Un preso agrede a una funcionaria en la cárcel de A Lama (Pontevedra) al tratar de besarla a la fuerza
MADRID/VIGO 25 de noviembre (EUROPA PRESS) –
El pasado viernes, un preso agredió a una funcionaria del Centro Penitenciario de A Lama de Pontevedra, a la que intentó besar a la fuerza e incluso le mordió el labio superior.
Tras el incidente, el preso fue trasladado a la prisión de Teixeiro (A Coruña), según fuentes sindicales consultadas por Europa Press.
El preso ha sido puesto en aislamiento provisional y el incidente ha sido puesto en conocimiento de la Fiscalía, según otras fuentes penitenciarias, que destacan que lo ocurrido el viernes quedó registrado en el sistema penitenciario, que diferencia tres tipos de agresiones: agresión sexual, acoso sexual y exhibicionismo.
En un comunicado, el sindicato Acaip-UGT ha denunciado que la agresión fue perpetrada por un interno con antecedentes conflictivos y ha generado una «profunda indignación», reabriéndose el debate sobre las medidas de protección en el ámbito penitenciario.
Este sindicato señala que la «agresión sexual» se produjo cuando el agente realizaba labores de vigilancia en la segunda galería del centro penitenciario de A Lama, momento en el que el interno MB «la sorprendió en una de las escaleras alegando que tenía que darle un documento.» .
«Cuando la funcionaria se acercó a leer el periódico, la interna la agarró por el cuello, arrinconándola contra la pared e intentando besarla con fuerza», añadió el sindicato.
Pese a la resistencia del funcionario, Acaip-UGT lamenta que el agresor «logró introducir su lengua en su boca, mientras presionaba su cuerpo contra el de ella, mordiéndole el labio superior y provocándole heridas».
En medio de este acto violento, la trabajadora logró liberarse, pero fue perseguida por el interno, quien continuó acosándola verbalmente, según el sindicato.
Acaip-UGT ha lamentado que lo ocurrido no es un caso aislado, sino «el reflejo de un problema más amplio que afecta a las trabajadoras penitenciarias».
«Las agresiones sexuales no sólo comprometen la integridad física y emocional de las víctimas, sino que también demuestran la falta de mecanismos de protección eficaces en un entorno especialmente peligroso», denunciaron.
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