GESTIÓN POLÍTICA DANA | El reto de la postdana en la España de las trincheras
Un mes desde que la DANA engullera una parte de Valencia. Un mes desde que se cobrara centenares de vida y dejara a España con una de las tragedias naturales más hondas de su historia. Un mes. Ha pasado ya un mes y los gestores políticos del terrible episodio no son capaces de hacer un ejercicio honesto de autocrítica. Ni en la comunidad autónoma ni en el Gobierno central. Un mes. Y un mes después, algunos socialistas destacados y cercanos a Pedro Sánchez responden tímidamente en privado a las preguntas de «¿qué cambiaríais si pudierais echar marcha atrás?», «¿qué lección política deja la DANA?». Aquí les dejo un muestrario de sus respuestas:
-«La responsabilidad o la enorme irresponsabilidad es de Mazón y su equipo»-.
-«Pedro [Sánchez] Hizo lo que pudo hacer. no se puede hacer declarar emergencia nacional para no poder ejercerlo y dejar el territorio sin mando real. No pudimos acceder a la zona por ningún medio ni conocíamos el terreno. Quizás nos quedemos y nos quedemos cortos de comunicación».
-«En la DANA, como en la pandemia, se demuestra que dar por hecho que la ciudadanía conoce la distribución competencial es temerario y aprovechado por los populistas y los que desinforman. En la España polarizada se valora más un buen culpable que un buen gestor […]»-.
-«La Generalitat manipula cuando sugiere que no pudo actuar mejor porque se le ocultó información desde el Estado. Eso servirá ante una parte de la opinión pública que no atiende a pruebas, pero no ante un tribunal porque los datos y los mails [de la Confederación Hidrográfica del Júcar] ellos estan ahi«-. -«Otra cosa es que podemos considerar que en una situación así, además de los correos electrónicos para dejar rastro, debemos llamar constantemente a todos aquellos que pueden tomar decisiones por tierra, mar y aire… entonces ahí es si todos cogen el teléfono o lo son… se dio por sentado durante horas que los que tenían que saber, lo sabían, porque la información estaba ahí. Y no fue así».
-«Moncloa debió evitar la primera visita de los Reyes porque pudo haberse ido realmente de las manos. Para estar allí no hacía falta ir en ese momento a la zona cero»-.
-«Hay que prepararse para una crisis larga, enorme y peligrosamente voluble. La ayuda constante convivirá con el lodo, los duelos, la frustración y el circo político en las comisiones de investigaciones comprometidas. Será duro y muy complejo».-
El discurso oficial del Gobierno lo desplegó el propio Sánchez en su reciente y voluntaria comparecencia en el Congreso que, para la oposición, llegó tarde y demasiado salpicada por los casos de corrupción que sacuden a los socialistas. El presidente insistió en que las víctimas y damnificados siguen y deben seguir siendo prioridad, anunció otro paquete de ayudas inminente y, con boca pequeña, reclamó dejar el rifirrafe político en un segundo plano encapsulándolo, en lo posible, en comisiones de investigación. Eso, después de que él y sus socios se cebaran en la crítica a la gestión, o falta de ella, del president Carlos Mazón. Después de que llamativamente (ojo a esto) se pusiera en valor el trabajo de la delegada del Gobierno en Valencia, Pilar Bernabé, por encima y con más énfasis de otros líderes políticos (por muy ministras que sean). Y después de que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, continuara insistiendo en el hemiciclo en que el Gobierno debió tomar el mando único, dejando en evidencia el grado de (des)confianza que le genera Mazón. Ese Mazón que los socialistas invitan a echar de la Generalitat comprometiendo su apoyo al PP con ese fin que consideran «higiénico».
La realidad es que nadie quiere admitir aún que hubo fallos en todas las administraciones, aunque unos puedan ser más graves que otros. Los protagonistas que siguen ejerciendo –especialmente en Valencia- están pensando en su presente y futuro político y, en algunos casos concretos, en no decir públicamente una palabra de más ni de menos sobre la DANA por si terminan envueltos en un proceso judicial. Es por eso que los fontaneros de los políticos, hacedores a diario de sus discursos oficiales, intercambian papeles en estos días con los abogados. Por si acaso. Las denuncias se acumulan en juzgados, aunque de momento no hay investigaciones en marcha.
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Lo que sí deslizó Sánchez es que hay que revisar los pilares de la cogobernanza. Si hay que revisar, es que el modelo no funciona o no lo hace como debería. El coste de que a estas alturas el sistema de cooperación institucional en contextos de emergencia no esté bien engrasado ha sido altísimo en Valencia. Desde la oposición política, desde la ciudadanía y desde los medios de comunicación responsables toca exigir que dicha revisión se haga cuanto antes, a fin de que estas intenciones de revisión no queden en papel mojado como sucedió tras la pandemia. Que la España de las trincheras políticas no se la juegue a la España real. A este respecto, las comisiones de investigación parlamentarias deberían ayudar a depurar responsabilidades pero, sobre todo, elaborar conclusiones que sirvan de auditoría general con calidad técnica para, a partir de ellas, impulsar reformas legislativas y administrativas que sean pertinentes. Hay evidencias sobre qué es mejorable. Muchas. Ese trabajo revisionista debe compaginarse con ayudas desde el Estado y la UE para que Valencia no sea dos veces víctima: por la DANA y por excesivas trabas para poder rehacerse. Y debe convivir con juego político limpio: el PNV ha avisado a Sánchez de que no se le ocurra usar decretos de ayudas a los valencianos para camuflar otras medidas que su debilidad parlamentaria le impida aprobar. Por algo lo dirá.
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