China y la guerra de Sun Tzu
La guerra comercial entre China y Occidente se mantiene pero parece que no llega más allá. Fiel a la historia, se diría que el Gobierno de Xi Jimping aplica al dedillo las enseñanzas del general Sun Tzu, que en su reconocida obra escrita en el siglo V antes de Cristo ‘El arte de la guerra’ describe las claves para hacer negocio o lograr el triunfo en cualquier confrontación. Mientras Occidente, y en especial EEUU o Rusia, han tendido históricamente a la guerra como vía para mantener su poder, Sun Tzu explica en su tratado de estrategia militar que «la mejor victoria es vencer sin combatir», y que lo más importante en cualquier conflicto es solucionarlo. El general expone que el éxito en la guerra se logra casi siempre a través del engaño.
[–>[–>[–>Frente a los que pronostican la próxima invasión de Taiwán por parte de China, el gigante asiático no cede en sus aspiraciones históricas pero mantiene la supremacía en el comercio con el territorio en disputa. No necesita ninguna guerra para beneficiarse de Taiwán y el 90% de la producción de chips del pequeño estado insular se destina a firmas chinas.
[–> [–>[–>Otro ejemplo banal de esa practicidad china lo percibe cualquier turista en su propio hotel. Ante las supersticiones que aseguran que el cuatro es número de mal fario, los chinos tienden a eliminarlo de los botones de los ascensores y se acaba el problema. Otra muestra del estilo chino se dibuja en su propia lengua común (hay más de 1.000 lenguas en China). Cualquier estudiante de chino simplificado habrá percibido en las tres primeras semanas de enseñanza que su profesor todavía no le ha dicho cómo se traduce la palabra más habitual en Occidente: ‘no’. Y es que los chinos se resisten como gato panza arriba a la hora de negar algo de manera taxativa, la negociación ante todo. Así que el ‘Bu’ o ‘不’ a secas es raro y en ocasiones visto casi como rasgo de mala educación si se expresa en según que circunstancias. El ‘no’ siempre tiene en China un contexto que lo abraza y lo suaviza, para abrir posibilidades futuras de enmienda.
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Grandes posibilidades
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La mejora de las relaciones económicas entre España y Catalunya con China, con los Reyes como avanzadilla, estará envuelta en paciencias y buenas formas. Si hay negocio propio, el negociador chino abrirá a Occidente grandes posibilidades de desarrollo. Algunos expertos en China, como el empresario Adrián Díaz, explican que la situación de las grandes fábricas chinas es actualmente adecuada para lograr buenos acuerdos por parte de Occidente. La idea es que ante la necesidad de mantener a pleno rendimiento la capacidad productiva, los flecos de producción pueden servir para ofrecer precios competitivos a nuevos clientes. Los productos que no son asumidos por el mercado chino pueden salir al exterior a precios sin competencia. Los tiempos en los que Occidente enseñaba a China ya han pasado y el liderazgo chino en el sector del automóvil o en computación es solo el entremés.
[–>[–>[–>Mejores oportunidades
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Las futuras oportunidades en China pueden estar en aquellos sectores dominados por el Estado y que van a abrirse más a la inversión privada. Se están aumentando los límites de propiedad y la flexibilización de las barreras a la inversión. Buena parte de esas oportunidades están en las tecnológicas y la inteligencia artificial, los ferrocarriles, oleoductos, en infraestructuras urbanas y en lo que en China se conoce como la economía de baja altitud (actividades aéreas por debajo de los 1.000 metros de altura) y los servicios de comunicaciones por satélite, entre otros.
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Nuevo proyecto inmobiliario en Pudong (Shanghai). / E.L.A.
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Competir con los precios chinos
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Según el analista Philippe Waechter, economista jefe en Ostrum AM, especializada en la gestión de activos institucionales e inversión, el reto de los próximos años para las empresas europeas será competir con los productos chinos, por su buena relación calidad precio. Waechter destaca que China está reorientando su actividad y seguirá utilizando las exportaciones como mecanismo de ajuste debido a la debilidad de la demanda interna y al exceso de capacidad. Es necesario encontrar mercados para los productos manufacturados. Esa reducción de la demanda interna de China se debe al crecimiento limitado del consumo de los hogares, la aún baja inversión inmobiliaria y la transformación de la inversión industrial debido a la madurez del sector automovilístico. Con una capacidad de producción de 60 millones de vehículos, China no puede comercializar lo producido si sigue a pleno rendimiento y necesita exportar coches a toda costa. Muchas de las marcas chinas desaparecerán y algunas intentarán conquistar nuevos mercados para evitar el cierre. El crecimiento interno de China provendrá principalmente de su sector tecnológico, que es un elemento clave del plan quinquenal recientemente presentado por Xi Jimping.
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[–>Coqueteando con la deflación
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La baja demanda, comparada con la capacidad de producción, hace que China esté coqueteando con la deflación. La tasa de inflación subyacente se sitúa cerca del 0% y los precios de producción cayeron un 2,1% en octubre. Sobre una base de 100 en 2019, el índice de precios de producción en China es de 101,4, mientras que en la zona euro era de 135 en septiembre. El impacto de los aranceles estadounidenses es evidente, pero se presume que algunos de los flujos de productos pasarán por terceros países para llegar a EEUU minimizando los efectos. China sigue siendo territorio de oportunidades, con permiso de otros países del sudeste asiático con estructuras de costes de producción mucho menores. España hace bien en sembrar buenas relaciones en Asia, que pueden desembocar en mayor dinamismo económico gracias a un líder mundial que aplica al dedillo las enseñanzas del general Sun Tzu, pero con la experiencia acumulada en 2.500 años.
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