Turistas e hijos de vecino
La realidad es tan fea que no basta con distraerse con las ficciones y queremos ir a vivir a ellas, aunque sea un ratito. Netflix ha abierto su primer parque temático en Filadelfia (EE UU). Se llama Netflix House, la casa de Netflix. Ni país con castillo como en Disneyland, ni estudio y plató de Harry Potter como en Universal, ni mansión Play-Boy como en los burdeles de lujo de Hugh Heffner. Netflix reina en casa, sea suya o nuestra.
[–>[–>[–>Alguna vez hubiera querido tomar café en el Central Perk de «Friends» y cerveza en el Cheer’s de Ted Danson, dos ambientes hosteleros de los que hacen barrio, no de los que lo deshacen con horarios para turistas que comen antes y se acuestan después. En otro tiempo hundían un barrio la droga y la delincuencia, esa pareja de hecho, y ahora dicen que la inmigración desproporcionada pero también las viviendas y terrazas para turistas que quieren vivir la ficción de ser vecinos de tu ciudad. Esto último, ojo, sucede con el beneplácito de la autoridad.
[–> [–>[–>Muchos alcaldes actúan como ejecutivos de plataformas o productores de cine y favorecen actividades que «ponen en el mapa» y atraen turistas, lo que es política contra el vecino a corto, medio o largo plazo, según lo puesto en el mapa que estés. Esas políticas echan a gente de su casa como la van echando de las calles y plazas cortando árboles para que la sombra la vendan las sombrillas y quitando bancos públicos para que el asiento se alquile en las terrazas (en algunas quieren regular el tiempo de estancia por consumición). El culo de vecino paga un tributo en líquido envasado para descansar en su propia ciudad.
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«Todo hijo de vecino» es una expresión que designa a todo el mundo, pero ya no con toda precisión desde que el turismo es masivo y hay ciudades que funcionan como hormigueros de ocio. Hijos de vecino y turistas comparten espacio pero no con la misma responsabilidad. Eso hay que tenerlo en cuenta al votar alcaldes que actúan como ejecutivos de plataforma o productores de espectáculos internacionales porque les interesan menos los vecinos y sus hijos que los negocios para turistas.
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