Una historia cruel
La pequeña Nadia lleva dos coletas de pelo muy negro que remata con dos lazos tan bien confeccionados por su madre que el observador piensa que dos mariposas de alas grandes y pintas verdes sobre fondo amarillo se le han posado a derecha e izquierda de su cabecita como dos guardias de uniforme a la puerta del palacio real y espera verlas alzar el vuelo y no lo alzan porque son de una tela que compró su madre en un mercado de segunda o tercera o cuarta mano del sur del Bronx por tres cuartos de dólar y comprueba que mereció la pena la inversión al verla tan linda con sus mariposas amarillas de pintas verdes y cómo destacan allí posadas en su cabellera negra a continuación de una piel de seda morena que cubre dos mofletitos carnosos pero carentes de proteínas para una niña que nació hace seis años en una habitación del sótano vetada a los rayos de sol sin embargo la naturaleza y sus genes fueron generosos dándole a su cuerpecito el color de las diosas de ébano y una vida de sonrisa perenne bajó una mirada pura de angelito negro de Machín que dedica a una muñeca de trapo que intenta dormir en su cuna de caja de galletas LU y no duerme porque en su calle hay gresca como viene siendo habitual con la entrada a lo bestia de unas bestias uniformadas y enmascaradas con pasamontañas y chalecos antibalas que se bajaron del furgón como enemigos de otro planeta saliendo de su nave espacial con sus armas en ristre y engrilletando sin ton ni son a todo el que le sale al paso por haber cometido el terrible delito de ser más guapos que sus perseguidores y recuerda la escena a otra de la serie de Kunta Kinte cuando los negreros blancos desembarcaban en la costa de Gambia y robaban vidas de hombres y mujeres para convertirlas en esclavos y venderlas en los mercados del sur de EEUU con destino a dejarse la piel negra en las plantaciones blancas de algodón y el tiempo hizo que esa población de esclavos obedientes al precepto de creced y multiplicaros ocupasen más espacio de lo que al blanco le gustaba y el Presidente Cabello Rojo ordenó a sus hombres que de nuevo los secuestrasen y torturasen en campos de concentración para después largarlos a casa dios vivos o muertos sin más contemplaciones y Nadia y sus mariposas huyen hacia su sótano pues ven el peligro de un mundo cruel que las persigue y llegan a la puerta donde dos fieras le ponen las esposas a su madre y le atizan con el tolete en los pechos porque la mujer grita ¡hija, hija mía! y sentada queda Nadia en la acera de otro mundo con su muñeca despierta y la cuna de LU deshecha y las mariposas cobran vida simplemente para llorar.
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