La crisis alemana pone en cuestión el legado político de Merkel
El 8 de diciembre de 2021, Angela Merkel pasó el testigo al actual canciller Olaf Sholz. Fue el fin de una era. Durante sus 16 años como canciller, Merkel defendió como nadie el pragmatismo y la estabilidad, dejando una huella importante en Alemania y Europa pero también un legado difícil. La transición energética, la digitalización o importantes inversiones y reformas en infraestructuras quedaron relegadas a un segundo plano, lo que finalmente ha provocado el colapso del gobierno que le sucedió. Desde las sombras, Merkel permaneció en silencio durante mucho tiempo y tuvo cuidado de no dar consejos a los políticos. Pero ahora, poco después de la ruptura de la coalición alemana y en un momento en que la mayor economía de Europa lucha por el liderazgo político, la ex canciller ha vuelto a la carga.
El martes presentará sus memorias bajo el título «Libertad». Una obra de 736 páginas que escribió junto a su asesora política Beate Baumann y que recorre desde su infancia en la RDA hasta su politización tras la caída del Muro de Berlín o sus encuentros con el presidente de Rusia, Vladimir Putin o con quien Pronto volverá a ser presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Normalmente, días antes de su publicación, las redacciones de los medios más importantes suelen recibir ejemplares para que los periodistas preparen sus artículos pero, en esta ocasión, apenas hay información sobre un libro, por lo que El excanciller ha recibido un anticipo de 12 millones de euros. Sólo el diario “Die Zeit” ha logrado unos párrafos que permiten vislumbrar un análisis profundo de la política contemporánea y el impacto de sus decisiones a nivel global. Así, se ha sabido que, durante su mandato, Merkel intentó frustrar el deseo de Ucrania de unirse a la OTAN porque ya temía una respuesta militar de Rusia o porque había querido la victoria de la demócrata Kamala Harris en las elecciones estadounidenses. Sin embargo, el principal interés en Alemania es conocer su posición respecto a los acontecimientos en su propio país. En este sentido, y en una entrevista publicada el viernes por la revista «Der Spiegel», la ex canciller criticó sin vacilar la posición de Scholz y la ruptura del Gobierno de coalición.
Está por ver si la expresidenta se reconoce y también se critica. Casi tres años después de su despedida política y días antes de que su libro vea la luz, son muchos los analistas y medios de comunicación que, dentro y fuera de las fronteras alemanas, califican al país como el «enfermo de Europa» y aseguran que, tras 16 años de Merkel, todavía faltan muchas reformas urgentes en Alemania. En términos económicos, el gobierno de Merkel estuvo marcado por una medida central: la introducción del freno de la deuda. Una política de austeridad que llevó al país a una enorme falta de financiación en infraestructuras públicas y de ahí que, actualmente, escuelas, carreteras y hospitales se encuentren en una situación precaria.
Sólo la renovación de las escuelas alemanas requeriría alrededor de 45.000 millones de euros. La lista de deficiencias es larga y preocupante: muchas escuelas luchan contra grietas en las paredes, goteras en los tejados o instalaciones deportivas a menudo antihigiénicas. Por poner un par de ejemplos, el pabellón deportivo del instituto Rudolf Diesel de Augsburgo lleva cerrado tres años debido a una plaga de moho, o los alumnos del colegio Lessing de Ingolstadt reciben clases en los cuarteles debido a los olores en la escuela principal. edificio. El sistema escolar alemán también sufre una grave escasez de docentes: actualmente faltan alrededor de 12.000 docentes en Alemania y En 2030 esta cifra podría ascender a 55.000. Al mismo tiempo, la digitalización sigue siendo un desafío para el país. Muchas escuelas no cuentan con el equipamiento técnico necesario y los profesores reciben una formación insuficiente en el ámbito de los medios digitales.
El estado de las carreteras es otro de los problemas que afronta el país. Según el último estudio del Ministerio Federal de Transportes para el año 2021/22, un total de 7.112 kilómetros de carreteras aguardaban una renovación urgente y unos 8.000 puentes que cruzan estas carreteras necesitan reparación. Sin embargo, el estado de las carreteras locales, que constituyen la mayor parte de la red viaria alemana, es especialmente crítico. De sus 714.000 kilómetros, alrededor de un tercio se encuentra en mal o muy mal estado y uno de cada diez kilómetros presenta daños graves.
También hay enormes deficiencias en el sistema de salud. En los últimos años el número de hospitales en Alemania ha ido disminuyendo continuamente. En 2023, sólo había 1.874 clínicas en todo el país, una disminución significativa en comparación con los aproximadamente 2.400 hospitales que todavía estaban en funcionamiento en 1990. Una reducción que va de la mano de una grave escasez de personal, especialmente en el sector de enfermería. Además, muchos hospitales, así como toda la infraestructura pública en Alemania, sufren un enorme retraso en las inversiones y por eso muchos economistas exigen una reestructuración del presupuesto federal y de los recursos distribuidos.
Por si esto fuera poco, Alemania se volvió geopolíticamente dependiente bajo Merkel. Como ejemplo de la fuerte dependencia del crecimiento económico alemán de las exportaciones a China, Volkswagen vende alrededor del 40% de sus vehículos en el mercado chino. Un nivel de interdependencia económica que obligue a Berlín a mantener excelentes relaciones con China y, por tanto, un enfriamiento con Beijing o una escalada general del conflicto en Ucrania podría causar un daño devastador a la economía alemana.
Además de la geopolítica, las decisiones de Merkel también han dañado profundamente a Alemania en otras áreas clave. Su política migratoria trajo consigo importantes desafíos para la seguridad interior y la integración. Los críticos señalan el empeoramiento de la escasez de viviendas o el aumento de la tasa de criminalidad. Asimismo, la política energética de Merkel también puso a Alemania en un dilema, concretamente en lo que respecta al déficit de suministro. En lugar de garantizar un suministro energético estable y sostenible, la apresurada eliminación de la energía nuclear creó un vacío en la política energética, al mismo tiempo que Berlín decidió ampliar las energías renovables, cuya eficiencia y estabilidad, sin embargo, no benefician adecuadamente a su economía. A pesar de todo y en vista de los desafíos en los que se ha visto sumido el actual gobierno alemán, muchos en Alemania -incluso partidarios- ahora no dudan en asegurar que los gobiernos de Merkel estuvieron marcados por decisiones que, a largo plazo, han tenido graves consecuencias. consecuencias para el país. La era Merkel deja a Alemania en un estado desolado: económica, infraestructural y geopolíticamente.
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