Un brazo articulado permite disfrutar de las pinturas del siglo XVI recuperadas en el Monasterio de Santo Estevo, en Orense
En pleno corazón de la Ribeira Sacra, el monasterio de santo estevo de ribas de sil Es un lugar que invita a la paz, al descanso y por supuesto a la leyenda. Ahora transformado en Parador, basta pasar unos días en este entorno para entender por qué ya en el siglo X muchas personas lo elegían para vivir su espiritualidad o incluso sus últimos años. Inmejorable lugar para jubilarse, más que un pensamiento.
Este fue el caso de los 9 obispos que acordaron elegir Santo Estevo como su lugar de descanso final. Aquí, rodeados de bosques de ensueño, respirando naturaleza y hospitalidad, los religiosos hicieron algo más. Hicieron de Santo Estevo una leyenda. Se dice que tienen poderes curativos. Poderes que habrían conservado, sus anillos: Los anillos de los obispos de Santo Estevo. Hasta hace poco nadie podía confirmar su existencia. Pero ya es un hecho y se han localizado 4 de ellos.
Restauración de relicarios descubre tesoros escondidos
Fue un proceso de restauración de los relicarios encontrados en el altar de la iglesia del monasterio lo que permitió encontrarlos. Estos dos gabinetes, situados a 3 metros de altura, conservan los restos de los 9 obispos.
En 2020 se decidió iniciar un proceso de restauración y durante el desmantelamiento surgió la sorpresa. “En el fondo de uno de ellos apareció una pequeña bolsa de tela y dentro estaban cuatro de los anillos y dos documentos”, dice Vania López, la restauradora que llevó a cabo este proyecto y la primera en ver esta bolsa. «Fue increíble», añade.
Un descubrimiento que dio sentido a historias y mitos. En torno a estas joyas se creó una leyenda. Anillos con poderes curativos que curaban enfermedades o prevenían enfermedades graves, según cabe suponer. Cierto o no, lo que ya no está en duda es su existencia.
pinturas murales del siglo XVI
Pero eso no es lo único que surgió. Detrás de estos grandes armarios, en la pared, aparecía toda una serie de murales del siglo XVI escondidos bajo una enorme capa de cal. “Fueron necesarios 8 meses de intenso trabajo para recuperarlos”, explica Vania. Bisturí y paciencia, los grandes aliados de la restauración. El resultado son dos impresionantes murallas de gran valor artístico y cultural.
Una vez completado el proceso, surgió la duda. Cómo volver a colocar los relicarios en su lugar y no tapar las pinturas. Cómo disfrutar de ambos elementos y de toda su importancia histórica y artística. La solución vino de la mano de Fernando de Bonrostro, arquitecto que ya había implementado una solución similar en Salamanca. “No es exactamente lo mismo porque cada proyecto tiene sus particularidades, pero es algo parecido”, explica. “La idea es ser lo menos agresivos posible”, continúa Bonrostro. “Se han discutido muchas opciones, pero lo que pretendemos es intervenir lo menos posible y usar siempre el sentido común”.
Esta parte del proyecto fue llevada a cabo por la Fundación Iberdrola, gracias a un convenio con la Diócesis de Orense. “Uno de los principales ámbitos de actuación de la Fundación se centra en el cuidado, mantenimiento y promoción del arte y la cultura”, explica Antonio Collada, jefe del departamento de Arte y Cultura de la Fundación Iberdrola.
«Iniciativas que ayudan a mejorar la vida de las personas», Operan desde Iberdrola. En este caso, una respuesta diferente para poder apreciar, conocer y saborear todo lo que ofrece este monasterio de Santo Estevo y su iglesia, un lugar privilegiado, sin duda, también por ello.
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