Así era la dieta de los españoles en la época de Cristóbal Colón
Mientras esperamos el estreno del documental que revelará el verdadero origen de Cristóbal Colón (noticia anunciada por primera vez por muy interesante Hace apenas unos días), resulta interesante repasar la vida cotidiana en la España del siglo XV, una época marcada por la expansión territorial, el auge del comercio y, sobre todo, los viajes que cambiarían para siempre el curso de la historia. Sin embargo, ¿Qué comían los españoles en la época de Colón? La gastronomía de la España de finales del siglo XV, profundamente influenciada por las tradiciones medievales, la religión y el acceso a ingredientes locales, estuvo a punto de transformarse radicalmente con la llegada de productos del Nuevo Mundo. Pero antes de que esto sucediera, la dieta española era un reflejo de su época: una mezcla de tradición, religiosidad y disponibilidad de recursos.
El pan: el rey de la mesa española
El pan era el alimento básico de todas las clases sociales en la España del siglo XV. Se consideraba no sólo una fuente de nutrición, sino también un símbolo de estabilidad y estatus. Las clases más pudientes disfrutaban de panes blancos y refinados hechos de trigo, mientras que las capas más humildes tenían que conformarse con panes oscuros y densos, elaborados con mezclas de cebada, centeno o avena.
En las zonas rurales, muchas familias producían su propio pan, pero en las ciudades el acceso al trigo era limitado y, a menudo, estrictamente controlado para garantizar su disponibilidad en los mercados.
Este alimento no sólo nutría los cuerpos, sino que también servía como indicador de las divisiones sociales. según el libro En la primera mesa: alimentación e identidad social en la España moderna por Jodi Campbell, Las comunidades urbanas y rurales mantuvieron un sistema de producción de pan basado en la jerarquía y el control. En zonas urbanas como Valencia, los hornos comunales eran lugares de reunión, donde las familias llevaban su masa para hornear a cambio de una porción del producto, lo que no sólo reflejaba las estructuras sociales, sino que también ayudaba a regular la economía local.
Legumbres y cereales: la base de la dieta diaria
Además del pan, Legumbres como garbanzos, lentejas y judías formaban parte esencial de la dieta diaria de los españoles.. Estos ingredientes aportaban una rica fuente de proteínas y eran un componente clave de guisos y guisos, platos que podían enriquecerse con pequeñas cantidades de carne o pescado, según disponibilidad. Las gachas de avena, elaboradas a base de cereales como el trigo o la cebada, también formaban parte del menú diario, especialmente entre las clases más humildes.
Estos platos no sólo tenían una función nutricional, sino que, como se explica en un artículo publicado en Revista Estadounidense de Antropología FísicaReflejó también la organización social y las prácticas económicas de la época. En Valencia, por ejemplo, el acceso a productos como legumbres y cereales estaba regulado por las autoridades locales, que supervisaban su distribución y aseguraban el abastecimiento de las ciudades.
La influencia de la religión en la dieta.
La Iglesia católica jugó un papel fundamental en la vida cotidiana en la España de finales del siglo XV, y la alimentación no fue una excepción. La cuaresma, los días de ayuno y las festividades religiosas marcaban los ritmos de lo que se podía y no se podía comer. Durante los días de abstinencia se prohibió el consumo de carne, lo que propició una mayor ingesta de pescado y alimentos vegetales.
El pescado, especialmente el bacalao salado y el arenque, eran cruciales para satisfacer las demandas religiosas.y su consumo se extendió por todo el territorio, incluso en regiones alejadas del mar. La conservación del pescado en sal permitía transportarlo fácilmente desde las zonas costeras a las del interior, convirtiéndolo en un alimento accesible y popular durante los periodos de ayuno.
Según Jodi Campbell, El pescado también era un símbolo de virtuosismo y pureza en la mentalidad cristiana de la época. Su consumo estaba vinculado a la idea de moderación y disciplina, virtudes que eran exaltadas durante las festividades religiosas. Los nobles y los comerciantes ricos celebraban banquetes de pescado durante estos períodos, no sólo por devoción, sino también como una forma de mostrar su riqueza y conexión con los preceptos de la Iglesia.
El pez era también símbolo de virtuosismo y pureza en la mentalidad cristiana de la época.
Carne: un lujo para ricos
El acceso a la carne, por otra parte, era un signo de riqueza y estatus. Los nobles y los ricos podían permitirse el lujo de consumir carne con frecuencia, especialmente carne de vacuno, cordero y cerdo. Estos animales no sólo proporcionaban alimento, sino que también eran fuente de productos derivados como embutidos y mantequilla, que se utilizaban en la preparación de numerosos platos.
Los cerdos, en particular, eran muy valorados por su versatilidad. Producían productos esenciales como el jamón y la morcilla, que podían conservarse durante largos períodos, lo que los convertía en una fuente crucial de proteínas para las familias adineradas. Sin embargo, El consumo de carne se limitaba a las clases bajas, que dependían más de las gachas, las legumbres, las verduras y el pescado para nutrirse.
El acceso a la carne, por otro lado, era un signo de riqueza y estatus.
En su investigación, Michelle M. Alexander y su equipo señalan que La desigualdad en el consumo de carne reflejaba las diferencias económicas y sociales de la época. Mientras que los campesinos apenas podían permitirse el lujo de comer carne en días especiales, los nobles celebraban su estatus con grandes banquetes donde la carne era el plato principal, acompañada de vino y especias exóticas.
Vino y especias: símbolos de poder y lujo
El vino era la bebida preferida en España a finales del siglo XV, consumida tanto por ricos como por pobres. Sin embargo, Las clases altas tenían acceso a vinos de mejor calidad, a menudo condimentados con canela, clavo y miel, lo que añadía un toque de lujo a sus banquetes. Por el contrario, las clases bajas se conformaron con vino más barato o, en algunas regiones, cerveza o sidra.
El uso de especias, que se obtenían mediante el comercio con Oriente, era otro símbolo de estatus. Los ricos podían permitirse el lujo de añadir azafrán, pimienta y jengibre a sus platos, mientras que los pobres se limitaban a condimentos locales como ajo, cebolla y perejil. Este acceso a ingredientes exóticos no sólo reflejaba poder económico, sino también prestigio social, ya que las especias eran vistas como un signo de sofisticación y buen gusto.
Las clases altas tenían acceso a vinos de mejor calidad, a menudo condimentados con canela, clavo y miel, lo que añadía un toque de lujo a sus banquetes.
Un cambio inminente: el impacto del Nuevo Mundo
Aunque en tiempos de Cristóbal Colón alimentos tan esenciales como el tomate, la patata y el cacao aún no habían llegado a Europa, su descubrimiento y posterior introducción cambiaría para siempre la dieta española. Estos productos, originarios del Nuevo Mundo, transformarían la cocina y los hábitos alimentarios de España, creando la base de lo que hoy conocemos como gastronomía española.
El regreso de Colón marcó el inicio de un intercambio alimentario que revolucionaría no sólo la cocina española, sino también la europea en su conjunto. Ingredientes como el maíz, el cacao y la pimienta se convertirían en protagonistas de la dieta de las siguientes décadas, transformando para siempre los hábitos alimentarios de la península.
Referencias:
- Alexander MM, Gerrard CM, Gutiérrez A, Millard AR. Dieta, sociedad y economía en la España medieval tardía: evidencia de isótopos estables de musulmanes y cristianos de Gandía, Valencia. Am J Phys Anthropol. 2015;156(2):263-273. doi:10.1002/ajpa.22647
- C. Jodi. En la primera mesa: alimentación e identidad social en la España moderna. Estudios culturales modernos tempranos. Prensa de la Universidad de Nebraska. doi.org:10.2307/j.ctt1hhfnq1
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí