ACCIDENTE ALLER | Hablan quienes conocían a Josefina, la mujer fallecida en el accidente de Aller y que siempre ayudaba sus vecinos: «Estamos destrozados»
Una tragedia que nadie se explica. Una vecina de Pelúgano, una mujer muy querida en esta localidad allerana, falleció este jueves al salirse de la vía el coche que conducía cerca de Santa Ana, en el mismo concejo de Aller en el que residía. Josefina Montes, de 49 años de edad, iba al volante de un todoterreno de la marca Suzuki, su padre, Pepe Montes, de 76 años de edad iba junto a ella, en el asiento del copiloto. El hombre resultó herido y permanece ingresado en el Hospital Álvarez Buylla, en Mieres.
El coche circulaba por la carretera AS-386, a la altura de Estrullones. Iban en sentido Moreda. Poco después de pasar el ramal de acceso al Corredor del Aller y por causas que se desconocen, Josefina perdió el control del vehículo. El coche salió volando por la margen izquierda de la calzada en el sentido de la marcha. En la carretera no quedaron marcas de frenada. Entre las razones que los investigadores barajan como causa del siniestro está la posibilidad de que la mujer sufriese una indisposición al volante.
Sobre las vías del tren
Joefina Montes no dio esa curva a la derecha, el coche siguió recto. En el guardarraíl quedó la marca, un roce apenas perceptible, en el punto en el que el vehículo se salió de la carretera y prácticamente despegó. Fue justo en una zona donde la valla que delimita la calzada está abierta en un tramo de apenas tres o cuatro metros para dar acceso a un camino. El Suzuki voló entre árboles y por encima la vía de la línea de ancho métrico, la antigua Feve, Trubia-Collanzo. El coche impactó contra el suelo justo al lado de la vía, allí quedaron restos de focos, el parachoques con la matrícula. Tras ese primer golpe, el vehículo se precipitó a un prado unos metros más abajo. Allí quedó volcado.
Las primeras llamadas alertando del accidente fueron a las 11.22 horas. La sala de emergencias del 112 Asturias recibía una alerta. Al otro lado del teléfono señalaban que estaban viendo un coche, tipo todoterreno, volcado en un prado. Parecía que había alguien intentado salir del vehículo.
El Servicio de Emergencias del Principado de Asturias activó de inmediato a los bomberos, pasó el aviso al SAMU e informó a la Guardia Civil de Tráfico. Una vez en el lugar los bomberos solicitaron que se avisase a ADIF para que cortase la circulación de trenes en la zona por seguridad de los intervinientes. Para acceder al coche y a los heridos desde la carretera había que cruzar la vía del tren.
Los bomberos tras llegar al coche, estabilizan el vehículo y a las 12.48 horas comunican que han excarcelado a Pepe Montes y a la persona fallecida, Josefina. Después esperaron en el lugar a la llegada de los servicios funerarios. Los bomberos tuvieron que arrancar el techo del vehículo para sacar a los ocupantes. Josefina Montes perdió la vida. Fue su padre, herido, quien llamó a la familia para informar del suceso. Pepe Montes después de ser excarcelado del amasijo de hierros en que quedó convertido el Suzuki, subió caminando hasta la carretera y llamó al marido de su hija para decirle que habían tenido un accidente. Fue la llamada que conmocionó no solo a la familia, sino a toda la localidad de Pelúgano.
La fallecida vivía en Pelúgano de Abajo y era muy activa en todo lo que se hacía en el pueblo. Participaba en la organización de fiestas, de ferias, de todo lo que necesitase que alguien echase una mano. Allí estaba ella, siempre dispuesta. Por eso ayer en Pelúgano «no solo sufre una familia sino que es un dolor que se extiende por todo el pueblo. Estamos destrozados», decían sus familiares.
Fueron varios los familiares que a lo largo de la jornada se acercaron al lugar del accidente. «¿Qué ha pasado, como ha podido salirse así de la carretera?», se lamentaba uno de ellos nada más bajarse de su coche y ver el lugar en por el que el todoterreno en el que viajaban Josefina y Pepe. «No hay ni marcas», decía intentando buscar una explicación a lo sucedido en esa maldita curva. La calzada estaba en buen estado, en ese momento no llovía y había buena visibilidad. Pocos metros más abajo, destrozado, el coche de Josefina era ya chatarra que esperaba ser retirado por una grúa-pluma que lo alzase desde el prado a la carretera.
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Ahora Pelúgano llora a una mujer de 49 años, a la esposa, a la madre de dos hijos de 19 y 21, a la vecina que siempre estaba dispuesta a ayudar.
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