Equipo de Investigación sigue la pista de la polémica empresa de paquetería que organiza sus paquetes en plena calle con destino a Getafe (Madrid). Al llegar, ven cómo los conductores descargan sus furgonetas llenas de cajas en bolsas y cestas que acaban desbordándose.

Después llegan siete jóvenes en apenas diez minutos. Ahí es cuando comienza la distribución de paquetes. Lo hacen a plena luz del día en la calle. Y cada uno de esos jóvenes clasifica sobre el terreno lo que le corresponde para ese día. Estas personas son conocidas como repartidores ‘andarines’, aquellos que reparten algunos pedidos a pie.

Carlos Manzo, un extrabajador que durante años fue transportista autónomo y coordinador de logística de la empresa de paquetería en cuestión, cuenta al programa la presión que sufre en el sector, que le hizo abandonar la profesión: «A veces entraba a las seis de la mañana y salía a las 11 de la noche, a las 0, a la una de la madrugada…».

Además, explicó por qué realizan esta tarea en parques o polígonos industriales: «Cualquier lugar que Pueden estar tranquilos para separar la mercancía y no estar a la vista de la policía.«. Manzo señala que esta es la forma que tienen ahora los transportistas de distribuir un volumen inasequible de paquetes: «Bajando los precios de los paquetes, bueno, obviamente Recurren a no pagar gastos de combustible, más los gastos generales de un autónomo. Luego recurres a la gente que te llama los ‘andarines’«.

Unos repartidores ‘andarinos’ que suelen encontrarse siempre en la misma situación: «Son indocumentados, no tienen nada de la Seguridad Social. Se aprovechan de ellos y ni siquiera les dan contrato.Manzo añade además que a estos trabajadores se les paga en negro.

Al poco de clasificar los paquetes, tarea que les llevó alrededor de una hora, los ‘andarines’ salen con carros llenos de bultos. Equipo de Investigación habla con uno de ellos, quien detalla que se organizan a través de un grupo de WhatsApp.

En su caso, relata que Lleva ocho meses ganándose la vida como ‘caminante’, repartiendo a pie paquetes que otros no quieren repartir. Cuando habla con el programa lleva 73 paquetes a la espalda, lo que supone cargar con un peso considerable. Para cada uno, el ‘caminante’ tiene que escanear el pedido para acreditar que lo ha entregado.

Algo que permite geolocalizar a estos repartidores, algo que suena chocante teniendo en cuenta que trabajan sin contrato. «Evidentemente el conductor sí tiene los papeles para poder acceder a un almacén», aclara Manzo. Eso sí, estos ‘andarines’, para realizar su distribución, acaban suplantando la identidad de su proveedor y poder entregar varios paquetes al mismo tiempo bajo el nombre de una sola persona: «La aplicación está hecha para que cinco móviles, seis móviles, puedan abrir una misma cuenta de usuario. Se llama ‘matar el paquete’, es decir, darlo como entregado.»

Por este trabajo, el repartidor ‘andarín’ recibe 80 céntimos por paquete. Ahora, porque es temporada alta: «Normalmente cuesta entre 50 y 60 céntimos por paquete». Un pago que les realizan los transportistas, quienes cobran la otra mitad del importe que les remuneran por cada paquete entregado. Los márgenes en este negocio se miden en céntimos y sólo el volumen lo hace rentable.

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