TRUCOS LIMPIEZA | Las sábanas no se deben cambiar ni cada dos semanas ni cada mes: esta es la frecuencia exacta según la ciencia
En la cama pasamos (o deberíamos pasar) al menos un tercio del día, puesto que los expertos recomiendan dormir 8 horas de las 24 que tiene cada jornada. Con la esperanza de vida actual, permanecemos un promedio de 25 a 30 años durmiendo. Por ello es muy importante mantener el lecho limpio y así poder mantener a raya a los ácaros y los microorganismos dañinos que podrían instalarse entre nuestras sábanas.
Normalmente, las personas que no lavan sus sábanas con frecuencia duermen sistemáticamente con más alérgenos de la cuenta, y eso puede traducirse en un aumento del riesgo de desarrollar asma o alergia al polvo.
Cambiar las sábanas cuando toca
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Para los que ya sufran alergias estacionales -en primavera o verano- es primordial el cambio y lavado de sábanas de forma periódica, ya que ayuda a reducir los efectos adversos de la anomalía del sistema inmunitario.
Para estos casos, lo recomendable es lavar las sábanas hasta más de una vez por semana. Y presenta muchos beneficios, ya que está estudiado y comprobado que es un hábito que consigue prevenir enfermedades (aparte de reducir los efectos de las alergias).
Por ejemplo, un estudio de Cambridge en guarderías concluyó que lavar la ropa de la cama todos los días puede llegar a reducir la frecuencia de gastroenteritis. Y hay otros estudios que afirman que limpiar la esterilla de dormir evita las infecciones en vías respiratorias. También podemos recurrir a algunos trucos para mejorar el aspecto de las sábanas y evitar que amarilleen.
Más lavados en caso de enfermedad
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En cada estación del año el crecimiento de ácaros y otros microorganismos varía. Por tanto, dependiendo de esta tendremos que aumentar el número de lavados, o no. Por ejemplo, en verano y en los periodos de calor tendremos que lavar las sábanas más a menudo, ya que es cuando más sudamos.
En caso de que nos pongamos enfermos o alguien de nuestra casa tenga alergia a los ácaros, se recomienda lavar las sábanas con mucha frecuencia y con agua caliente, a unos 60 grados centígrados.
Evitar el contacto con las manos o con ropa sucia
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Para minimizar la suciedad que se pueda acumular entre las sábanas y mantener una buena higiene, debemos evitar los pequeños detalles que pueden ensuciarlas, como por ejemplo tocarlas con las manos sucias o con la ropa sucia. Por tanto, hemos de evitar sentarnos o apoyar cosas en la cama cuando esté deshecha, ya que toda la suciedad se pegará a las sábanas.
La humedad, la gran enemiga de la ropa de cama
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Es importante tener en cuenta que el paso de microorganismos -como bacterias y hongos- de una superficie a otra es mayor si está mojada. Así, debemos evitar los malos hábitos de dormir con el pelo húmedo después de una ducha o dejar la ropa sudada en la cama, ya que dejará más microorganismos impregnados en la superficie.
Si la ropa está seca, la transmisión de microorganismos es poco detectable, pero todo depende del tiempo de contacto y la fricción.
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También, es recomendable ducharse antes de dormir para eliminar la suciedad del cuerpo que puede manchar las sábanas, pero sobre todo, tendremos que secarnos bien el pelo para no humedecer las sábanas.
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