INFRAESTRUCTURAS DANA | Francisco Pérez (IVIE): «Se superará el nivel de partida en Valencia tras la destrucción por la DANA»
Además de muchas vidas, la tragedia causada por la DANA ha sido un cataclismo para infinidad de dotaciones públicas y privadas de la provincia de Valencia, desde viviendas hasta carreteras, pasando por vías de tren, colegios, centros de salud, polígonos y empresas. Un mundo destrozado por el empuje violento e imparable del agua. ¿Se va a recuperar todo lo destruido? ¿Volverán los afectados a una situación similar a la que tenían antes de las inundaciones del 29 de octubre? Francisco Pérez, director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), es experto en ‘stock de capital’, es decir, en el conjunto de infraestructuras que se han perdido en este episodio de gota fría, y cuando se le trasladan ambas preguntas su respuesta es inequívoca: «No tengo ninguna duda, ni tampoco de que se superará el nivel de partida. Pero llevará tiempo y requerirá un esfuerzo inversor muy importante y duradero».
En su opinión, esa reconstrucción es necesaria, primero, por solidaridad con las víctimas y, segundo, para que «la catástrofe no se enquiste y la recuperación tarde lo menos posible«. «Es clave no tardar para no destruir más tejido productivo y dañar más a la sociedad. Para evitar esos riesgos -continúa- es necesario actuar rápidamente y con gran potencia, para proteger y reactivar, como se hizo en la pandemia. Es algo que solo puede hacer el sector público, como nos enseñó John Maynard Keynes hace un siglo, asumiendo el coste principal de la protección y la recuperación para estimular al sector privado».
Cuestión de tiempo
Toda destrucción es una oportunidad. Según argumenta el director del IVIE, se puede invertir para alejar colegios y viviendas de barrancos, para suprimir túneles que se han convertido en una ratonera para la vida humana y para construir infraestructuras necesarias ante un panorama futuro donde estos violentos fenómenos serán más habituales. Todo ello requiere pensamiento y paciencia. ¿Hay tiempo para ello o al final se van a replicar las estructuras actuales por la necesidad de dar cobertura a los afectados?
Pérez considera que «esa disyuntiva entre reponer lo perdido rápidamente para reducir el coste de esperar o reponerlo evitando errores del pasado se va a plantear en muchas ocasiones, y está bien que se plantee, pero también hay que actuar». «Nos enfrentamos a esta grave crisis con la necesidad de dar cobertura a los afectados y esa prioridad puede entrar en conflicto con otros objetivos que requieren tiempo. Pero es deseable que todos entendamos que lo mejor hoy puede ser enemigo de lo bueno mañana, y viceversa. En otras palabras: casi ninguna elección está libre de costes de oportunidad», añade. En algunos casos «deberá predominar que algunas respuestas sean urgentísimas y en otras quizá haya margen para proceder con más calma», indica. Ahora bien, también destaca que, en adelante, «sin duda debemos prestar más atención que en el pasado a los riesgos asociados al clima que nos afectan de manera evidente. Como estamos comprobando, el coste de no prestarles atención -como los negacionistas o relativistas del cambio climático siguen todavía defendiendo- puede ser mucho mayor que los costes de actuar de manera preventiva».
Cara al futuro, es verdad que la destrucción comporta también reconstrucción y, en consecuencia, cierto crecimiento añadido. Ha habido milagros económicos, como el de Alemania Occidental, que han surgido de grandes destrucciones como las provocadas por la Segunda Guerra Mundial. ¿Cabe contemplar este escenario aquí?
Gobierno corporativo
El director del IVIE responde que «con inyecciones de recursos importantes es posible dar saltos adelante, pero para que eso suceda hará falta, además de dinero, mejorar nuestro aprovechamiento de los recursos, públicos y privados, es decir, hacer las cosas mejor, ser más eficientes. No siempre se trata solo de gastar más sino de gastar mejor: lo acabamos de comprobar en las estructuras que no han funcionado bien». A su entender, las crisis son una oportunidad de tomar conciencia de las debilidades y corregirlas. «No se puede mantener la inercia de estructuras organizativas y de coordinación que no han funcionado bien, impidiendo aprovechar adecuadamente los recursos que tenemos. Necesitamos organizaciones que aprendan de sus errores y de las buenas prácticas, mediante la evaluación de la coherencia y los resultados de las políticas», añade.
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Respecto al impacto que la DANA tendrá sobre el crecimiento económico valenciano, Pérez cree que en los próximos meses «se resentirá significativamente porque los territorios afectados de manera directa en la provincia de Valencia son grandes y los espacios conectados con la zona cero también. Pero, en la medida en la que las ayudas compensen buena parte de las caídas de ingresos y permitan recuperar la actividad, la situación se irá recuperando más pronto que tarde. Es posible que no tanto como en la pandemia porque en aquel caso el capital estaba intacto, y ahora hay mucho que reponer, pero la inversión a acometer tendrá también un efecto tractor, generando empleo y ventas en las empresas suministradoras de equipos, las constructoras, etcétera».
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