AEROPUERTO BARCELONA EL PRAT | La cifra de los 55 millones de pasajeros de El Prat que tensa el debate de la ampliación del aeropuerto
«Ante estos números y hasta que se implemente la eventual ampliación de la infraestructura», el crecimiento «estará determinado» por el uso de las horas valle y la desestacionalización de la actividad. Esta es la frase con la que Aena ha alertado nuevamente este lunes de que el aeropuerto de Barcelona-El Prat está al límite. Alcanzar los 55 millones de pasajeros era la cifra temida por el gestor aeroportuario y, desde 2021, su presidente, Maurici Lucena, insiste en que la única forma de afrontar el crecimiento es alargar la tercera pista y construir la terminal satélite, entre otras mejoras.
El hito sobre el volumen de viajeros tensa todavía más la decisión sobre el aumento de la capacidad de El Prat, que pilota el propio president Salvador Illa. Más aún después de que el Ministerio de Cultura, en manos de Sumar, se descolgara la semana pasada anunciando la compra de la Casa Gomis, en La Ricarda, en una zona afectada por la posible ampliación. Aunque quienes estudian las alternativas de prolongación de la pista son los responsables de la Conselleria de Territori y del Ministerio de Transportes, será Illa quien resolverá si finalmente tira adelante, cómo, cuántos metros y hacia dónde afecta la zona natural. Y qué pasa con la joya arquitectónica del racionalismo de Antonio Bonet Castellana, ahora en manos públicas. Todo ello con los costes políticos añadidos, decida lo que decida.
Pendientes del DORA
Mientras tanto, como ocurre siempre con las infraestructuras, la ejecución de las mismas no será rápida. Los trabajos para ampliar la capacidad del aeropuerto dependerán en primer lugar de la aprobación del Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA) 2027-2031, el programa inversor de Aena, tal como han recordado una vez más este lunes. En el futuro DORA, siempre y cuando el Govern y el Estado den el sí, se incluirá la terminal satélite y el alargamiento de la pista, cifrados en 1.700 millones de euros.
No obstante, en la T1 del aeropuerto Josep Tarradellas, Aena ha dado luz verde a obras que deberían mejorar la operatividad y hacer más cómodo el tráfico de viajeros. Se trata de una remodelación de la terminal que permitirá disponer de más espacio para adelantar el control de seguridad, para la facturación y para la sala de recogida de equipaje. La inversión prevista asciende a 700 millones de euros, pero en noviembre se adjudicó simplemente la redacción de los proyectos, con un plazo de ejecución de cuatro años.
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Pero más allá de la comodidad de las personas usuarias de la T1, el campo de vuelo, el espacio para despegar y aterrizar de los aviones, es lo que preocupa al gestor aeroportuario. Las señales de alarma por los 55 millones de pasajeros se han disparado y apremian a los responsables políticos, aunque los antecedentes por alertas similares obligan a relativizar. Con la T2, la terminal que acogía todo el tráfico barcelonés hasta el estreno de la T1 en junio del 2009, se estableció el límite de 22 millones de viajeros. Y llegó a acoger 33 millones.
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