Hemos decidido matar a la gallina de los huevos de oro para afrontar más retos
Jorge Díaz, Antonio Mercero y Agustín Martínez, o sea, Carmen Mola, se despiden de su emblemático personaje, la inspectora Elena Blanco, con El clan (Planeta), la quinta entrega de la serie superventas de novelas criminales iniciada con La novia gitana y asentada después en el éxito gracias a La red púrpura (2019), La nena (2020) y Las madres (2022). La terna será uno de los nombres propios del inminente Festival Eñe, cita con lo mejor de la literatura en español, en la que compartir con los lectores los secretos de sus intrigas, su método de trabajo colectivo, cuánto de sus técnicas de oficio de guionistas utilizan para escribir sus novelas superventas.
¿Qué sentimientos les invaden al echar el cierre a una saga que les ha dado la fama?
Jorge Díaz: Nos ha dado pena tomar la decisión de terminar con la inspectora Elena Blanco pero nos parecía que había llegado el momento. Desde que terminamos la cuarta novela pensamos que no podíamos extendernos más, que no podía ser una serie de 12, 13 ó 14 libros. Nosotros nos cansamos de Elena Blanco, el público se cansa de leer a Elena Blanco y creímos que lo mejor era cerrar en el momento más alto, hacer un Toni Kroos. Todavía no somos conscientes del final porque aun tenemos encuentros con prensa y lectores. Supongo que cuando termine la promoción y en enero decidamos reunirnos y decir, «y ahora qué», diremos: «¿por qué se nos ocurrió terminar con Elena Blanco, con lo bien que nos iba?».
Agustín Martínez: Con El Clan matamos a la gallina de los huevos de oro. Lo más lógico hubiera sido seguir, y la editorial hubiera estado encantada, pero nos parecía más interesante terminar con esto y atrevernos con un nuevo reto, lanzarnos a otra cosa.
¿Cómo se escribe un libro a seis manos y tres mentes?
Antonio Mercero: Eso es algo que intriga mucho a la gente pero para nosotros es algo natural ya que somos guionistas de carrera, llevamos 25 años haciendo guiones de series de televisión y ahí el trabajo se hace en equipo. Trasladamos el modo de funcionamiento de los guionistas a la literatura. Son reuniones exhaustivas durante dos o tres meses, de los tres, para diseñar la historia entera: personajes, lo que le pasa a cada uno, lo que sucede en cada capítulo… Cuando tenemos eso decidido repartimos el trabajo en tres tercios y cada uno se va a su casa a escribir su parte. La fase final son las reescrituras, nos reescribimos los unos a los otros y vamos quitando lo que nos parece que chirría porque no es de Carmen Mola, naturalmente se te cuela algún tic personal. El gran milagro es que no nos enfadamos. El milagro es de convivencia psicológica, de tolerancia, respeto, generosidad. Hemos aprendido a disfrutar del talento ajeno.
El Clan está salpicado de tráfico de órganos, corrupción, emigración ilegal… ¿La inspiración más cruel la encuentran en los periódicos, en la actualidad?
A. M.: Creo que en Carmen Mola ha habido una evolución, una especie de viaje. La primera novela, La novia gitana, era como un thriller de los años 90, con un psicópata un poco estilizado, y novela a novela nos hemos ido acercando a la realidad y volviéndonos más comprometidos. Creo que el cénit es El Clan. Una novela en la que partimos continuamente de la realidad. Los psicópatas dan miedo pero hay algo consolador en el hecho de que no son personajes que uno se vaya a encontrar en la calle, sin embargo la realidad está ahí, a la vuelta de la esquina,y creo que genera más miedo que este tipo de personajes, que una vez que los atrapas y los metes en la cárcel acabas con ellos. El Clan arranca de la realidad, parte de un montón de reportajes, de hechos reales, más que ficcionando estamos relatando: toda la guerra de Liberia, el viaje de los inmigrantes a través del Sáhara, es decir, contamos lo que sucede. El resultado final es una novela muy real, muy comprometida socialmente, una patada contra el sistema.
Se cumplen tres años de la concesión a Carmen Mola del Premio Planeta. ¿Qué recuerdos guardan de aquella noche?
J. D.: Yo lo recuerdo como una noche maravillosa. Ganar el Planeta es una aventura muy especial, sobre todo lo fue para nosotros. Nadie sabía quién era Carmen Mola, y fue entonces cuando salimos del anonimato. Pasamos de la nada al todo. Le recomiendo a todo el mundo que gane el Planeta una vez en la vida.
Que nadie vaya a pensar que con la muerte de Elena Blanco también entierran a Carmen Mola.
A. M.: Hay Carmen Mola para rato. Iniciaremos un periodo nuevo pero aun no sabemos sobre qué vamos a escribir, supongo que algo dentro del mundo del trhiller. Esta novela es un punto de inflexión.
Hay quien piensa que esconderse detrás de un pseudónimo con nombre de mujer es una estrategia, siendo este un país en el que las mujeres son las que más venden.
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J. D.: No fue una decisión buscada. El nacimiento de Carmen Mola es un juego, un experimento: a ver si somos capaces de escribir una novela entre tres, nunca pensamos que llegaríamos a terminarla, y una vez terminada, que fuéramos capaces de venderla a una editorial. El pseudónimo es un chiste, como todo el mundo se puede imaginar. Y no fue una estrategia pensada, aunque evidentemente a la larga ha resultado buena. Nunca hemos querido ocultarnos detrás del nombre de una mujer.
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