Luces y sombras en casi 7.000 millones de Presupuesto
Asturias necesita unos Presupuestos que dinamicen la región y atraigan talento, inversión y empresas. Su cuantía crece por las mayores entregas del Estado, la prolongación de los fondos europeos y una recaudación tributaria elevada al no corregir el efecto de la inflación sobre los impuestos. El gasto lo copan las políticas habituales sin detenerse a evaluar realmente su eficacia.
[–>[–>[–>¿Está usando el Principado sus recursos para promover cambios estructurales que revitalicen la comunidad o, simplemente, para consolidar una Administración volcada en gestionar por inercia lo existente? La pregunta parece pertinente para no dejar escapar otra oportunidad cuando la tramitación de unas cuentas de casi 7.000 millones de euros acaba de iniciarse.
[–> [–>[–>Que estas vayan a ser las últimas cuentas antes de entrar en año de elecciones probablemente ayude a explicar su abultado montante y distribución. Cuando cada partido busque marcar territorio propio y diferenciarse para pedir el voto a los electores ya no será tan fácil engrasar los acuerdos. El proyecto presupuestario nace marcado claramente por la voluntad de aplacar el estallido de las protestas más contundentes de los últimos meses. La plantilla de la Administración autonómica va a engordar en 1.523 plazas, casi un millar para profesores y dos centenares para sanitarios. Sanidad y educación son pilares irrenunciables del Estado del bienestar. Aunque otros colectivos también se movilizaron y no tuvieron tanta suerte en ver atendidas sus peticiones.
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Falta para impulsar la actividad una ambiciosa revisión de los impuestos para dejar de exprimir a la clase media y a las empresas: el Principado no puede empecinarse en mantener un esquema incoherente que agravia a los asturianos
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El 75% de los capítulos lo consume el gasto corriente. Las inversiones siguen nutriéndose del dinero de la UE y de fondos mineros, lo que siembra la duda sobre qué pasará cuando el maná desaparezca. Que las urgencias en grandes infraestructuras estén solventadas no justifica el desplome en carreteras. La red presenta un mantenimiento deficiente y hacia las alas está incompleta. Y hay epígrafes testimoniales o de dudoso cumplimiento, como los derribos del viejo hospital del Cristo en Oviedo o la ampliación de Cabueñes en Gijón. La lentitud de ejecución en la que debería ser la ley más importante no resiste un pase.
[–>[–>[–>La vivienda, lo positivo
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En el lado positivo destaca la apuesta por solucionar el problema de la vivienda. Un giro significativo respecto a ejercicios anteriores en cuanto a promoción de suelo y pisos de protección. Pero con una base económica menguante, antes que asentar el crecimiento en lo público lo prioritario sería estimular el desarrollo, diversificar el tejido empresarial y generar nuevas oportunidades.
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Falta para impulsar la actividad una ambiciosa revisión de los impuestos para dejar de exprimir a la clase media y a las empresas. El Principado no puede empecinarse en mantener un esquema incoherente que agravia a los asturianos. Por si fuera poca la carga, otra novedad para el bolsillo llegará en verano: la tasa turística. Está por ver si acaba hiriendo a un sector en auge.
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[–>La realidad productiva asturiana dista mucho de lo que fue cuando dependía de las compañías públicas, pero carece todavía de un modelo estable. La industria clásica está siendo relegada como motor por la de bienes de equipo en una transición todavía incipiente, como contó el pasado domingo este periódico. La región importa energía cuando antes la exportaba. El salto verde no asienta.
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En este contexto, la capacidad de autogobierno del Principado debería notarse en algo más que organizar la educación y la sanidad. Los Presupuestos garantizan una red de protección a la que no debe renunciarse. Defenderlos solo por eso suena a argumento demasiado conformista. La verdadera política social, sostenible y duradera, pasa también por favorecer la creación de riqueza. Y eso requiere bastante más que sumar ceros a las partidas de siempre.
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