La situación humanitaria es grave en Gaza, que incluso antes de la guerra estaba afectada por un bloqueo israelí impuesto en 2006, pobreza y un alto desempleo.

La ONU estima que reconstruir el territorio, con más de la mitad de las estructuras destruidas, llevará hasta 15 años y costará hasta 50 mil millones de dólares. La infraestructura básica, incluida la red de distribución de agua, ha sufrido grandes daños.

Según la ONU, casi toda la población de 2,4 millones de personas ha sido desplazada al menos una vez por los bombardeos y los combates.

La mayoría de los niños estuvieron sin ir a la escuela durante más de un año y sólo un puñado de hospitales permanecen parcialmente operativos.

Si la Autoridad Palestina, entidad que administra partes de Cisjordania -el otro territorio palestino-, se hiciera cargo de la situación, «dependería de donantes externos» porque «carece de recursos», afirma Guignard.

«Los planes de reconstrucción a menudo dependen de que las monarquías del Golfo, particularmente Arabia Saudita, intervengan con apoyo financiero. Pero estas naciones insisten cada vez más en que la era de la financiación incondicional ha terminado», añade.

Fuentes diplomáticas confirmaron a la AFP que los países árabes han exigido, como condición para la ayuda financiera, que se inicie un proceso político para crear un Estado palestino. Pero ésta es una «línea roja» para Israel, señala Guignard.

«Pase lo que pase, será un dolor de cabeza para todos los implicados», afirma un diplomático en Jerusalén.