CÓMO LIMPIAR ÓXIDO METAL | Adiós a los productos químicos: esta es la mejor forma de quitar (para siempre) el óxido del metal
La limpieza es una actividad esencial en nuestras vidas diarias, no solo para mantener un entorno agradable a la vista, sino también para garantizar un espacio saludable y libre de enfermedades. A lo largo de los años, y con la aparición de las redes sociales, las prácticas de limpieza han evolucionado significativamente, pasando de métodos tradicionales a técnicas más avanzadas y productos especializados.
Hoy en día, son muchos los remedios caseros que siguen siendo útiles para mantener nuestro hogar, por ello, a continuación te presentamos algunos que acaban con uno de los problemas más molestos. La limpieza en casa requiere un trabajo y un mantenimiento constantes y, mientras hay tareas que muy fáciles de hacer, otras se convierten en un auténtico dolor de cabeza.
Por suerte, hay cientos de perfiles en las redes sociales de personas con una larga experiencia en el cuidado del hogar que comparten métodos más baratos, sencillos y rápidos para ponerse manos a la obra con la suciedad acumuladaen cualquier rincón. A continuación, te detallamos cómo puedes acabar con este incidente tan común y difícil de solucionar: las manchas de óxido en superficies de metal.
Solo necesitarás dos productos
Para eliminar el óxido de una superficie metálica, existen muchos remedios caseros, pero te enseñamos cómo preparar dos de los más eficaces. No hay riesgo asociado a ninguno de ellos, pues se preparan con ingredientes que ya tienes en casa y no suponen ningún daño para el organismo.
Lima y sal
En un pequeño recipiente, mezclar el zumo de una lima con un par de cucharadas de sal podrá ser la solución a esas manchas cobrizas en superficies de metal. Empapa un paño en la solución y frota la zona oxidada hasta que desaparezca el color.
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Bicarbonato de sodio y vinagre blanco
Si hay dos ingredientes que, combinados, acaban con cualquier tipo de mancha y problema del hogar, esos son bicarbonato de sodio y vinagre blanco. En un recipiente, mezcla una cucharada de ambos hasta formar una pasta que deberás aplicar sobre la superficie afectada. Deja reposar y, tras unos instantes, retira con un cepillo que ya no uses y aclara la zona.
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