El anuncio del Banco Sabadell de devolver su sede y domicilio fiscal a Cataluña no ha servido para catalizar más anuncios de grandes empresas que quieren regresar a la región tras su salida en 2017 tras el 1-O y la fallida declaración unilateral de independencia. La mayoría de ellos -como Naturgy, Cellnex o Abertis- hacen referencia a lo expresado por sus máximos representantes en consejos de administración y juntas de accionistas, en los que aseguraron que tomar esa decisión no es una de sus prioridades. Sólo CaixaBank dejó claro ayer que no se plantea trasladar de nuevo su sede a Barcelona desde la Comunidad Valenciana. «Nuestra sede está en Valencia por tiempo indefinido y ni siquiera se está estudiando un cambio».

Fuentes de CaixaBank reiteraron que «tenemos la misma posición que hemos mantenido desde que decidimos mudarnos». El entonces presidente de la entidad, José Ignacio Goirigolzarri, ya reiteró en innumerables ocasiones la «vocación de permanencia». «Creemos que la sede en Valencia es lo mejor para nuestros depositantes y accionistas». En el mismo sentido, en los últimos años las grandes empresas que se marcharon en 2017 han ido ratificando en ruedas de prensa y juntas de accionistas que no contemplaban ningún cambio en su sede.

En el caso de Naturgy, el pasado mes de junio, durante la presentación de sus resultados, su presidente, Francisco Reynés, afirmó que el regreso de la sede de Madrid a Barcelona «no es un tema que se discuta en la Junta. No hay nada en este sentido». En cuanto a Cellnex, su anterior presidenta, Anne Bouverot, reiteró en su última reunión que la compañía «no contemplaba de ningún modo su regreso a Cataluña».

En los últimos años, la estabilidad ha sido la nota predominante en las sedes de las grandes empresas, entre las que apenas ha habido movimientos, salvo Cementos Molins, que devolvió su sede a Cataluña el pasado diciembre. Algunas empresas más pequeñas también decidieron dar ese paso, pero la realidad es que la región catalana sigue perdiendo peso empresarial. El goteo de salidas sigue siendo incesante desde 2017, año cumbre del «procés» y causa directa de este modelo de destrucción del tejido empresarial catalán. Las últimas cifras confirman que este proceso de deslocalización mantiene a la región presidida por Salvador Illa como aquella en la que más empresas deciden abandonar el territorio. Los que han trasladado su domicilio social de Cataluña a otra comunidad desde finales de 2017 alcanzan casi los 5.000, según el último estudio de Informa D&B, aunque el Colegio de Registradores eleva esa cifra por encima de los 10.000. En ambos casos, Cataluña lidera el ranking de saldo negativo desde hace siete años.

Fuentes empresariales consultadas por LA RAZÓN estiman que la decisión tomada por la dirección de la entidad bancaria presidida por Josep Oliu tiene más que ver con la situación interna del banco por la opa hostil lanzada por BBVA que con la estabilización política de la región tras el triunfo de Salvador Illa en las últimas elecciones. Estas mismas fuentes relacionan directamente el regreso a Cataluña, después de más de siete años en Alicante, con un cambio de estrategia para dificultar la operación lanzada contra la entidad. Una decisión que se habría tomado para formar un frente común con el Gobierno de Pedro Sánchez y el de la Generalitat con el objetivo de impedir la fusión, aún pendiente del pronunciamiento clave de la CNMC y, a cambio, el Gobierno atraería a sus pro -Socios de independencia.

La vuelta del Sabadell ha sido celebrada por la patronal. Para el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, el regreso del Sabadell a casa es una buena noticia. En CEOE siempre hemos defendido que todas las empresas catalanas que se fueron vuelvan a Cataluña.