El ‘tsunami’ de Hansi (capítulo II)
El Barça de Flick sometió a tal tunda al Madrid de Ancelotti en el Bernabéu (0-4) que lo dejó con un trauma que no se pudo quitar durante meses. Y ese trauma viajó hasta Yeda donde el equipo azulgrana completó una primera mitad de museo en una exhibición de fútbol ofensivo que agujereó al actual campeón de Europa guiándole a la perdición con otra goleada para la historia (2-5), acabando con un jugador menos por la expulsión de Szczesny. Le quitó todo el Barça al Madrid. Hasta la épica. Hansi ya tiene su primer título: una Supercopa. Y dos humillaciones a Ancelotti.
1.- El poder mental
Arrancó bien el Barça en el que Flick no tocó ni una sola pieza. Mantuvo el once del Athletic, incluido Szczesny ya que el técnico alemán salió satisfecho de la prueba de la semifinal. Llegada a la final, empezó como un trueno topando siempre con las poderosas y fiables manos de Courtois. Apenas cinco minutos de partido y dos paradones del meta blanco. Entonces, un saque de esquina a favor del Barça se transformó en el prólogo del 1-0 porque se desajustó tanto que no tuvo recursos para frenar a Vinicius, el inicio de la jugada, ni tampoco a Mbappé, el punto y final. En apenas 12 segundos, el Madrid firmó el primer tanto y puso, de inmediato, a prueba la resistencia mental de los azulgranas. Prueba más que superada porque se levantó con una grandeza espectacular sellando cuatro goles. Se levantó la mente de un golpe inesperado y, sobre todo, se levantó con una autoridad futbolística indiscutible.
2.- Lamine Yamal se disfrazó de Messi
Estaba el partido en un escenario enrevesado por el Barça tras el gol de Mbappé. Entonces, una jugada tejida con paciencia y mucho criterio provocó una obra de arte. Un gol que pareció de Leo Messi, que debe estar ahora por Miami iniciando la pretemporada con el Inter de Mascherano. Pero era Lamine Yamal quien se deslizó con belleza por el césped después de una acción que nació en un pase de Cubarsí a Koundé. A partir de aquí todo se aceleró. El francés encontró a Lewandowski, quien se vino al centro del campo para liberar espacio atrayendo defensas del Madrid.
El primer toque del ‘nueve’ precipitó una acción que perdurará en la memoria de millones de personas porque la pelota caía en los delicados pies de ese joven que pareció ser Messi, por mucho que la comparación asuste a cualquiera. Eliminó con elegancia a tres defensas blancos y para firmar esa maravilla acabó con un delicado pase a la red burlándose de la estirada de Courtois. Ahí empezó el ‘tsunami’ del Barça de Hansi.
3.- Ni el gran Courtois evitó la manita
Aguantó al Madrid al inicio, pero ese gol de Lamine ejerció un efecto devastador sobre Courtois, quien después en menos de una hora llegó a encajar hasta cinco goles azulgranas. Se estiró pero no llegó al suave disparo del prodigio azulgrana, preludio de lo que le vendría después. Adivinó la dirección del penalti de Lewandowski, aunque tampoco llegó a tiempo.
Quedó fusilado en el cabezazo de Raphinha que sacudió a la defensa de papel que organizó Ancelotti en el Madrid con un desbordado Lucas Vázquez como lateral y un superado Tchouámeni como central diestro. Ni uno ni otro detectaron el preciso centro de Koundé, más propio de una diagonal de Koeman en la década de los 90.
Un gol, el 1-3, en tiempo récord, porque Araujo ganó un balón aéreo tras un saque largo del portero belga. El uruguayo se la dio al lateral francés y este descubrió al capitán brasileño entrar como Pedro por su casa en el área blanca para rematar con absoluta precisión. Ni con el gran Courtois pudo evitar la manita con dos goles (1-4 y 1-5) que podrían llevar la firma blanca, hechas al contragolpe.
4.- Szczesny, roja y gol en contra.
Tenía el partido absolutamente controlado, con el 5-1 de Raphinha, cuando Mbappé se coló entre Araujo y Pau Cubarsí para quedarse solo ante el meta polaco. Este midió mal su acción porque eligió ir al suelo para llegar a la pelota pero topó con el delantero francés en lo que le acabó costando la tarjeta roja. Un castigo durísimo para el Barça porque se quedó con 10 jugadores en la media hora final de Yeda. Se marchó y entró Iñaki Peña, que descuidó su palo, era el izquierdo de la portería, por donde entró el derechazo de Rodrygo que logró el segundo gol blanco. Era responsabilidad del meta azulgrana por mucho que rozara la pelota pero sin capacidad para frenar esa trayectoria curvada. En una jugada, el Barça perdió a su portero, se quedó con 10, encajó un gol y, además, Flick, en una decisión arriesgada, prescindió de Lamine Yamal.
5.- Y solo un fuera de juego…
En dos partidos, Flick se ha llevado por delante al Madrid de Ancelotti. En el Bernabéu lo hizo con una arriesgadísima táctica que le hizo llevar la defensa al centro del campo, haciendo caer hasta en 12 veces en fuera del juego al conjunto blanco. No supo descifrar ese mecanismo azulgrana. Y menos aún Mbappé, quien caía hasta en seis ocasiones. Nada de eso, sin embargo, sucedió en la final de la Supercopa cuando acabó el partido eludiendo esa trampa ‘flickiniana’. Ni una sola vez estuvo el Madrid en posición ilegal en Yeda hasta que en el tiempo añadido (m. 92. 23) se producía el primero, único y último.
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A Mbappé, desesperado y aturdido porque no supo qué le había pasado el Barça por encima, le tocó ese ‘honor’. Ancelotti fue barrido por Flick (capítulo dos).
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