REDES SOCIALES | ¿Deben salir los políticos europeos de X?
La Unión Europea se asoma a una suerte de abismo digital. En el espacio de unos pocos días ha visto cómo desde Estados Unidos se ha dinamitado el encaje de las redes sociales estadounidenses en suelo europeo. Primero fue el trillonario dueño de X, Elon Musk, que ha atacado frontalmente a varios líderes europeos y ahora trata de influir en las próximas elecciones alemanas promocionando en su plataforma al partido de ultraderecha Alternativa por Alemania. Luego, en un giro sorprendente de los acontecimientos, el dueño de Meta, Mark Zuckerberg, adoptó el lenguaje trumpista para cargar contra la “censura” europea de su red social y anunciaba el final de su programa de verificación humana de contenidos. Es un terremoto para el panorama digital europeo: Facebook, Instagram, Whatsapp, X… El enemigo es demasiado grande, demasiado poderoso, y Europa no tiene ninguna plataforma relevante con la que hacerle frente. Centenares de millones de usuarios europeos son controlados por algoritmos secretos desde Estados Unidos. ¿Qué puede hacer la Unión Europea para defenderse?
Por el momento, la respuesta política desde Bruselas ha sido tibia. La recién estrenada Alta Representante para la Política Exterior y de Seguridad, Kaja Kallas, no ha hecho mención alguna a los ataques e injerencias de Musk ni de Zuckerberg. Tampoco la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que se encuentra enferma con neumonía. El peso de tan grave situación ha recaído sobre los portavoces de la Unión Europea, que se han limitado a decir que el magnate americano tiene derecho a expresar su opinión y que mirará detenidamente los cambios y las acciones concretas para examinarlos bajo la lupa de la Ley de Servicios Digitales (DSA por sus siglas en inglés).
Meta ha informado de los cambios por escrito a la Comisión Europea este miércoles, como le obliga la ley europea, según ha podido saber este diario. El final de los verificadores humanos solo afecta a Estados Unidos, por lo que la UE no va a hacer nada al respecto bajo la DSA. Sin embargo, en la notificación, la empresa de Zuckerberg también advertía de que relaja sus normas contra el discurso de odio. Casi todo vale de nuevo en Facebook, Instagram y Whatsapp. Y eso sí que choca frontalmente con la regulación europea. Bruselas investiga el riesgo que esto supone para el ecosistema digital europeo.
Contra X ya hay abierta, desde diciembre de 2023, una investigación por la presunta violación de los requisitos legales para poder operar en europa. En concreto, se mira con lupa si cumple con las obligaciones de la UE contra la diseminación de contenidos ilegales; si el sistema de control de contenidos por “notas de la comunidad” alertando de falsedades es eficaz; o si se está distorsionando el sistema de comunicación al permitir que se consiga un usuario verificado simplemente pagando, por lo que ello supone de facilidad para crear cuentas falsas y difundir bulos previo pago.
Ahora, el equipo de más de un centenar de personas que se dedica a estos menesteres en la Unión, entre abogados y tecnólogos, revisa centenares de páginas de documentos que le han enviado desde Estados Unidos. No hay fecha prevista para emitir una resolución, que después se enviará a los órganos de decisión política de la Unión. Si X ha roto las reglas del juego, se enfrenta a una multa que puede llegar a alcanzar el 6% de sus beneficios a nivel global. ¿Se atreverá la UE a llegar tan lejos?
Hay quienes creen que ya debería haberlo hecho. Aprovechar la oportunidad antes de que llegara Musk a la Casa Blanca (en realidad, a un órgano asesor del presidente) y abandonar en masa la red social X. Que se impone que los funcionarios públicos europeos y españoles y las instituciones dejen de usar una plataforma con graves problemas de difusión de bulos y contenido de odio. Muchos de los oficiales se han abierto ya cuentas en la alternativa más popular en el momento, Bluesky: desde Von der Leyen a Pedro Sánchez pasando por los ministros del Gobierno y los comisarios europeos. Pero, de momento, se trata más bien de establecer un campamento base y duplicar contenidos. Todos siguen en X, donde los mensajes políticos pueden hacerse virales.
Asalto de las tecnológicas a Europa
«Trabajaremos con el presidente Trump para oponernos a los gobiernos de todo el mundo que van a por las empresas americanas y que censuran a los americanos”, dijo esta semana Zuckerberg en un vídeo. “Europa tiene un creciente número de leyes (…) que dificultan crear nada innovador«.
El tono y el mensaje va en sintonía con el de X y el del presidente Trump. Todo apunta a que se está gestando un choque de las tecnológicas desde Washington contra Bruselas, que ha impuesto multas y restricciones a otras empresas como Google o Microsoft en los últimos años. Todo, en un marco en el que todos esperan una guerra comercial arancelaria de Trump contra los productos europeos junto a los del resto del mundo.
Legislación como defensa
Pero hay más actores en juego, y también hay sospechas de injerencia y comportamientos inamistosos en ellos. Se ha abierto una investigación formal contra la china TikTok por presuntos riesgos electorales bajo la DSA, en relación con las elecciones presidenciales en Rumanía del pasado 24 de septiembre. La primera vuelta la ganó por sorpresa un poco conocido candidato prorruso del que se sospecha que usó dinero extranjero para inundar la red social favorita de los más jóvenes con mensajes políticos. El Tribunal Supremo de Bucarest suspendió el resultado, en un movimiento inédito, basado en informaciones de injerencia de sus servicios de inteligencia. Europa se atrinchera tras su legislación digital.
“Debemos proteger nuestras democracias de cualquier tipo de interferencia extranjera”, dijo, entonces sí, Ursula von der Leyen. “Cuando sospechemos de esas interferencias, especialmente durante los períodos electorales, debemos afirmar de forma firme (…) Que quede meridianamente claro: todas las plataformas deben ser responsables de sus actos”.
Pero esa injerencia ya se está produciendo a un nivel mayor. Elon Musk, con más de 200 millones de seguidores, es uno de los usuarios que la legislación europea impone vigilar de forma especial.
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El dueño de X ha llamado al canciller de Alemania, Olaf Scholz, «tonto incompetente» y le ha pedido que renuncie a su cargo. Scholz es el candidato de los socialdemócratas para las elecciones generales del próximo 23 de febrero. Este mismo jueves, Musk ha difundido en su red social una entrevista con Alice Weidel, la líder del partido de ultraderecha Alternativa por Alemania, que Musk considera “la única esperanza” de ese país. ¿Cuál es el límite? La UE trabaja en ello. Los funcionarios de la UE observan con lupa el comportamiento de Musk, analizando sus mensajes. Próximamente, se resolverá el caso abierto contra X. Y entonces comenzará la batalla frontal.
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