Aprobada la quita de la deuda tras el plantón de todas las regiones del PP
Se preveía una bronca y acabó siendo un plantón. El Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF), que es el órgano en el que se sientan Hacienda y las comunidades autónomas en materia de fiscalidad, dio luz verde ayer en Madrid a la quita de parte de la deuda de las regiones, como exigían los independentistas catalanes. Lo hizo con el voto afirmativo de Asturias, comunidad para la que se plantea una condonación de 1.508 millones de euros. En total, para todas las regiones, Hacienda prevé 83.252 millones de quita, siendo las más beneficiadas Cataluña y Andalucía.
Pero el cónclave, celebrado en una de las sedes del Ministerio de Hacienda, en el paseo de la Castellana, quedó marcado por el plantón a la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda María Jesús Montero por parte de todas las comunidades en las que gobierna el PP, que critican la quita y acusan al Gobierno central de estar sometido a los partidos separatistas.
Los 14 consejeros populares, que representan a la mayoría de las regiones, acudieron a la reunión, que se celebró a puerta cerrada, pero una vez dentro anunciaron que la abandonarían sin votar siquiera el asunto de la quita. «No vamos a aceptar esta trágala», aseguró Miguel Corgos, consejero de Hacienda de Galicia y el dirigente popular que anunció el plantón en la reunión, al ser también el vicepresidente del consejo (debutó ayer en ese puesto). El Gobierno, en cualquier caso, ya tenía garantizada que la condonación saldría aprobada, ya que solo necesita un voto afirmativo al tener mayoría en el consejo. Las regiones socialistas, como Asturias, ya habían anunciado el «sí» y la reunión se completó únicamente con representantes del PSOE. Ahora, la condonación continúa su recorrido y debe ser aprobada en el Congreso, un trámite para el que el Gobierno necesita aunar sus frágiles aliados parlamentarios. El Gobierno espera que esa ley orgánica esté aprobada este año. Paralelamente, Hacienda abrirá un periodo de reuniones individuales con las comunidades autónomas, para negociar los detalles de cada quita. «No hay deuda igual», advirtió Montero, que estima que las autonomías se ahorrarían 7.000 millones de euros en intereses.
El plantón del PP provocó la reacción airada de la Ministra, que compareció tras la reunión. «Ha sido una deslealtad inédita y una falta total de sentido de Estado y responsabilidad. Los consejeros y consejeras del PP se han ausentado y cabe suponer que han preferido irse antes de quedar retratados por una medida que ellos mismos pedían», destacó Montero, que lo tildó como una «dejación de funciones». Guillermo Peláez, consejero de Hacienda del Principado, había dicho antes algo similar. «Han decidido levantarse e irse de forma abrupta porque hubiese sido feo votar que no y luego coger el dinero. Por eso se han ido», dijo el también portavoz del Gobierno regional. Esa tesis, la de que los consejeros populares optaron por ausentarse para no votar en contra y en el futuro aceptar la quita, era la más repetida ayer entre los socialistas. El plantón tuvo lugar cuando faltaban diez minutos para las cinco de la tarde y ni siquiera se llevaba una hora de reunión.
María Jesús Montero leyó el acta del CPFF, se formalizó el cónclave y cuando se iba a tocar el punto cinco, el que tiene que ver con el impuesto a la banca, tomó la palabra Miguel Corgos, consejero de Hacienda de la Xunta de Galicia, que estaba sentado justo al lado de Guillermo Peláez. Según fuentes de la reunión, Corgos criticó el orden del día y que la quita fuese una petición del independentismo, para anunciar acto seguido que los consejeros iban a abandonar la sala, para sorpresa de los dirigentes socialistas presentes en la reunión. Montero, según asistentes, le preguntó a Corgos si podría replicar su argumento, algo que rechazó el popular. Entonces, mientras los representantes populares se retiraban de la sala, la propia Ministra les advirtió de que sus votos serían considerados como abstención. Según dijo Montero después en un corrillo con los periodistas, si los consejeros del PP no hubiesen acudido al Consejo, este no se podría haber celebrado al no existir cuórum.
Tras abandonar la sala, los consejeros del PP posaron juntos en las escaleras del Ministerio y criticaron al Gobierno. «No compartimos esta forma de proceder y que se traigan temas negociados en otros foros», argumentó el gallego Corgos. Además, aseguró que «se han empezado a tratar temas que son impropios de este consejo», en referencia a la norma que grava delitos bancarios. «El orden del día no lo ha fijado la Ministra, lo ha fijado Esquerra Republicana», se quejó. Otros consejeros del PP se expresaron en términos parecidos. Rocío Albert, consejera de Hacienda de la Comunidad de Madrid, pidió «un nuevo modelo de financiación». Además, hubo regiones como Baleares o Andalucía que se abrieron a rechazar la quita. «Las deudas hay que pagarlas», dijo la andaluza Carolina España.
En las filas socialistas se respiraba unidad. Peláez verbalizó el sí de Asturias, aunque hizo saber que en opinión del Principado «lo más justo hubiese sido que el 100% (es del 75%) de los fondos se hubiesen repartido conforme al criterio de la población ajustada, y así se lo dijimos a la Ministra». Según el portavoz, el Principado votó sí por «responsabilidad». A diferencia de otros asuntos, como el de la amnistía, el Gobierno ha conseguido unidad entre sus filas respecto a la deuda. «La condonación es muy positiva», aseguró Juan Alfonso Ruiz Molina, consejero de Hacienda de Castilla y León, región gobernada por Emiliano García-Page (PSOE), muy crítico con Sánchez. El propio Page refrendó la quita tras la reunión. «Me parece justa la condonación, sería el primero en alzar la voz si fuese una financiación para Cataluña», dijo.
Flores de Montero a Peláez y carreras por el pasillo
El Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) celebrado ayer en Madrid, marcado por el plantón de los consejeros del PP, dejó varias escenas pintorescas en un contexto de batalla política entre los dos grandes partidos. Poco antes de las cinco los mensajes empezaron a llegar a cuentagotas de asistentes de la reunión, que advertían que los representantes populares se estaban levantando de la mesa. Lo confirmaron los propios dirigentes, que mucho antes de lo esperado (se preveía un consejo que durase varias horas, teniendo en cuenta que interviene cada consejero) desfilaron por la puerta y bajaron a la primera planta del edificio. El pasillo se transformó entonces un circuito improvisado de carreras, con periodistas de aquí para allá y consejeros en cada esquina criticando la quita de la deuda. La reunión proseguía mientras tanto, pero solo con Asturias, Castilla y León y Cataluña, gobernadas por el PSOE, con Navarra y País Vasco de observadores, ya que no forman parte del régimen común. «Está siendo surrealista», resumía un asistente a la reunión. Guillermo Peláez, al que Montero calificó de «buen consejero», participó en el cónclave y, según presentes, le dijo cara a cara a la ministra que Asturias hubiese preferido una quita teniendo solo en cuenta los habitantes ajustados.
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