En defensa de la competencia, también en la Universidad
José Coca Prados es profesor emérito de Ingeniería Química
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La creación de nuevas universidades privadas en España ha abierto una vez más la «caja de Pandora», con comentarios despectivos y de exclusión sobre las mismas. Y han sido quienes se graduaron en ellas y a las que siguen confiando (a alguna de las más caras) la educación de sus hijos. Es el mismo comportamiento cuando las opciones son sanidad pública o privada. Para tener una cierta perspectiva sobre el tema, se hace a continuación una breve historia de las primeras universidades privadas en España, su situación en Estados Unidos y en el momento actual en España.
[–>[–>[–>Primeras universidades privadas en España.
[–> [–>[–>Los primeros centros universitarios privados nacen vinculados a instituciones religiosas y van cambiando con el tiempo. Uno de los más antiguos fue el Instituto Químico de Sarriá, vinculado a los jesuitas y que funciona desde 1905. Actualmente está integrado en la Universidad Ramón Llull (1991). En 1941 se creó la Universidad Pontificia de Salamanca, dependiente de la Conferencia Episcopal Española, con el fin de impartir estudios de Teología (algunas clases eran en latín), que no existían en la universidad pública. Hoy en día imparten varias titulaciones. En 1960 comienza la Universidad de Pamplona, vinculada al Opus Dei, con un buen número de licenciaturas, y a la que se trasladaron algunos profesores de la universidad pública. En 1963 nace la Universidad de Deusto, gestionada por los jesuitas, donde se formaron muchos universitarios vascos, ya que en aquellos años no existían universidades públicas en las provincias vascongadas. Y, en fin, en 1979 se crea la Universidad Pontificia de Comillas, asociada también con la Compañía de Jesús. A partir de la década de 1990 el número de universidades privadas ha crecido exponencialmente.
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Universidades privadas en Estados Unidos.
[–>[–>[–>Algunas de las universidades privadas en Estados Unidos tienen una historia secular. La más antigua, la Universidad de Harvard, fue creada en 1861, y tuvo en sus inicios la influencia de la iglesia anglicana, pero hoy en día es totalmente independiente. Otro centro de prestigio, más orientado a las Ciencias e Ingenierías es el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), un foco de atracción para los estudiantes más brillantes del mundo.
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Curiosamente en el ranking Shangai de universidades, entre las diez primeras hay dos europeas, Oxford y Cambridge (públicas pero con fuentes de financiación privadas) y las ocho restantes son norteamericanas, entre ellas Harvard y MIT, todas privadas. Lógicamente el ranking Shangai se realiza con una metodología muy discutible. Se da un peso excesivo a las distinciones del profesorado (premios Nobel y medallas Fields) y a las publicaciones científicas en determinadas revistas («Nature» y «Science»). Muchos departamentos de la universidad pública en EEUU tienen un gran nivel académico, son creativos en su investigación y han influido poderosamente en la orientación de sus áreas de conocimiento, mucho más que algunas de las primeras universidades en el ranking Shangai. Las universidades privadas han de captar financiación para su funcionamiento y eso conduce a que su prioridad sea conseguir y realizar proyectos (utilizando a veces a los alumnos), en detrimento de los ideales en la docencia e investigación.
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[–>Las universidades públicas y privadas en España.
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Hasta el año 1968 España contaba con 12 universidades públicas, y en ese año se crearon las universidades Autónoma de Madrid y Bilbao, a las que siguió en 1973 la Universidad de Extremadura y otras posteriormente. Las nuevas universidades provocaron un éxodo de profesores de prestigio desde las universidades tradicionales. Y se improvisó, quizás con demasiada premura, la nueva plantilla de profesores. Así se ha llegado a las 50 universidades públicas actuales.
[–>[–>[–>Las universidades privadas han aumentado desde la década de 1990 y en el periodo 2018-2025 se ha triplicado su número, llegando a las 46 universidades. Inicialmente dirigieron su actividad a títulos en áreas de Economía, algunos específicos (MBA, Máster en Administración y Dirección de Empresas, MIB, Máster en Dirección de Comercio y Negocios Internacionales, etc.), que se han ampliado a áreas como Medicina, Derecho, etc.
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La pregunta obvia sería: ¿a qué se debe la proliferación de universidades privadas? Pues si inicialmente fue para llenar nichos vacantes en las universidades públicas, actualmente es, además, para dar opción a los alumnos que, debido a su nota de corte en la selectividad, no pueden realizar sus estudios preferidos en la pública. Al no existir nota de corte en la privada, pueden ser aceptados. Un buen número de estos alumnos pertenece a la clase media, que está dispuesta a hacer esfuerzos sobrehumanos, para que sus hijos realicen los estudios que desean. Otros factores son la competitividad, disciplina, profesorado con experiencia profesional y una mejor perspectiva al final de los estudios para encontrar trabajo.
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La reacción oficial ha sido endurecer los criterios para la creación de nuevos centros privados, supervisados por las Agencias Nacionales y Autonómicas de Evaluación. El problema es que estas agencias oficiales son públicas, escasamente independientes y a veces con un cierto sesgo político. A diferencia de los EEUU, en que son independientes. Se da incluso la incoherencia de que algunos criterios que se pretenden aplicar a las universidades privadas no se cumplen en algunas públicas. ¿Cual sería la reacción si una universidad privada obtuviese la acreditación de una agencia internacional?
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La creación de universidades privadas no se podrá evitar, en el contexto actual. Y las públicas, y los gobiernos de quienes dependen, deberían reflexionar y tomar medidas para elevar su competitividad, eficacia y nivel de exigencia en la selección de profesores y alumnos. Si la universidad privada llega a desarrollar programas de investigación internacional, habrá intercambio de profesores entre la pública y la privada, que contribuirá a mejorar el nivel científico de España. Los organismos públicos necesitan ser más coherentes, menos despilfarradores de fondos públicos en asociaciones, cátedras intrascendentes y entidades de nula utilidad práctica (redundantes, al existir a nivel nacional) y dedicarlos a conseguir una mejor docencia y a la adquisición y mantenimiento de equipos de laboratorio. En todo caso, la universidad pública ya opera en ocasiones como la privada; es el caso de los másteres que imparte, muchos de ellos con un coste de matrícula bastante elevado.
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En una época en que Japón era una potencia industrial junto con EEUU un industrial americano, para justificar lo muy saludable que es la competencia, afirmó: «Si Japón no existiese, tendríamos que inventarlo». Pues habrá que aplicar este principio a las universidades privadas, en vez de hacer descalificaciones incoherentes, que consiguen el efecto contrario al que se pretende.
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