Los servicios secretos italianos sabían de los ‘safaris’ para matar civiles en Sarajevo pero lo ocultaron, según varios testigos
La impactante noticia de la apertura de una investigación en Italia sobre los presuntos «safaris de guerra», en los que supuestamente ciudadanos de alto poder adquisitivo pagaban para ir a Sarajevo y disparar allí a civiles durante el asedio de Sarajevo (1992-1996), no ha dejado inmune a la sociedad civil ni a la política en Bosnia. «Puedo testificar». Así se ha expresado la exalcaldesa de Sarajevo Benjamina Karić al manifestar su disposición a presentarse ante los fiscales de Milán actualmente a cargo del caso.
[–>[–>[–>Karić, quien ha hecho pública su intención en las redes sociales, ha explicado que ya en septiembre de 2022 presentó ante la justicia italiana una denuncia penal contra personas desconocidas que sembraron la muerte en Sarajevo. Posteriormente, en agosto de 2025, a través de la Embajada de Italia, la exalcaldesa remitió otra denuncia penal a la Fiscalía de Milán, que en ese momento ya había iniciado su investigación, sin que ello hubiera trascendido públicamente. «Ahora seguiremos luchando para que estas denuncias no queden solo en papel mojado», ha añadido Karić.
[–> [–>[–>En efecto, la hipótesis de ciudadanos corrientes, cercanos a círculos de extrema derecha y apasionados por las armas, que contrataban este servicio como un «safari humano» en la ciudad asediada, circulaba desde tiempo antes de este nuevo giro judicial.
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Caso conocido
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La razón de ello es que ya existía documentación que había salido a la luz en los juicios celebrados tras el fin de la guerra en Bosnia. Entre estos documentos figura el testimonio prestado en 2007 por un bombero estadounidense ante el Tribunal Penal Internacional para la ex-Yugoslavia (TPIY) de La Haya. El hombre, de nombre John Jordan, quien había viajado como voluntario para ayudar a los habitantes de Sarajevo, relató que se encontró bajo el fuego de francotiradores y que vio a algunos de ellos que eran extranjeros.
[–>[–>[–>«Yo nunca vi a uno de esos ‘turistas francotiradores’ disparar. Solo los vi desplazarse, acompañados, alrededor de posiciones de francotiradores conocidas», declaró Jordan. «Pero era claramente evidente que estas personas eran completamente ajenas al lugar, y su vestimenta y las armas que llevaba me hicieron creer que se trataba de ‘turistas francotiradores’«, añadió.
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Secretismo
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Además, según testimonios difundidos por la prensa italiana, los servicios secretos italianos también sabían de estos ‘turistas’ que, desde las colinas, disparaban contra civiles que pasaban por la tristemente célebre avenida de los francotiradores de Sarajevo. Así consta, por ejemplo, en la declaración, filtrada por la prensa italiana, de un agente de la inteligencia bosnia, E. S., que ahora encabeza la lista de testigos que la Fiscalía de Milán está por convocar.
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[–>«Los servicios bosnios se enteraron de los safaris a finales de 1993. Todo esto ocurrió en el invierno entre el 93 y el 94. Informamos al (servicio de inteligencia italiano) Sismi a comienzos de 1994″, declaró E. S., según documentación ya en manos de la Fiscalía de Milán. La respuesta del Sismi llegó dos meses después y fue elocuente: «Hemos descubierto que el safari parte de Trieste. Lo hemos interrumpido y el safari no tendrá lugar nuevamente», le dijeron, de acuerdo con E. S.
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Motivos abyectos
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En la investigación milanesa, dirigida por el fiscal Alessandro Gobbis, se indaga hoy por homicidio agravado por crueldad y motivos abyectos. El objetivo es identificar a quienes, «al menos cinco» personas, partían los viernes desde Milán, Turín, el Véneto o Friuli hacia Trieste, luego volaban a Belgrado y, en helicóptero o por tierra, llegaban a las colinas del frente de guerra con la ayuda de sectores del Ejército serbio. Exempresarios, médicos, mercenarios, entonces de entre 40 y 50 años, aficionados a las armas, la caza y el tiro, como también relata el documental Sarajevo Safari del cineasta esloveno Miran Zupanič.
[–>[–>[–>Más aún. Según lo filtrado hasta la fecha, los francotiradores italianos habrían contado incluso con una cobertura «humanitaria»: la de los envíos de ayuda, que partían desde la zona de Milán para socorrer a la población en guerra. Una organización, en cualquier caso, secreta. «Aún hoy, los testigos son sometidos a presiones por parte de los servicios serbios para mantener en secreto toda la operación», ha afirmado E. S.
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Todo ello deberá ahora ser esclarecido por la Fiscalía de Milán, quien ha abierto una investigación que está en sus inicios y que podría aportar nuevas informaciones sobre uno de los más horríficos capítulos de la guerra de Bosnia.
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