Estados Unidos abre el grifo de sus chips de IA a China
Sus logros apuntan a que Jensen Huang es un tipo extraordinario: dirige la primera compañía que supera los cuatro billones de dólares (más de 3,6 billones de euros) en capitalización de mercado y ha vencido la terquedad de Donald Trump, presidente estadounidense. El fundador de Nvidia ha desvelado esta semana que ha recibido la luz verde para venderle a China sus célebres chips H20. La decisión demuestra la influencia del empresario en la Casa Blanca, ahuyenta el peligro de que los compartimentos estancos lastren el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) y sugiere que Estados Unidos ha entendido que es más fácil alzarse con el liderazgo global aumentando ventas que recortándolas.
El empresario ha disfrutado en China de sus habituales baños de masas con su ya icónica chaqueta de cuero, firmando autógrafos a admiradores y periodistas mientras repetía el discurso que agrada a Pekín. Ha recordado que la mitad de desarrolladores del mundo de IA están en China, ha aplaudido los códigos abiertos de su industria como “un catalizador del progreso global” que da la oportunidad para que todos se sumen a la “revolución de la IA” y ha definido al país como “un competidor y adversario pero no un enemigo”. Huang es ahora el puente entre las dos superpotencias que fue Elon Musk hasta su ruidoso divorcio con Trump.
Los chips de última generación han protagonizado en los últimos años la guerra comercial. Joe Biden impuso las primeras restricciones en octubre de 2023 y las agravó en los dos años siguientes esgrimiendo el temor a que China los usara en su Ejército. Trump continuó la senda para zancadillear el desarrollo chino en la IA, un sector clave en la economía presente y futura. Nvidia diseñó en ese contexto el chip H20, específico para las demandas chinas y ajeno a las limitaciones del momento. No funcionó. Huang recibió en abril la noticia de que también el H20 quedaba proscrito en las exportaciones a China.
Fue un varapalo para la compañía que controla el 90% de los chips para los sistemas de IA global. Ningún país invierte más que China en el sector y gigantes como Alibaba, ByteDance y Tencent habían comprado durante el trimestre anterior a Nvidia entre 1.200 y 1.600 millones de dólares en procesadores H20, según cálculos de la industria. Así que Huang, ingeniero de carrera, tuvo que sumergirse en las procelosas aguas de la política.
Décadas atrás Estados Unidos vetó de la Estación Espacial Internacional a los chinos, estos se pusieron manos a la obra de inmediato a construir la suya y pronto será la única en funcionamiento. El patrón se ha repetido desde entonces. Ese riesgo, ha aclarado Huang, se cierne en su industria. Las restricciones estadounidenses a la exportación de chips han multiplicado la inversión china en pos de la autosuficiencia tecnológica que repite el Gobierno como un mantra. La brecha se acorta rápidamente y compañías como Huawei han sorprendido en los últimos meses con sus avances. Expulsar a Nvidia de China implica que sean sus compañías nacionales las que sirvan al mayor mercado más pujante y, a largo plazo, supone una amenaza a su liderazgo global en las exportaciones y cadenas de suministro.
«Jensen Huang ha hecho mucho lobby en Washington y directamente con Trump, haciéndole ver que de todas formas China estaba consiguiendo esos chips a través de terceros, y mientras Nvidia estaba perdiendo miles de millones de dólares. Es mejor que una compañía estadounidense fije los estándares para el resto de mundo en la industria de los chips avanzados», sostiene Stanley Rosen, profesor de Ciencia Política en el Instituto Estados Unidos-China de la Universidad de Carolina del Sur.
Trump se ha referido a Huang como “un amigo” tras numerosas reuniones, incluso en su mansión de Mar-a-Lago, durante las cuales entendió que no era una buena idea torpedear a tu campeón nacional en nombre del aislacionismo. Huang entendió pronto, igual que los líderes políticos internacionales, que no hay mejor táctica con Trump que masajearle el ego. «Sin el liderazgo del presidente, sus políticas, su apoyo y especialmente sus fuertes ánimos, las manufacturas en Estados Unidos no se habrían acelerado a este ritmo», dijo Huang en la Casa Blanca tras anunciar una inversión de Nvidia de 500.000 millones de dólares.
El chip H20 no es el mejor de Nvidia. La compañía rebajó la potencia del H100, su joya de la corona, para calzarlo en las viejas restricciones estadounidenses. Pero es suficiente para soportar las grandes infraestructuras de la IA en China y cuesta la mitad que el de la gama más alta. Ahora pueden disfrutarlo desde las grandes multinacionales chinas hasta sus start-ups. Y esa es, paradójicamente, la mejor noticia para Estados Unidos.
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