos «correr con un perro atado a la cintura», pero es mucho más. «Es un deporte de entrenamiento prácticamente diario. Por un lado, entrenas al perro solo, como si fuera otro deportista más. También entreno yo solo y luego, los dos juntos», explica Suárez, que además trabaja como monitor en un box de crossfit.
Su pasión por el canicross empezó en la pandemia. «Acababa de traer unos cachorros a casa y, en plena pandemia, cuando no se podía salir, empecé a investigar cómo gestionar toda esa energía que tenían. Así encontré las ‘carreras con perros’ y luego dí con un club de canicross por la zona», relata el joven. Entonces, todo cambió.
«Al principio me lo tomaba como un hobby. Yo quería cansar a los perros y aprovechar para hacer ejercicio yo, pero empezamos a competir y quería más. Había soñado muchas veces con este momento, pero nunca pensé que podíamos conseguirlo», cuenta sobre el momento en que ascendió al podio mundial «con los más rápidos del mundo». Concretamente, se impuso en la categoría por relevos, junto a César Castaño y Óscar Piñeiro. «Compiten los mejores deportistas de cada nación, en bici, patín y carrera. Yo soy el que corría», explica.
Controles antidoping para el perro, razas específicas, y hasta las diferencias entre machos y hembras… El joven relata que hay todo un mundo detrás del canicross. «Es el segundo deporte de invierno con más licencias federativas después del esquí. Vamos por encima del snowboard, por ejemplo, aunque no se conoce tanto», destaca.
Bajo la estricta regla de «no adelantar nunca al perro», Suárez explica, orgulloso, los entresijos de una disciplina deportiva especialmente compleja y técnica. «El de Bardonecchia fue el circuito más duro y exigente que corrimos hasta el momento. Era una pista de esquí, súper técnica, con raíces y piedras, tienes que ir muy concentrado», asegura. Además, en el canicross «dependes de muchísimos factores». «El perro también es sensible a la lluvia, al calor o incluso afecta también si hay otros perros con los que no se lleve bien. O que huela un rastro y se quiera ir tras él. Tienes que darle las órdenes, izquierda, derecha, adelantar…», añade.
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Toda la vida quiso tener perros, pero sus padres lo «frenaban un poco». Hoy «alucinan», ríe el joven. Un campeón que será reconocido en la Gala del Deporte Moscón, el viernes 20 de diciembre. También le recibirán, este lunes, en las dependencias municipales si bien el mejor premio sigue siendo llegar a casa y encontrar el cariño y admiración con que le miran sus amigos de cuatro patas.
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