¿Por qué huele tan mal el cauce del Túria dos meses y medio después de la DANA?
Los sedimentos arrastrados por la barrancada hasta el cauce nuevo del Túria y los daños en seis depuradoras continúan siendo un foco de problemas por el olor fétido que sigue generando la zona dos meses después de la DANA. Las pozas de aguas putrefactas se han convertido en una molestia que no cesa para los núcleos de población a una parte y otra del lecho del río en todo su tramo final. El tránsito por la V-30 es, además, un calvario aún con las ventanillas del coche subidas. Una situación que lejos de mejorar se ha cronificado, como ya alertaba Levante-EMV a principios de diciembre.
Empleo de nitrato cálcico
La Conselleria de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio ha tratado de neutralizar los perjuicios a la población con medidas como el uso de nitrato cálcico, aunque sin el éxito deseado.Fuentes del departamento que dirige el conseller Vicente Martínez Mus explicaban hace unos días que se trata de una práctica que minimiza el impacto que provocan las pozas encharcadas, aunque no lo elimina en su totalidad. La solución definitiva solo llegará con la reparación de las estaciones depuradoras, que trabajan sin estar totalmente operativas. Los plazos están previstos para finales de este mes, según las estimaciones de la Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales (Epsar) cuyos esfuerzos han estado centrados en el restablecimiento de las 123 infraestructuras seriamente afectadas por las torrenciales lluvias.
Evitar vertidos al Parc Natural de l’Albufera
Aunque en diciembre se atajaron los vertidos al Túria y l’Albufera con soluciones provisionales mientras se realizan las obras definitivas, algunas depuradoras siguen soltando aguas al nuevo cauce que, aunque están tratadas, no están sometidas a procesos tan exigentes como antes del desastre. En concreto la EDAR de Quar Benáger, una de las más importantes de la Comunitat Valenciana, gestiona 60.000 metros cúbicos diarios y presta servicio a Aldaia, Alaquàs, Xirivella, Quart de Poblet, Manises, Mislata y parte de València. En total, una población de unas 250.000 personas. Más allá de su tamaño, destaca además por los parámetros de calidad que alcanza debido, entre otros procesos, al tratamiento terciario con luz ultravioleta. Toda el agua que entra en la planta sale para ser reutilizada en campo a través de las acequias, con l’Albufera como último destino.
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Inversión de cien millones
La Epsar tiene previsto invertir 100 millones de euros en el plan para recuperar las depuradoras y las infraestructuras hídricas afectadas por las inundaciones. Hasta el momento han sido validados por el pleno del Consell contratos de emergencia por valor de 54,6 millones. En una primera fase llevada a cabo en 2024 los esfuerzos estaban destinados a terminar con los vertidos, poner en marcha las 123 depuradoras afectadas y crear nuevos colectores provisionales. Una vez finalizada esta fase el objetivo es recuperar la actividad total de las 6 depuradoras, que operan parcialmente por el impacto de los lodos. “Este barro sigue llegando a las instalaciones y no se realiza un tratamiento completo por los problemas que generan, lo que puede ocasionar problemas de olores”, explican desde la Conselleria. “La estimación es que durante las próximas semanas se puedan poner poco a poco en marcha y retomar la actividad con normalidad”, subrayan.
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