Cunde la inseguridad sexual y la falta de autoestima en las relaciones sexuales entre jóvenes
Núria Jorba lleva 17 años como sexóloga y terapeuta de parejas, 15 de los cuales como directora de un centro especializado en Barcelona. Conoce, por tanto, muy bien los problemas amorosos y sexuales en la sociedad actual, donde cada vez tiene más influencia el porno y el concepto idealizado de la sexualidad, las aplicaciones para ligar y la falta de deseo en las parejas estables.
¿Cuáles son los principales problemas en las parejas hoy en día?
El mayor problema es el deseo. Las parejas no saben cómo mantener su deseo, y no hablo solo de relación sexual, sino también de conectar, de tener intimidad, esa parte del rol que yo llamo de amantes. Existe una lucha entre el deseo en la pareja estable, donde existe seguridad y comodidad, con el deseo de novedad y de espontaneidad. También hay falta de deseo por una infidelidad, desconexión o vidas divergentes.
¿Cuál es el perfil mayoritario de parejas que acuden a terapia?
Personas de entre 30 y 50 años, que en torno al 60% o 70% tienen niños pequeños, o que no tienen hijos pero tienen conflicto por falta de deseo o porque uno tiene una necesidad y el otro otra. Se trata de parejas que llevan una media de unos 10 años y que han ido teniendo problemas no resueltos o parejas que llevan muchos años sin niños y tienen falta de deseo.
¿El sexo es uno de los principales problemas?
No, el gran problema es sentirse deseado, ser visto por la pareja y tener sensación de pasión. No se trata del enamoramiento inicial, pero sí la sensación de que se forma un equipo, que te ven y te cuidan, sería la gran falta de las parejas estables de hoy en día.
«Si yo me alimento de ver porno, me acostumbro a esos estímulos sexuales, y con algo normativo, como un desnudo o unos besos, no tengo la misma excitación»
¿Cuáles son los problemas sexuales más frecuentes entre los jóvenes?
Hay mucha inseguridad, falta de confianza y dudas de autoestima y corporalidad. Sienten tanta presión e inseguridad que desconectan de su corporalidad, de su placer y de sus necesidades y pueden aparecer disfunciones. Como problema subyacente también está la falta de deseo, dado que sienten que no conectan con la otra persona porque están dubitativos. En las mujeres provoca tendencia al dolor por la falta de lubricación y en los hombres falta de erección, por el bloqueo antes las expectativas sociales.
¿Y cuál es el motivo?
Uno de los motivos es el porno y tener un concepto idealizado de la sexualidad, que tiene dos consecuencias fundamentales. La primera es unas expectativas muy idealizadas de una relación sexual, imposibles de alcanzar, porque tiene que haber un súper deseo, sentir mucho, como fuegos artificiales y si tengo esas expectativas, tendré mucha presión antes de empezar y eso me puede bloquear. La segunda consecuencia es que si yo me alimento de ver porno, que está hecho para sentir mucha excitación, mucho subidón, me acostumbro a esos estímulos sexuales, y con algo normativo, como un desnudo o unos besos, no tengo la misma excitación.
«La consecuencia de tomar Viagra sin necesitarlo es que el cuerpo desaprende a cómo excitarse, a cómo relajarse, y sin el fármaco hay déficit de erección»
Ante este problema, ¿muchos jóvenes toman Viagra o similares?
Sí, hay un aumento exponencial del consumo, sobre todo en jóvenes, para buscar esa súper erección y ese hombre viril que muestra el porno. Por miedo a no estar a la altura, se toman la Viagra, no porque lo necesiten, sino como prevención y luego se genera una dependencia, porque sin Viagra tengo aún más inseguridad y entro en un bucle. Y como hoy en día hay facilidad para conseguirla, el uso está normalizado. El problema es que tiene consecuencias, como la falta de erección, porque el día que no me lo tomo, como mi cuerpo desaprende a cómo excitarse, a cómo relajarse, la consecuencia es más déficit de erección.
¿Y qué influencia están teniendo las nuevas tecnologías o aplicaciones de citas en las relaciones amorosas y sexuales?
Las aplicaciones para ligar no son un problema, el problema es el uso . Nos hacen creer, de forma errónea, que podemos tener relaciones sexuales con facilidad, que siempre podemos conocer a alguien mejor y eso genera la búsqueda de la relación perfecta pero, mientras, no cuidamos a las personas, emocionalmente, porque son como números en una aplicación y por eso hay menos compromiso, menos responsabilidad afectiva, más exigencia y nos volvemos más egoístas porque tenemos sexo cuando nos apetece, pero no porque hayamos conectado con las personas.
«La pasión con el tiempo muta y evoluciona y en la pareja estable es la conexión, la emocionalidad y el cuidado»
Cambiando de tercio, en las parejas maduras… ¿La pasión se debilita con el tiempo?
Lo importante es entender qué es la pasión en una pareja estable. El error es pensar que es lo que sentimos al inicio, eso es solo un tipo de pasión. Al igual que en una relación estable cambiamos el desconocimiento por conocimiento y con el tiempo perdemos energía pero ganamos paciencia, reflexión y seguridad, igual pasa con la pasión, que muta y evoluciona, y en la pareja estable es la conexión, la emocionalidad y el cuidado. El problema es que creemos que la pareja fluye por sí sola y no es cierto, hay que trabajar el rol de amantes y reconocer que la pareja y las personas con el tiempo cambian y tenemos que adaptarnos.
¿Y cómo hay que adaptarse?
Aprendiendo a generar deseo mutuamente, a trabajar el apoyo emocional, esa parte de sentirnos, de cuidarnos, de tener detalles. Hay que sorprender a la pareja, con una invitación, un detallito, acariciándole en el sofá… Tenemos que seguir manteniendo la sorpresa y seguir conquistando a nuestra pareja, aunque llevemos tiempo juntos.
«La menopausia es una segunda adolescencia, en la que el deseo impulsivo desaparece y se convierte en más tranquilo, más pendiente de las emociones»
¿Y cómo hay que adaptarse a la menopausia?
La menopausia genera una disminución del deseo sexual por el cambio hormonal. Es como una segunda adolescencia, donde pasamos una crisis de identidad y de corporalidad. Eso es lo primero que hay que aceptar, porque el deseo impulsivo y explosivo desaparece y se convierte en un deseo más tranquilo, más pendiente de las emociones y de conectar. En este punto, las mujeres tienen que buscar sus necesidades sexuales y trasladarlas a la pareja y a veces pedir ayuda profesional, porque necesitamos apoyo emocional o ayuda con fármacos, para restablecer los niveles hormonales. Es un cambio de etapa importante, donde hay que descubrir nuestro nuevo yo y nuestra nueva sexualidad.
¿Es frecuente mantener relaciones sexuales en la etapa sénior?
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A partir de cierta edad, quizá no necesitamos una relación sexual típica, pero sí sexualidad, porque desde que nacemos hasta que morimos somos seres sexuados, que necesitamos conectar con otra persona, con un abrazo, un mirada, un beso… Hay que abrir el prisma y mantener la sexualidad, porque proporciona más esperanza de vida, autoestima y mejor estado anímico.
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