un pueblo de Cuenca debate incorporar mujeres a Moros y Cristianos o dejarlas al margen
16 de abril de 2023. La Asociación Hermandad Dulce Nombre de Jesús, que hasta hace unos meses se encargaba de la organización de la fiesta grande de Valera de Abajo, un pueblo de Cuenca, hacía una publicación en su página de Facebook en la que resumía los temas tratados en la asamblea general de Moros y Cristianos de ese ejercicio. Entre aprobaciones de cuentas y presupuestos, se coló la propuesta que hizo uno de los soldados para solventar la escasez de moros: «Abrir las fiestas a las mujeres«.
[–>[–>[–>[–>Ese soldado propuso que se votase en asamblea que «entren ya las mujeres a las fiestas y puedan sentarse y participar como los hombres», un tema que ya adelantaban desde la Asociación Hermandad que reunía «mucha diversidad de opiniones». Anunciaron entonces que esa sugerencia, «el cambio más grande que puede producirse en las fiestas en caso de que saliera favorable», se llevaría a la asamblea del siguiente año.
[–>A raíz de esa propuesta, surgieron voces en Valera de Abajo, localidad que junto a Valeria conforma el municipio de Las Valeras, de 1.564 habitantes, que animaban a iniciar un debate sobre si la posibilidad de que las mujeres pasasen de un segundo plano a desfilar, recorrer la bandera y «llevar al Santo Niño en andas con el mismo orgullo y devoción que los hombres». Las mujeres ya participaban en las fiestas, declarada de Interés Turístico Regional por el Gobierno de Castilla-La Mancha, cosiendo trajes y haciendo comidas, entre otras labores.
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«No estamos solas»
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«Es un sentir que llevaba muchos años hablándose en el ámbito privado», confirma Irene Chumillas, portavoz de Moras Cristianas Valera, la agrupación que reclama la incorporación de las mujeres en la Asociación Hermandad, únicamente compuesta por hombres. Este miércoles, lanzaron una recogida de firmas a través de Change.org y en 12 horas ya habían dado su apoyo más de 300 personas, «unas 150 del pueblo, lo sabemos porque se firma con nombre y apellidos», apunta Beatriz Motos, de esta agrupación.
[–>[–>[–>[–>[–>[–>[–>Su agrupación empezó con diez mujeres que querían incluir en la tradición de su pueblo a las vecinas. Ahora, a su grupo de Whatsapp ya se han unido entre «40 y 50 hombres y mujeres, y cada vez entra más gente», confirma Rosario Aparicio, de Moras Cristianas Valera. «No estamos solas, aunque vayan diciendo por el pueblo que somos cuatro y que queremos acabar con las fiestas. Nosotras vemos la fiesta desde la barrera, como meras espectadoras», dice.
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Y así se comprueba al tentar a antiguos miembros de la Asociación Hermandad, disuelta en asamblea tras una votación que se produjo en agosto pero que, de acuerdo con el Registro Civil de Castilla-La Mancha que han consultado desde Moras y Cristianas, «no está dada de baja, por ahora», apostilla María Motos.
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El Periódico de España ha tratado de conversar con dos generales -el cargo más alto de la asociación-. Uno de ellos no ha respondido a la consulta. El otro asegura que el debate «tiene algún tipo de interés de otra índole, pues con el 90% de la gente de mi pueblo con la que yo hablo piensa todo el mundo lo mismo, que tenemos que conservar nuestras tradiciones. Y curiosamente, las mujeres de mi pueblo, más todavía». Un exsoldado de la Asociación atiende por teléfono a EPE. «¿Vecinos y vecinas del pueblo? No, cuatro chicas o tres. Te podría decir incluso que son dos. Hablan en nombre de las mujeres del pueblo y las mujeres del pueblo no están ninguna de acuerdo con ellas», asegura este soldado.
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Diálogo sobre Moros y Cristianos
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Antes de que se celebrase la asamblea de 2024, en la que se iba a abordar la oportunidad de incluir a las mujeres, quienes en ese momento conformaban Moras y Cristianas escribieron una carta destinada a la Asociación. «Sentó como un tiro en el pie a la Hermandad y a la gente del pueblo. Estas son fiestas tradicionales, el pueblo es muy conservador y llevan muchos años repitiendo un mantra patriarcal de que las mujeres no pueden estar en las fiestas porque éstas son solo de hombres», sostiene Beatriz Motos.
[–>[–>[–>[–>Cuando pasaron las fiestas, que se celebran en enero -este año del 18 al 21-, enviaron un correo «con nombres y apellidos» en el que solicitaban una reunión con la Hermandad. «Tras una negativa inicial por correo electrónico, nuestras solicitudes fueron ignoradas», explica la agrupación en una nota de prensa. «La mayoría de la gente quiere que las fiestas sigan como están. Ya se sabe la postura de ellas, ya se sabe la postura de las filas y ya se ha hablado una vez. No se ha querido necesario volver a hablar más», refleja este soldado.
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Después de que la Asociación Hermandad no respondiese a la carta de Moras y Cristianas y contestase con una negativa al correo posterior que enviaron, esta agrupación se reunió con el alcalde, Daniel Pérez Osma, también soldado, y con el cura de Valera de Abajo, que ejerce como el presidente de las filas, dado el carácter religioso de esta fiesta. Ellos ejercieron como mediadores y fueron los que trasladaron la postura de Moras y Cristianas a la Junta Directiva.
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La ejecutiva de la Asociación defiende la posición contraria a Moras y Cristianas porque «es una tradición que lleva más de 400 años así y hasta ahora ha sido así», argumenta este soldado. «En los estatutos, que son del siglo XIX, no pone nada, no hay referencia a que la mujer no pueda participar. Se ha hecho por costumbre», destaca Irene Chumillas.
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«Coste personal»
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El alcalde presionó por la entrada de las mujeres en una Asociación formada en su totalidad por hombres, unos 400. «Yo me fui en abril porque tenía una postura al respecto, desde antes incluso de que surgiese este movimiento. Desde mi puesto de soldado, uno más, quería que esto se debatiese y, como no había ningún tipo de avance, salí de la directiva«, relata el regidor, que se muestra «a favor» de que la mujer «se apunte y participe» en las fiestas.
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Desde Moras y Cristianas insisten en que no quieren «ir por las malas, no queremos enfrentamientos». «Cuando salga vestida, será porque tengo las garantías de que puedo salir. No voy a manchar la imagen de mi pueblo«, dice Rosario Aparicio, que entiende que es un tema «sensible», pero abierto a debate.
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«Hay un sentir de gente que quiere formar parte. Hablas con la gente y dicen, incluso si no están de acuerdo, que esto algún día llegará, porque la sociedad cambia. Las seis personas que dirigen la asociación están totalmente en contra. No hay nadie que nos quiera escuchar», manifiesta Irene Chumillas.
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Esta postura les ha generado a las integrantes de Moras y Cristianas un «coste personal» con familiares y amigos que pensaban que iban a estar de acuerdo con ellas y que, finalmente, tienen una opinión contraria. «Hay gente que nos ha retirado incluso el saludo», señalan estas mujeres. «Nosotros durante este año hemos tenido muchos subes y bajas. Al final es un tema personal que nos toca también: son nuestras raíces y nuestros sentimientos como valerosas», zanjan.
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