Las dos Españas pueden ser una si dejamos la polarización
El lucense Luis Tosar y Jesús Carroza protagonizan ‘Golpes’, del director Rafael Cobos, que llega este viernes a los cines. No es cine quinqui de los 80 sino un filme con retazos poéticos y personajes complejos que muestra la oscuridad de la España franquista y de la Transición así como la necesidad de recuperar los cuerpos de la gente represaliada. La película está producida por la gallega Vaca Films pero rodada en Sevilla.
[–>[–>[–>—Al preparar el personaje y darle vida, ¿sintió algo especial?
[–> [–>[–>—No, más allá de que es un personaje reconocible porque pertenece a una generación que podría ser la de mi padre. Es este tipo de hombres criados durante el franquismo, la dictadura, con pocas herramientas para exteriorizar sus sentimientos y emociones es una generación abocada a vivir una época de transición. Lo hicieron como pudieron. Sabino, el personaje, y los hombres de aquel momento tuvieron que sufrir en silencio de lo que les vino encima. A él se le escapa el vínculo familiar por todos los lados. Su matrimonio está fracasando y ve que los comportamientos sociales están cambiando de manera fulminante; no sabe cómo reaccionar.
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—Es un personaje que sufre de forma contenida. ¿Es más fácil un rol así o más explosivo?
[–>[–>[–>—No sé si depende tanto de que sean más contenidos o extrovertidos que de su complejidad, de los matices. La complejidad en este caso venía de que Sabino no solo es un policía franquista o un hombre chapado a la antigua. Es un hombre sensible, atravesado por la poesía, que se tiene que enfrentar a esto desde un lugar indefenso emocionalmente hablando. Esos matices tienen que estar y eso es complicado.
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—A veces, la persona espectadora no sabe muy bien por dónde va a salir Sabino. En un momento tortura a una señora mayor, en otro es empático.
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[–>—Es un personaje desconcertante y así estaba dibujado desde el guion. Lo alimentamos desde el proceso de los ensayos y conversaciones con el director. Él es un policía acostumbrado a los métodos franquistas violentos. Seguramente su sensibilidad poética fue heredada de su padre, pero tuvo que renunciar a ella para acoplarse al sistema y sobrevivir.
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Tosar y Carroza protagonizan esta película. / J.V.
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—Los represaliados en la Guerra Civil también están presentes. ¿Guarda esperanza de que algún día se puedan exhumar los cuerpos sin conflicto?
[–>[–>[–>—Soy optimista por naturaleza. Creo que podemos optar a la concordia y a la restauración de la memoria desde un lugar sano. Esta película habla un poco de eso y manda un mensaje muy claro: incluso entre hermanos enfrentados puede llegar un momento de concordia. Estas dos Españas que concebimos como tales podrían ser una en algún momento pero hay que realizar un ejercicio de humildad y concordia. Sobre todo hay que dejar de fomentar el odio y la polarización. No es tanto el esfuerzo que hay que hacer para restaurar la memoria de muchos asesinados y para restaurar el dolor de muchas familias que solo quieren un entierro digno para sus familiares. Simplemente con dejar de odiar se podría. Para esa indiferencia tiene que haber un mínimo de voluntad que brilla por su ausencia.
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Un rodaje es un proceso bastante complejo emocionalmente hablando
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—Usted tiene una gran carrera a sus espaldas. ¿Le gusta que las directoras y directores le marquen en el rodaje o que le den libertad?
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—Es un trabajo conjunto encontrar el lugar de compromiso. Es importante la comunicación: tener un director o directora que sepa transmitir los lugares a los que quiere llegar. También es importante la manera: cómo se cuentan los objetivos. Un rodaje es un proceso bastante complejo emocionalmente hablando. Requiere de mucha sensibilidad y cultura. En este caso, Rafa es un tipo sensibilísimo, con una capacidad maravillosa de precisión y abstracción.
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—¿A qué se refiere con lo de ver el rodaje como un proceso emocional complejo?
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—Los actores estamos en una situación de mucha vulnerabilidad cuando estamos trabajando. Cuando trabajo estoy en un proceso de elaboración de personaje que requiere cierto tipo de emoción y pensamiento. No soy totalmente yo. No tienes todos los elementos de defensa que tienes en la vida. Si me maltratas en un rodaje, no reaccionaría igual que si me maltrataras ahora con esta entrevista. Ahora tendría más elementos de defensa que trabajando en un set. Es injusta la gente que utiliza esa posición de poder, de autoridad, para influir para mal en un actor o una actriz. Valoro los directores y directoras que valoran de forma sensible la posición del actor.
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—La figura del padre y su sombra está presente en el filme. Es increíble cómo en la vida va cambiando la forma de considerar esa figura.
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—Es algo que solamente entiendes cuando eres padre. Ahí te das cuentas de todos los esfuerzos y frustraciones que implican serlo. Yo entendí muchas cosas de mis padres a partir de mi paternidad. Hay cosas que solo se pueden comprender con la propia experimentación. Por ejemplo, la transmisión de valores o las renuncias, sobre todo por parte de las madres esto último.
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—¿Ve saturación de contenidos en la explosión cultural actual?
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—Realmente hay mucha demanda de contenido. El término contenido cultural igual es muy ambicioso; estamos fabricando mucho entretenimiento. No sé qué consecuencias habrá. Antes hablábamos de una burbuja que estallaría; ahora siento que es el signo de los tiempos: se consume de forma voraz y eso necesita una producción permanente.
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