HORNO DRI ARCELOR | El impacto de la decisión de Arcelor de paralizar la gran inversión: impedirá generar el 1,6% del PIB y 4.243 empleos en Asturias
La paralización por ArcelorMittal del proyecto de construcción de un horno de reducción directa de mineral de hierro (DRI) mediante el uso de hidrógeno verde para reemplazar al horno alto A –cuya vida útil vence en 2026– y descarbonizar parcialmente la cabecera siderúrgica de Gijón supondrá para la economía asturiana dejar de generar un valor añadido equiparable a más del 1,6% del Producto Interior Bruto (PIB) de la región, según una estimación del Laboratorio de Análisis Económico Regional (Regiolab), vinculado a la Universidad de Oviedo, hecha pública este miércoles.
El informe, realizado por Esteban Fernández Vázquez y Carmen Ramos Carvajal, estima que la paralización del proyecto, cuya inversión se había calculado en julio de 2021 en 798,61 millones –y que en la actualidad sería superior a este importe– entrañará a su vez que no se promuevan 4.243 puestos de trabajo a tiempo completo inducidos en el conjunto de la economía regional por el efecto arrastre que la siderurgia tiene sobre diversos sectores de actividad de la estructura productiva regional.
La cuantificación de estos efectos se ha hecho mediante un modelo multisectorial que captura las interacciones entre las diversas ramas de actividad de la economía, basándose para ello en datos de la Contabilidad Regional de Asturias elaborada por Sadei y su marco «input-output» más reciente.
En el estudio se tiene en cuenta el efecto de la inversión, aunque el DRI no sería una instalación adicional a las existentes en la cabecera, dado que estaba llamado a sustituir uno de los dos hornos altos de Gijón. Por otra parte, ArcelorMittal había anunciado en 2021 que la entrada en actividad del horno DRI, junto con la del horno eléctrico híbrido de Gijón –actualmente en construcción para sustituir a la acería convencional de Veriña–, entrañarían la reducción de 1.000 de los 5.000 empleos propios que la compañía tiene en Asturias en virtud de que las nuevas plantas estarán más automatizadas que las que reemplacen.
El documento de Regiolab identifica «impactos diferenciados de pendiendo de las ramas de actividad». El sector de la metalurgia será el que más se resentirá, según estos cálculos, porque el efecto estimado sobre su valor añadido será cercano al 25%, seguido por coquerías (casi el 20%), reparación e instalación de maquinaria y equipos (cerca del 10%) y energía (prácticamente el 5%). Por detrás –y con incidencia descendente– se sitúan extracción de carbón, otros productos minerales no metálicos, actividades relacionadas con el empleo, transporte terrestre, seguridad y otros servicios, e industria químicos, todos ellos por debajo del 5%. De los 4.000 empleos inducidos que se calcula que se dejarán de crear por la renuncia a la inversión, más de 2.000 se concentran en el sector metalúrgico, que será de nuevo el más afectado, con gran diferencia sobre el resto.
La repercusión negativa también diferirá según los territorios. El empleo que se dejará de generar se concentra fundamentalmente en el área central de Asturias –en la que se localiza la siderurgia– y sobre todo en la comarca de Gijón, que es en la que se ubica la cabecera siderúrgica y donde estaba previsto construir el DRI, al igual que ocurre con el horno eléctrico híbrido actualmente en obras.
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Por proximidad y por especialización productiva, 1.235 de los 4.243 empleos que no se crearán se hallan en Gijón, seguido por Avilés (526) y Corvera (523). Los tres son los concejos con mayor implantación de ArcelorMittal. Sin embargo, los efectos multiplicadores supondría que, de hacerse el DRI, también se hubiesen creado 521 empleos en Oviedo, 295 en Castrillón, 221 en Carreño, 165 en Siero y 138 en Llanera, aunque la inversión ejercería un influjo positivo sobre el total de los 78 concejos.
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