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Europa teme que la reunión entre Putin y Witkoff arroje otra campaña de presión sobre Zelenski para ceder territorios

Europa teme que la reunión entre Putin y Witkoff arroje otra campaña de presión sobre Zelenski para ceder territorios
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  • Publisheddiciembre 2, 2025




Kaja Kallasla Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, expresó este lunes su temor a que la reunión entre Steve Witkoff y Vladímir Putin conduce a una nueva ola de exigencias a Ucrania. «Me temo que toda la presión se dirigirá a la víctima, es decir, a que Ucrania haga concesiones y asuma obligaciones».

Kallas sabe bien de lo que habla: durante los dos primeros años de la guerra, fue una de las portavoces más fieles del Gobierno de Volodímir Zelenski y su defensa de la legalidad internacional en su calidad de Primera Ministra de Estonia.

Y, si alguien puede permitirse el pesimismo sobre la posición de Rusia en este conflicto y lo que supondría el apoyo estadounidense a sus peticiones, son precisamente los países bálticos, el eslabón más débil de la Unión Europea y la OTAN por su condición de fronterizos con Rusia y exmiembros de la URSS. Por poner un ejemplo, desde Narva, una de las ciudades más importantes del país, hasta San Petersburgo, apenas hay 135 kilómetros.

Kallas lamentó que la Administración Trump y, en concreto, su enviado especial, se ponga tan claramente del lado de las tesis del Kremlin, ya que supone un ataque a la carta de Naciones Unidas y parece querer imponer la ley del más fuerte en las relaciones diplomáticas.

«Si esto funciona… veremos que quien tiene el poder obtiene lo que quiere, y eso no es bueno para la mayoría de los países del mundo», dijo en una conferencia de prensa.

La reunión Macron-Zelensky en París

El pesimismo de Kallas, un pesimismo forjado durante décadas de lucha contra la propaganda rusa y sus amenazas imperialistas, contrasta con el optimismo de Emanuel Macronel presidente francés. Macron, muy disputado en su país, pero respetado en el exterior, nunca ha renunciado a hacer valer las posiciones francesas en el tablero geopolítico en un momento en el que parece que todo pasa por Estados Unidos, Rusia, China y, en ocasiones, las monarquías de Oriente Medio.

Macron, que intentó frenar la guerra hasta el último momento con varios encuentros y conversaciones con Putin en las semanas previas, y es el principal impulsor de la llamada Coalición de Dispuestos en Apoyo a Ucrania, se reunió este lunes con Zelensky para mostrarle una vez más su apoyo.

En un alarde de pensamiento mágico, el presidente francés afirmó que espera trasladar a Estados Unidos los acuerdos alcanzados con Ucrania y reiteró que sus tropas están preparadas para actuar como garantía de seguridad ante cualquier alto el fuego con Rusia.

Aunque la relación entre Macron y Trump siempre ha sido excelente y, en su momento, se podría haber dicho lo mismo de su relación con Putin, lo cierto es que estas palabras sólo reflejan una visión poco realista de la situación. Ni Rusia aceptará jamás tropas de la OTAN en el país vecino… ni la Casa Blanca contradecirá al Kremlin en un aspecto tan importante.

Lo que Trump busca es otra paz que firmar a cualquier precio y volver a hacer negocios lo antes posible. Exactamente lo mismo que busca Witkoff.

La otra pelea por Donbass

El enviado especial improvisado –recordemos que, inicialmente, el designado era el general retirado Keith Kelloggpero Moscú lo vetó por no ser lo suficientemente sumiso—mantuvo una conversación telefónica con Zelensky en el marco de las negociaciones que mantuvo una delegación ucraniana encabezada por Rüstem Umerov está siguiendo con marcorubio y el propio Witkoff en Miami. El objetivo es llegar a un acuerdo que luego pueda ser transferido a Putin en Moscú.

No ha trascendido el contenido de la conversación, así como las negociaciones, aunque Rubio se ha mostrado muy optimista, como suele ser habitual.

Se ha filtrado, sin embargo, que el objetivo sería establecer una línea de contacto entre Rusia y Ucrania que podría servir para establecer allí el alto el fuego. Esa es la posición que Trump viene defendiendo desde hace tiempo y, de hecho, tras su reunión con Putin en Alaska, ya intentó trazar líneas con Zelensky y sus aliados europeos en la Casa Blanca. No ayudó mucho.

Y no ayudó, básicamente, porque Putin tiene su propio sentido de lo que es la justicia territorial y eso incluye, como mínimo, el Donbas, tanto la parte conquistada como la parte que aún no ha sido conquistada y que podría tardar años en apoderarse de ella.

Aunque el Kremlin —y a veces Washington— insiste en que «tarde o temprano, Ucrania va a perder esos territorios», la verdad es que Slaviansk y Kramatorsk están preparados para una lucha muy larga que Rusia, por supuesto, no puede dar por sentada.

La crisis interna de Zelensky

Es de esperar que Putin vuelva a comunicar estas condiciones a Witkoff y que éste las encuentre fantásticas. Lo que no está claro es que ni siquiera eso sea suficiente para Moscú.

Hay que recordar que el llamado Plan Trump, que, en realidad, fue la traducción de un plan ruso transferido por Kirill Dmítriev El propio Witkoff tampoco llamó especialmente la atención del presidente ruso. Aunque ya incluía la transferencia de todo el Donbás a Rusia, Putin simplemente pensó que era «un buen punto de partida». Sin más.

Todo lo que no sea un escenario similar al que describió Kallas en su conferencia de prensa será una verdadera sorpresa.

Putin llegará con una propuesta máxima, Witkoff la suavizará mínimamente, Putin le dirá que, bueno, puede ser, y Witkoff correrá con entusiasmo para decírselo a Trump ahora. JD Vance que la paz está a sólo un paso de distancia. A continuación, Trump llamará a Zelensky o lo amenazará en las redes sociales, estableciendo un ultimátum que ni Europa ni Ucrania aceptarán. Etcétera.

Actualmente, y teniendo en cuenta la fragilidad del Gobierno de Zelensky tras los casos de corrupción que han acabado con su número dos, Andriy YermakEs poco probable que Putin quiera alcanzar algún acuerdo de paz.

Su gran opción es la ruptura del Gobierno de Kiev y el surgimiento de algún movimiento prorruso que tome el poder o lo influya lo suficiente como para aceptar una dependencia de facto de Moscú, al estilo de Alejandro Lukashenkoy así evitar tener que enviar más hombres a morir al frente.



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