Estamos meando en bolsas de basura
Un mes después de la devastadora dana quien golpeo Valenciamuchos vecinos de paiporta Continúan luchando por recuperar sus vidas en medio del barro, la destrucción y la incertidumbre. La situación se ha traducido en el desplazamiento de familias, el cierre de comercios y el cierre de calles intransitables.
Entre las historias más representativas está la de una vecina de Paiporta que 27 días de vida en casa de su madre con sus dos hijos. Según explica, su calle es prácticamente inhabitable debido a la constante presencia de barro, lo que imposibilita el regreso a casa. «No me considero una refugiada, pero la situación es insostenible», afirma.
La ciudad, gravemente afectada por la lluvia torrencialpresenta un panorama oscuro. “Paiporta es una nube de aire rojo”, describe gráficamente un vecino, en referencia al polvo y restos de barro seco que aún cubren muchas zonas. “Necesitamos más gente para seguir adelante”, afirma, destacando la falta de recursos humanos y técnicos para acelerar la limpieza y rehabilitación de las zonas afectadas. “Cagamos y orinamos en bolsas de basura”, dice un vecino.
Empresas devastadas y lenta recuperación
Alberto, otro vecino, lo perdió todo. Su negocio de platos preparados se ha visto arrasado por la DANA, y aunque asegura que «la recuperación avanza», también admite que lo hace «muy lentamente».
El ritmo de la ayuda y las reparaciones no satisface a muchas personas afectadas. Las calles siguen llenas de escombros y el barro, aunque seco, sigue siendo una barrera física y psicológica para los residentes. La desesperación es palpable en las palabras de quienes viven día a día esta crisis.
La indignación se refleja en las calles
Las emociones de los vecinos no sólo se escuchan en sus palabras, sino que también se leen en las murallas de la ciudad. Los mensajes escritos expresan la indignación de una comunidad que se siente abandonada. “Estamos desesperados. Llevamos semanas así y todo sigue sucio y triste”, se queja un residente, dando testimonio del impacto emocional del desastre.
Los alcaldes de las localidades afectadas intentaron mediar con las autoridades para que el SIDA llegar lo antes posible. Sin embargo, muchos creen que la respuesta es insuficiente. “Estamos desesperados porque no avanzamos al ritmo necesario. La ayuda debe llegar ahora a quienes más la necesitan”, proclama un portavoz municipal.
Una nueva normalidad inaceptable
Los vecinos coinciden en que la situación actual no puede considerarse una nueva normalidad. “Queremos recuperar nuestras vidas. Esto no puede continuar así”, es el clamor generalizado. Si bien reconocen que las autoridades locales han hecho esfuerzos, insisten en la necesidad de un mayor apoyo del estado y de las regiones para superar esta crisis.
Con el paso de los días, el barro y el polvo se convierten en el símbolo del estancamiento que sienten muchos de los afectados.
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