Las pruebas que los médicos internistas recomiendan a las mujeres antes del embarazo y la menopausia
Las enfermedades cardiovasculares son la causa de más del 30% de las muertes femeninas en España. Son la primera causa de muerte entre las mujeres en nuestro país. Aunque las mujeres sufren un 6% más de muertes por causas cardiovasculares que los hombres, y esto en … En los últimos años ha aumentado entre los menores de 55 años; están poco estudiados, poco reconocidos, infradiagnosticados y casi no están representados en los ensayos clínicos.
En este contexto, los internistas advierten que las mujeres deben someterse a las mismas pruebas específicas que los hombres monitorear su salud cardiovascular y reportar dos momentos importantes en su vida para iniciar este monitoreo: antes del embarazo, y durante la menopausia, para poder lograr una buena prevención primaria de eventos cardiovasculares.
En ambos periodos, la mujer presenta muchos cambios en su cuerpo, en la distribución de grasas, aumento de peso, cambios en el metabolismo del estradiol y resistencia a la insulina, entre otros, que aumentan este riesgo. Así fue presentado durante la mesa redonda “Enfermedades cardiovasculares en la mujer: nuevos retos”, celebrada dentro del 46 Congreso de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y el 39 Congreso de la Sociedad Andaluza de Medicina Interna (SADEMI), del 26 al 28 de noviembre en Córdoba.
“La evolución de los riesgos cardiovasculares a lo largo de la vida de la mujer está asociada a la fisiopatología del sexo femenino, con algunas fechas clave que determinan el riesgo como la menarquia, el embarazo, el posparto o llamado 4º trimestre (4T), la menopausia y la vejez. Las hormonas sexuales juegan un papel fundamental. Los factores de riesgo son hipertensión (HPB); diabetes, dislipidemia, ovarios poliquísticos, abortos, nacimientos prematuros, tabaquismo, obesidadEL ansiedad y enfermedades autoinmunes, entre otras», explica la doctora Almudena Hernández Milián, del servicio de medicina interna del Hospital Son Llàtzer, de Mallorca.
En concreto, «dos falsos mitos sobre la salud cardiovascular de la mujer son la idea de que, por su fisiopatología, están protegidas frente a eventos cardiovasculares y que, al tener un nivel de colesterol HDL más elevado, estarían menos expuestas a estos eventos. Otro hecho es que la población desconoce las diferencias clínicas entre eventos cardiovasculares en hombres y mujeres», añade la experta.
Ante esta realidad, las mujeres deberían someterse a las mismas pruebas específicas que los hombres para controlar su salud cardiovascular antes del embarazo y durante la menopausia. Sin embargo, «actualmente las campañas de prevención cardiovascular no están suficientemente enfocadas a las mujeres, que actualmente están poco estudiadas en ensayos clínicos. Además, la misma mujer tiene una baja percepción de los factores de riesgo cardiovascular y de los síntomas de diferentes eventos cardiovasculares», explica el doctor Hernández Milián. Según él, son los internistas quienes deben controlar los factores de riesgo cardiovascular de las mujeres, porque «consideran a la paciente como un todo». “Realizamos una valoración completa, con su historia clínica, una exploración física y pruebas adicionales, que pueden abordar, en función de los resultados, cualquier factor cardiovascular en prevención primaria y secundaria”, añade el doctor Hernández Milián.
Riesgo cardiovascular y embarazo
Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer se prepara para dar a luz a una nueva vida y se producen muchos cambios fisiológicos, pero el sistema en el que estos cambios son más profundos es el sistema cardiovascular. El cuerpo materno aumenta el gasto cardíaco y las arterias de la madre se «relajan» debido a las hormonas y para resistir la sobrecarga adicional necesaria para nutrir al feto. Sin embargo, esta adaptación del cuerpo materno puede producirse de forma inadecuada y, como consecuencia, pueden aparecer problemas cardiovasculares maternos, explica el Dr. Pascual Císcar Fernández, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario La Fe de Valencia.
Cuando la placenta se está formando, entre las semanas 12 y 16, ciertos factores pueden hacer que las arterias del útero aporten poca sangre para nutrir al feto. La placenta percibe esta falta de irrigación y libera sustancias de alarma en la sangre materna y que dañan órganos como el hígado, los riñones o el cerebro, provocando hipertensión arterial, pudiendo provocar también complicaciones como hipertensión gestacional o preeclampsia.
Los internistas destacan que existe un perfil de mujeres con mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares asociadas al embarazo. Estos problemas afectan entre el 5 y el 10% de los embarazos y no sólo están relacionados con enfermedades previas de la madre, como hipertensión arterial, diabetes o enfermedades autoinmunes, sino también con tratamientos hormonales, fecundación in vitro y donación de óvulos. Se ha demostrado que Algunas lesiones arteriales persisten después del embarazo. y que los resultados adversos del embarazo (preeclampsia, diabetes gestacional y desprendimiento prematuro de placenta, etc.) se consideran hoy factores de riesgo emergentes para la salud de la mujer, asociados a una mayor probabilidad de padecer cardiopatía isquémica, enfermedad renal crónica o demencia vascular 5 a 10 años después de padecer estos trastornos.
“También se descubrió que el desarrollo de estos problemas durante el embarazo afectaba posteriormente a los hijos de estas pacientes, quienes tenían una mayor prevalencia de presión arterial alta en los jóvenes y problemas cardiovasculares en comparación con la población general. Se establece un continuo cardiovascular materno-fetal del que aún queda mucho por aprender y describir”, explica el doctor Císcar.
Además, en mujeres con factores de riesgo conocidos, es fundamental lograr el embarazo con la enfermedad bajo control. “En el primer trimestre, una detección de preeclampsia y, en casos de alto riesgo, se inicia tratamiento con aspirina en dosis bajas, que ayuda a prevenir o retrasar estas complicaciones. Además, mantener una dieta equilibrada basada en la dieta mediterránea y hacer ejercicio durante el embarazo son medidas que ayudan a reducir riesgos”, concluye.
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