Este PSOE
Una amiga de mi hijo, fiscal jovencísima que pese a su juventud ha tenido ya múltiples destinos, relata la cantidad de requisitos exigidos para cobrar las dietas. Ridículas estas, que hasta vergüenza da detallar el ínfimo importe, que casi no da ni para el menú del día. Si se trata de un taxi, aunque sea por menos de 10 euros, le exigen que en la factura explicite el origen y el destino. Pregunta el taxista: –pero ¿para qué?– Y contesta la pobre: –porque si no, no cobro.
[–>[–>[–>Nos reímos con la racanería, aunque una recuerda también cómo debía presentar al secretario del Instituto todos los tiques de los gastos de las salidas culturales, y lo considerábamos justo, necesario y puesto en razón, pues el dinero con el que nos pagaban era, es, de usted, y mío, querido lector, y de todos los sufridos y a menudo sableados, indefensos, controlados y monitorizados contribuyentes. Por tanto, hay que ser exquisito a la hora de gastarlo, invertirlo en el bien común, y, por supuesto justificar su gasto.
[–> [–>[–>Una no sabe de quién es el dinero de los partidos políticos, que se financian con las cuotas de los afiliados y también, dependiendo de sus votos, con una muy generosa aportación del estado y la comunidad. Pero seguro que no es del primero que pase por ahí. Por eso escandaliza que casi no hayan causado escándalo las elusivas respuestas de ese contable socialista o lo que fuera al juez, que no había control de los pagos y que se pagaba al que bajara a pedirlo. Que su señoría no entendía nada y luego dirán que es lawfare.
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También escandalizan que no haya caído nadie todavía no ya con esa ridícula y tardía suspensión de militancia sino con denuncia furiosa como se merece, y que el tal Salazar, que se paseaba el tipo con la bragueta bajada y otras guarrerías varias, cenara tan contento con Alegría, que se llevaban «chupilandi», parece, en este partido campeón del feminismo y con más de 100 años de honradez.
[–>[–>[–>Qué vergüenza este PSOE y qué rabia que no tengan los decentes lo que hay que tener para rebelarse y gritarlo alto y claro.
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