Suárez-Quiñones: «El 96,2% de la potencia instalada en Castilla y León es renovable. Sólo Noruega nos supera»
En un momento clave para el futuro energético de España, la Ministra de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de Castilla y León, Juan Carlos Suárez Quiñonescomenta en Libre Mercado cuáles son las perspectivas de la región con motivo de la celebración del Foro de energía de libertad digital.
— Consejero, ¿cómo describiría el contexto global en el que se enmarca la política energética actual?
Estamos viviendo uno de los periodos más complejos de nuestra historia reciente. Los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes y sus impactos económicos empiezan a ser evidentes. A esto se suma la escasez de materias primas críticas y las crisis encadenadas de los últimos años: la pandemia, la guerra en Ucrania o las tensiones internacionales. Todo esto nos obliga a responder con decisión para avanzar hacia una economía más verde, digital, cohesiva y resiliente.
— Ante este panorama, ¿qué papel juega la sostenibilidad en la actuación del gobierno regional?
La sostenibilidad debe ser la guía de nuestra acción pública y privada. No puede ser un término de moda, sino una forma de entender la vida, la economía y la sociedad. Debemos asegurar las necesidades del presente sin comprometer las de las generaciones futuras, y eso significa cambiar nuestra forma de producir, consumir y gestionar los recursos naturales.
— Usted menciona frecuentemente la economía circular. ¿Por qué es tan importante en este proceso?
Porque la economía circular es la respuesta a los grandes retos del siglo XXI. No podemos seguir con un modelo lineal basado en lo desechable. Debemos romper con la cultura del despilfarro de recursos, reducir la dependencia de materias primas no renovables y centrarnos en la reutilización y el reciclaje. La Unión Europea lleva años marcando este camino con el Pacto Verde Europeo, el Plan de Acción para la Economía Circular y el objetivo de neutralidad climática en 2050.
—¿Cómo se traduce esto en la estrategia energética de Castilla y León?
Desde la Junta trabajamos para impulsar las energías renovables como eje de una transición energética justa, competitiva y eficiente. Apostamos por un sistema descarbonizado que reduzca la dependencia de los combustibles fósiles. Nuestro objetivo es contribuir a que toda la energía producida en el país en 2050 proceda de fuentes renovables, alcanzando el 81% de generación eléctrica renovable en 2030. Y contribuimos de manera notable porque Castilla y León ya ha superado ese objetivo: en 2024 alcanzaremos el 92,8% de generación eléctrica renovable en la Comunidad.
— Castilla y León se mantiene líder nacional en energías limpias. ¿Qué datos respaldan este liderazgo?
En 2024 incrementamos nuestra producción renovable un 7,6%, hasta alcanzar los 25.142 GWh. La energía eólica representa el 46,2% del total, la energía hidráulica el 32,5% y la energía solar fotovoltaica el 12,7%. Además, el 96,2% de la potencia instalada en la Comunidad es renovable, la cifra más alta del país. Sólo Noruega, en toda Europa, supera ese porcentaje.
—¿Cómo aporta ese liderazgo al país en su conjunto?
Castilla y León genera un 55% más de energía renovable de la que consume, lo que nos convierte en la primera comunidad en producción y exportación de energía limpia. Con ello contribuimos a garantizar la seguridad de suministro del Estado y cumplir los compromisos europeos de descarbonización.
—¿Y qué impacto tiene en la industria regional?
Un golpe directo. Nuestra industria necesita acceso a esta energía verde para modernizarse y mantener su competitividad. Además, queremos que las energías renovables sean un factor de atracción de nuevas empresas a nuestros polígonos industriales. Impulsamos el autoconsumo, las comunidades energéticas y los servicios energéticos para abaratar la factura y reducir las emisiones.
— Hablando de vectores energéticos del futuro, ¿qué papel jugarán el hidrógeno, el metanol o los biocombustibles?
Serán fundamentales. El hidrógeno verde, el metanol o el SAF -combustible sostenible para la aviación- son los grandes sustitutos de los combustibles fósiles. Castilla y León cuenta con todos los elementos para liderar este cambio: sol, viento, agua, territorio, experiencia e instrumentos normativos de ordenación territorial que permitan materializar proyectos industriales de forma ágil. Además, la producción de estos combustibles generará una nueva industria química de alto valor añadido en nuestra Comunidad.
—¿Qué proyectos concretos está impulsando la Junta en esta materia?
Llevamos más de una década desarrollando proyectos de eficiencia energética y renovables. A través de SOMACYL, hemos puesto en marcha la primera planta de hidrógeno verde de Castilla y León, en el Parque Empresarial Ambiental de Soria, con una inversión de 5,8 millones y una capacidad de 364.000 kilos de hidrógeno al año. También hemos ejecutado 93 instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo y estamos trabajando en una nueva planta de biogás en Valladolid, así como una comunidad energética urbana en León y Valladolid.
—Usted mencionó los gases renovables. ¿Qué potencial tiene el biometano en Castilla y León?
La biometanización permite transformar los residuos orgánicos en biogás y, con ello, generar energía renovable gestionando correctamente los residuos y evitando emisiones. Este año el sector ha crecido un 38% y tenemos más de 60 proyectos en cartera. Castilla y León podría producir el 23% del biometano nacional.
— Pero también hay reticencias sociales a estas instalaciones, ¿cómo se abordan?
Es comprensible. Es por eso que los promotores de estas instalaciones deben hacer un esfuerzo por brindar información, pedagogía y transparencia. Hay que explicar bien a la ciudadanía que se trata de proyectos sostenibles, que generan empleo y riqueza en el medio rural y que ayudan a la gestión de los residuos orgánicos, a la competitividad de la ganadería y la agricultura y otros beneficios asociados. Tienen que tener en cuenta el territorio, la población, acercarse a él y contactar con la gente antes de cualquier acción. La clave es mantener un equilibrio entre las diferentes actividades y garantizar la protección ambiental y social. Es una tarea compleja en la que hay mucho por hacer. No debe hacerse sin el consentimiento del territorio.
—¿Qué papel juega el CO₂ biogénico en esta estrategia?
Es esencial. Desde 2022 contamos con una planta de captura de CO₂ verde en Soria, desarrollada junto con Carburos Metálicos, que aprovecha el CO₂ procedente de la biomasa forestal. Este CO₂ biogénico es la base para producir metanol y otros combustibles sostenibles, además de servir a la industria química.
— La transición energética también requiere una infraestructura eléctrica adecuada. ¿Cuál es la situación en Castilla y León?
Tenemos un problema estructural importante: nuestras redes eléctricas están diseñadas para exportar energía desde los centros de producción tradicionales y de carbono, térmica en León y Palencia y Nuclear en Garoña a regiones como Madrid y País Vasco, pero no para consumo interno. Necesitamos fortalecerlos, ampliarlos y modernizarlos y generar nuevos nodos de transformación si queremos que las energías renovables impulsen nuestra industria. Hemos pedido al Estado que incluya estas mejoras en la planificación 2025-2030 de Red Eléctrica Española, y exigiremos que se ejecuten. El Gobierno de Castilla y León está desarrollando más de 14 millones de metros cuadrados de nuevos polígonos industriales en todas las provincias de la Comunidad con una inversión de más de 250 millones de euros, y es necesario que dispongan de suficientes puntos de consumo de energía eléctrica renovable para alimentar las nuevas industrias de gases renovables, centros de proceso de datos y otro tipo de industrias electrointensivas. Es una oportunidad histórica para Castilla y León, para su desarrollo económico y social, que no podemos desaprovechar.
— En resumen, ¿cuál es la visión de futuro de Castilla y León en materia energética?
Queremos seguir siendo líderes en energías renovables, pero también queremos que esa energía sirva para transformar nuestra economía. Apostamos por una industria descarbonizada, innovadora y competitiva que genere empleo y fije población. Consolidar lo existente y sus ampliaciones, y atraer nuevos proyectos industriales. En definitiva, queremos que la transición energética sea también una transición social y económica, que mejore la vida de los castellanos y leoneses.
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