la fiesta se ha acabado
A la vista del protagonismo que se reservó para sí Joan Laporta en la gala por el 125º aniversario en el Liceu, cabía sospechar que en el partido ante Las Palmas, continuación de la celebración, pudiera realizar un saque de honor. O regalar unas palabras más a la afición. O incluso aparecer bajo el disfraz de la nueva mascota. Sorprendentemente, no ocurrió nada de eso. El presidente dejó el protagonismo a los jugadores, y debió lamentarlo. No entretuvieron nada a los presentes. Más bien hicieron sufrir con un recital de imprecisión. Un sólido Las Palmas amargó la fiesta al presidente y a todos los barcelonistas. El viento ha cambiado en can Barça. Ahora, de repente, sopla en contra.
Primera derrota en casa
El joven Barça de Flick sufrió la primera derrota del curso en Montjuïc y constató que ha perdido la inspiración. Lo que antes era una máquina engrasada, ahora chirría por todas partes. Mal noviembre. Suma un único punto de nueve en la Liga, salvado el mes por el triunfo en la Champions ante el Brest. El técnico alemán confronta la primera minicrisis de su reinado. El camino de rosas que ha sido su inicio se ha acabado. Le toca gestionar una nueva situación, menos perfumada. «No lo hemos hecho bien, no hemos tenido el día. No hemos sido efectivos en ataque. Tuvimos muchas ocasiones en la segunda mitad, normalmente las solemos meter. Pero no ha sido el día».
Atasco en el nuevo centro del campo
Gavi asumió las funciones del sancionado Casadó y Pablo Torre pasó por delante de De Jong en la alineación. Fermín repitió. Una medular inédita. Uno es capaz de ver en el futuro en esa posición de mediocentro al andaluz, pero por lo que fuera el equipo no cogió fluidez y echó de menos la verticalidad de pase que suele proporcionar el catalán. El Barça jugó como si lo hubieran soltado en un bosque espeso y nublado. Como si no se reconociera con ese pantalón blanco que evocaba a los inicios de la institución. Consecuencia de ese aturullamiento general, Lewandowski se quedó sin disparar a puerta en 45 minutos. De ahí el festival de resoplidos y brazos gesticulantes del polaco. Parecidos a los de Hansi Flick en la banda.
Fin de la travesía sin Lamine Yamal
La primera medida de Flick en el descanso fue la más obvia, que es la de sacar a escena a Lamine Yamal. Sustituyó a Pablo Torre. La travesía sin el extremo de Rocafonda ha durado tres partidos y medio (ante Real Sociedad, Celta, Brest y primera parte ante Las Palmas, o sea, dos malos resultados y medio). Lamine buscó la diagonal en su primera acción. La combinación con Koundé en la segunda. El equipo se ordenó de una forma más natural. No obstante, su misión de rescate se puso difícil enseguida con el gol del exazulgrana Sandro a los tres minutos de la reanudación.
Decisión drástica de Flick
El gol de Sandro impacientó al técnico alemán y ya a los 10 minutos presintió que con Lamine no sería suficiente. Le puso ayuda. De golpe entraron Fort, De Jong (de nuevo ligeramente silbado) y Ferran, un cambio por línea. El Barça fue menos impreciso y sobre todo se sintió estimulado. Despertó a la hora la siesta. Marcó Raphinha y pareció que el equipo había cogido los raíles engrasados. Se creó el ambiente vibrante de remontada. Pero Las Palmas vino a Barcelona con la cara pintada para la guerra y volvió a marcar, obra del portugués de 22 años Fabio Silva, al que Fort no logró atajar.
Sin acierto del ‘9’
No participó en la rotación Dani Olmo. Se le echó de menos. Sin él, nadie consiguió romper la ordenada defensa canaria. Antes entró Pau Víctor. Pero no hubo nada que hacer. La efervescencia del triple cambio se desbravó con el segundo tanto visitante. El Barça jugó con prisas, caóticamente, la inspiración perdida. Y nadie reflejó mejor esa ausencia de brillo que Lewandowski. Apenas remató. Y las mejores oportunidades las desperdició con controles defectuosos. Como al final, cuando se enredó con el balón tras un pase de casi gol que le entregó Pau Víctor.
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El lamento de Flick
Se refugió precisamente Flick en la pérdida del control del partido y en la falta de puntería. «Cuando controlamos el partido, somos capaces de jugar bien y crear oportunidades. Si no lo hacemos, es el problema. Antes era más facil, ahora no es asi. Lo tenemos que cambiar, defender mejor, evitar conceder goles. Si no metes un gol debes tener la portería a cero, pero es mas complicado, no es solo de la defensa sino de todo el equipo. Ahora tenemos que volver y reconectarnos».
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