Italia pone en libertad al ingeniero iraní arrestado por orden de EEUU y cuya excarcelación fue relacionada con la liberación de la periodista Cecilia Sala
Lo habían negado, pero era cierto. El ministro de Justicia italiano, Carlo Nordio, que esta misma semana había desmentido la noticia, ha finalmente pedido este domingo la anulación de la detención del ingeniero iraní Mohammad Abedini Najafabadi, encarcelado desde diciembre en Italia por una orden de arresto internacional de EEUU. La justicia italiana ha anunciado públicamente la decisión, que ha conllevado la inmediata excarcelación de Abedini, que ya se encontraría de camino a Irán.
De esta forma, apenas cuatro días después, Abedini emprende el mismo camino de la periodista italiana Cecilia Sala, pero en sentido opuesto. De hecho, la informadora, que se encontraba encarcelada en Irán desde diciembre, fue liberada por Irán el pasado 8 de enero, lo que sugiere que de esta manera también se cierra otro capítulo de la llamada ‘diplomacia de los rehenes’. La posibilidad de que Irán hubiera apresado a la joven fue, en efecto, en vista en todo momento —y pese a los desmentidos tanto de Irán como de Italia— como una estrategia del país asiático para negociar la puesta en libertad de Abedini, a la que en un principio se oponía férreamente EEUU; país que incluso ya había presentado una solicitud de extradición.
Aval jurídico
La razón de ello es que, en principio, las acusaciones de EEUU contra el ingeniero iraní eran bastante graves. Según la versión de Washington, de hecho, Abedini había contribuido a la fabricación de drones que también se usaron en un ataque que puso fin a la vida de tres soldados estadounidenses en Jordania. No obstante, el hecho de que el iraní no hubiese cometido ningún delito en Italia y la circunstancia de que no se cumplía el principio jurídico de reciprocidad entre la legislación italiana y la estadounidense (un principio esencial en las extradiciones), hicieron que Roma optara finalmente por la liberación del iraní, explicaron las autoridades transalpinas.
«El primer delito atribuido al ciudadano iraní, ‘asociación delictiva para violar la IEEPA (Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional)’, no encuentra reciprocidad en el código penal italiano«, escribieron en una nota escrita. «En cuanto al segundo y tercer delito, respectivamente de ‘asociación delictiva para proporcionar apoyo material a una organización terrorista con resultado de muerte» y «suministro e intento de suministro de apoyo material a una organización terrorista extranjera con resultado de muerte», no se ha aportado hasta la fecha ningún elemento que fundamente las acusaciones», sino «únicamente» pruebas que sostendrían el hecho de que Abedini «ha realizado, a través de empresas vinculadas a él, actividades de producción y comercio con su propio país de instrumentos tecnológicos con aplicaciones potenciales, pero no exclusivas, de carácter militar», añadieron.
Liberación exprés
Con este argumento como base, Roma optó por una liberación exprés. Tanto es así que el ministro de Justicia italiano Nordio decidió (una alternativa avalada por la ley italiana) no esperar el veredicto de los jueces milaneses encargados del caso de Abedini y dictaminar la puesta en libertad inmediata del iraní. La decisión ha sido acogida «con aprecio» por Teherán, ha expresado Esmaeil Baqaei, portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores iraní.
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La decisión italiana llega también después de que en la última semana la primera ministra del país, Giorgia Meloni, se encontrara primero personalmente con el presidente electo de EEUU, Donald Trump, y posteriormente mantuviera una conversación telefónica con el presidente saliente del país, Joe Biden. Lo que ha sido interpretado como una estrategia de la italiana para calmar las aguas con uno de sus grandes aliados internacionales. La incógnita, en este sentido, es si eso realmente ha ocurrido.
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