El Alimerka Oviedo Baloncesto descarrila en Burgos (106-81)
El Alimerka Oviedo Baloncesto dio en los dos primeros cuartos del partido que perdió por 106-81 ante el Tizona Burgos una de sus peores imágenes en mucho tiempo. Un primer tiempo que acabó con un dolorosísimo 60-32. La reacción en el tercer parcial -llegaron a bajar la desventaja de los diez puntos y se fueron al último cuarto 80-69- parecía que al menos iba a servir para curar un poco la herida sufrida por el destrozo padecido en los dos primeros, pero se quedó en un espejismo cuando en un abrir y cerrar de ojos Lance Jones anotó 14 puntos y lo dejó todo visto para sentencia.
Es algo evidente que en una competición como la Primera FEB y ante un rival como el Tizona Burgos no se pueden regalar dos cuartos como hizo el OCB, que comenzó a jugar veinte minutos tarde. Nada funcionó en el equipo de Oviedo, sin rastro de la intensidad defensiva que había mostrado en los dos partidos anteriores, lo que permitió que los tiradores de Burgos se sintieran cada vez más cómodos para meter triples: Jaime Rodríguez metió 5 de 6, Lance Jones 5 de 11, Jaume Lobo 3 de 5… Al final, el equipo burgalés acabó con un espectacular 17 de 33 en lanzamientos de tres. Si ya es difícil ganar a un equipo con tanta amenaza, si no le echas energía y carácter la empresa se convierte en imposible.
Fue un partido pobre de muchos jugadores del equipo de Oviedo, con un Valinotti errático y perdido, un Ike Nweke siempre a destiempo, un Marc Martí que todavía no ha cogido el tono físico tras su lesión y un Devin Hutchinson totalmente fuera del encuentro. Del carro tiraron los de siempre: Raúl Lobaco, que fue el motor del equipo en el tercer cuarto; Dan Duscak, el único capaz de poner orden en el ataque del OCB; Mikel Sanz y Francisco Amarante, los dos muy fallones pero que al menos le pusieron coraje especialmente en los momentos en los que se atisbó una heroica remontada; algunos momentos de Bercy y, la única noticia positiva para el equipo carbayón, una actuación más que notable de Löic Menuge, el único que tuvo algo de acierto exterior y que también fue valiente a la hora de postear y sacar algunas canastas en la pintura.
Pero en este equipo, con uno de los presupuestos más bajos de la categoría, no vale con que estén unos pocos. Se necesita una buena versión de todos para sumar victorias, especialmente a domicilio y ante rivales como el Tizona Burgos, un gran equipo pero que en principio está un poco por debajo de los grandes trasatlánticos de la competición. Este equipo está obligado a competir siempre para aprovechar cada oportunidad que se le presente de ganar, como hizo la anterior jornada en la cancha del Valladolid.
El trago, aunque amargo para el OCB, quedó algo endulzado al ver el tercer cuarto. En un partido en el que recibió 106 puntos, en ese parcial solo le hicieron 20 y fue capaz de anotar 37, cinco más que en toda la primera parte. Eso, veinte puntos por cuarto, era lo que se podía permitir el OCB para competir este partido. Sí que funcionó la defensa en esos minutos, negando tiros, con Lobaco poniendo tapones y haciendo que los nervios se apoderaran del Tizona, que vio como un partido que tenía controlado se le complicaba. En un tiro libre del OCB por una técnica señalada a Tizona, el equipo asturiano se puso a nueve puntos (75-66) y un triple de un Lobaco espectacular la dejó en once cuando quedaban diez minutos por jugarse (80-69). Un 14-2 de salida, con Jones en ebullición y Thiam dominando los aros, paró la revuelta y cerró el partido.
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Con una diferencia de 34 a 21 en rebotes a favor del Tizona, con 17 pérdidas del equipo carbayón por 10 del burgalés y con unas diferencias bestiales en los porcentajes de tiro, poco más se puede esperar por parte del equipo de Asturias. Será bueno para el OCB hacer borrón y cuenta nueva y corregir errores en el parón por las ventanas FIBA para regresar a Pumarín a tratar de competir nada menos que con el Estudiantes, un equipo al que aún se le puede conceder menos que a un Tizona al que el OCB se lo puso demasiado fácil.
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