Cómo se hizo «Un año de amor salvaje», los rituales de cortejo de los animales
Un documental único sobre los comportamientos de cortejo de algunos de los animales más fascinantes de Europa durante un año
Alberto Saiz ha dirigido este emocionante documental junto con Víctor Ortega, cámara, hecha con equipos de Fujifilm para capturar momentos únicos en la naturaleza: los comportamientos de cortejo de algunos de los animales más fascinantes de Europa durante un año.
Esta extraordinaria producción audiovisual se proyectó el domingo pasado 23 de febrero en la tienda fotográfica, dentro del concurso fotográfico FIO, la Feria Internacional de Turismo Ornitológico de Extremadura. Estas son las declaraciones de los autores de «A Year of Wild Love».
¿Qué te inspiró a grabar el documental y cuál es el mensaje principal sobre el apareamiento en el mundo de los animales?
Alberto Saiz: Siempre me ha fascinado los comportamientos animales asociados con el cortejo y la reproducción. Estos son momentos en que los animales muestran estrategias sorprendentes para atraer a pareja, desde bailes y exposiciones hasta canciones y luchas. En España tenemos la gran suerte de seguir siendo una biodiversidad extraordinaria y creemos que narrar esos rituales que están sucediendo durante un año fue un enfoque muy interesante. Con «A Year of Wild Love» buscamos transmitir tanto el impulso que perpetúa la vida silvestre como el asombro que sentimos al presenciar estos comportamientos.
Pacutrada © Victor Ortega
¿Cuál ha sido la escena más impactante que has vivido grabando estos comportamientos? Y el ritual de cortejo más extraño que lograron ¿documento?
Alberto Saiz: Hemos disfrutado de cada secuencia por igual, pero una de las escenas más impactantes fue, sin duda, la lucha entre varios machos de Bustard en medio del cortejo. Mientras Víctor Ortega y yo registramos sus exposiciones, de repente, 10 hombres comenzaron una feroz confrontación para establecer jerarquías. La escena, con los campos de barbecho iluminados por la luz del atardecer, tenía una atmósfera muy cinematográfica, como si se tomara de un oeste. Fue un momento totalmente inesperado, y tuvimos la suerte de capturarlo con un impresionante nivel de detalle, algo que no siempre es posible en la naturaleza.
Sisón © Victor Ortega
En cuanto al ritual más extraño, diría que el de los camaleones comunes, que cambian de color según su estado de ánimo y adoptan actitudes agresivas si la hembra ya ha sido fertilizada. Ver esos cambios tan marcados en tiempo real fue realmente curioso y sorprendente. Nuestro amigo Manolo Castro filmó esa secuencia con gran habilidad y conocimiento, logrando capturar cada detalle de este comportamiento único.
Camaleones © Victor Ortega
¿Viviste alguna situación peligrosa con los animales durante las grabaciones? Si es así, ¿cómo lo manejaron?
Alberto Saiz y Víctor Ortega: En este proyecto no filmando especies potencialmente peligrosas, como elefantes o hipopótamos, en lugar de enfrentar situaciones de riesgo, diría que hubo algún momento de tensión. Por ejemplo, registrando el celo y las luchas de los grandes machos de ciervos rojos, estábamos buscando aviones muy cercanos, casi inmersivos, y a veces las peleas ocurrieron a unas pocas distancia. Esto significaba un cierto riesgo, ya que los ciervos, completamente concentrados en su confrontación, no podían darse cuenta de nuestra presencia y comenzar a correr hacia nuestra posición.
Ciervo © Victor Ortega
En cualquier caso, siempre priorizamos la seguridad, manteniendo la distancia correcta y el uso de teleobjetivos o cámaras remotas para minimizar nuestra interferencia.
¿Cuánto tiempo te llevó este documental?
Alberto Saiz: La producción se extendió durante 18 meses para garantizar su viabilidad, siendo una producción independiente. Como queríamos capturar cada comportamiento elegido durante todo el año, diseñamos un calendario de tiro que idealmente nos permitía documentar todo lo que estábamos buscando y tener espacio para repetir si no obtuvimos algunas de las escenas necesarias.
Alberto Saiz (DCHA) y Victor Ortega (Izda)
Desde la fase de preproducción hasta la asamblea final, ha sido un proceso laborioso, pero en este tipo de documentales, la paciencia y la ilusión son
fundamental.
¿Cómo capturó imágenes en condiciones difíciles, como cuando se elimina el sol? ¿Qué equipo ha utilizado para estos? casos?
Víctor Ortega: Al filmar la naturaleza, las condiciones de luz siempre plantean un desafío, especialmente cuando la pequeña iluminación coincide con los momentos clave de la actividad de los animales, como el amanecer o el anochecer. Para estos casos, usamos cámaras con alta sensibilidad ISO y objetivos de luz. Algunas especies nocturnas, como los sapos del corredor, toleran la iluminación artificial suave. Sin embargo, en casos más delicados, como el de la mariposa isabelina, recurrimos a las cámaras de Fujifilm con sensores modificados para usar luces infrarrojas, evitando así alterar el comportamiento de estos insectos y obtener escenas, como relaciones sexuales, que solo suceden en una oscuridad completa. .
Lince © Victor Ortega
¿Cómo capturaron los sonidos naturales sin interferencia externa?
Víctor Ortega: Para obtener sonidos sonoros, utilizamos micrófonos direccionales de rango largo y grabadoras de campo con protectores antiventure. En algunos casos, dejamos micrófonos ocultos en puntos estratégicos para capturar sonidos sin nuestra presencia. La grabación de audio en la naturaleza requiere mucha paciencia, ya que factores como el viento o el ruido humano pueden arruinar una toma perfecta. Luego, en el estudio, recreamos efectos como huellas, que son prácticamente imposibles de capturar durante la grabación en el campo.
Flamencos © Victor Ortega
¿Tenían alguna dificultad técnica o dificultad al grabar ciertas escenas?
Víctor Ortega: Como en cualquier filmación en la naturaleza, hubo contratiempos. Una de las mayores dificultades fue la climatología, ya que muchos comportamientos animales dependen de condiciones muy específicas y, en algunos casos, las predicciones climáticas no coincidieron con las disposiciones de años anteriores.
Ciervo © Victor Ortega
También hubo momentos en que la fauna simplemente no apareció donde esperábamos, lo que nos obligó a cambiar la estrategia. A nivel técnico, no tuvimos que lamentar la pérdida de metraje; Los equipos funcionaron bastante bien. Sin embargo, en otros proyectos se han producido fallas en las tarjetas
memoria o cámaras que no se iluminan debido a la humedad, entre otros problemas. El documental de la naturaleza es un género vivo que exige
adaptarse constantemente, y tal vez esa es una de las cosas que lo hace tan adictivo para aquellos que sienten pasión por contar historias del mundo salvaje
que nos rodea.
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