Tras los grandes titulares que en los últimos años han puesto el foco en la despoblación que afecta a las zonas rurales en España, existen muchas historias anónimas de personas que se enfrentan al reto de no abandonarlas a pesar de las dificultades. Son las historias de muchas mujeres que sufren altas tasas de desempleo, en especial entre aquellas que se han dedicado a realizar cuidados no remunerados y nunca han accedido al mercado laboral. Esto las coloca en una situación de vulnerabilidad. También hay otras historias que hablan de personas mayores que cada día tienen el reto de acceder a unos servicios básicos, en poblaciones donde cada vez es más complejo y que, además, acusan un imparable envejecimiento. 

O las personas que padecen enfermedades que precisan de cuidados de larga duración cuyas familias no cuentan con la asistencia brindada desde los grandes centros urbanos. Estas historias se desarrollan en el entorno rural y son ejemplos reales del impacto que generan los proyectos financiados por el Fondo Social Europeo Plus y Fundación MAPFRE.

Historias de la España vaciada

En este contexto, el Programa de Inclusión Social, Garantía Infantil y Lucha contra la Pobreza del Fondo Social Europeo Plus (FSE+) incorporó por primera vez recursos para mejorar el bienestar de las personas que viven en entornos rurales y necesitan tener mejores condiciones de vida. “Nuestra participación va más allá de la gestión de recursos y la selección de los proyectos” afirma Lola Moya Serrano, directora de Fondos Sociales de Fundación MAPFRE. “El compromiso de la Fundación con el desarrollo de las zonas rurales forma parte del ADN de nuestra entidad, que este año, precisamente, celebra el 50 aniversario de su creación”.  

Las personas como protagonistas

Tal y como destaca Moya Serrano, para Fundación MAPFRE, designada como organismo intermedio del FSE+ para el período 2021-2027, es necesario “poner el foco en las personas que no cuentan con las mismas oportunidades o el mismo acceso a la atención sociosanitaria. Esta es una evolución necesaria y natural, más aún en el medio rural donde el entorno en sí mismo es una barrera y un motivo de desigualdad”.  

Por ello, resulta imprescindible aplicar soluciones reales, como aquellas destinadas a las personas con autismo para que mejoren sus relaciones interpersonales eliminando los prejuicios y así favorecer su inclusión; o diseñar itinerarios formativos y de desarrollo de habilidades sociales que permita recuperar la autoestima de las mujeres en situación de vulnerabilidad y mejore su bienestar emocional que las prepare para el futuro laboral; o ayudar a personas mayores a fomentar la participación y el fortalecimiento de su comunidad, así como mantener su autonomía personal y sus cuidados.

Más recursos, menos desigualdad

Son muchas las entidades sociales que están desplegando actuaciones en el ámbito rural dirigidas a colectivos más vulnerables. A esas entidades, que trabajan en un ecosistema ya de por sí vulnerable como es el entorno rural español, fue dirigida la primera convocatoria de Ayudas + Rural lanzada en 2023 por Fundación MAPFRE, para apoyar entidades cuyos proyectos se desarrollan en dos líneas de actuación: la inserción sociolaboral y la mejora del acceso a la asistencia sociosanitaria, en localidades de menos de 30.000 habitantes. 

Seis proyectos en marcha

Como resultado de la primera convocatoria de estas ayudas, han sido seis los proyectos seleccionados, cuya actividad se mantendrá hasta diciembre de 2025. 

Cada uno de ellos busca mejorar, en estos entornos rurales, las condiciones de vida de las personas desde diferentes perspectivas. Por ejemplo, Fundación Acción contra el Hambre busca inserción sociolaboral de personas desempleadas, mientras que la Confederación Autismo España trabaja para mejorar la calidad de vida de las personas con autismo, y la Fundación Cepaim tiene como objetivo acercar a estas localidades un servicio individualizado de orientación e integración sociolaboral. Mientras, desde la ONG Cesal ofrecen recursos y apoyo a colectivos vulnerables en la búsqueda de empleo, y en la misma línea, la Fundación Santa María la Real destina sus esfuerzos a desarrollo de competencias transversales para la integración sociolaboral para mujeres en situación de vulnerabilidad, sin olvidar a las personas mayores en riesgo de exclusión, para las que Cruz Roja pretende mejorar su calidad de vida manteniendo su autonomía y participación. 

De ellos, la directora de Fondos Sociales de Fundación MAPFRE subraya que “todos sin excepción van destinados a mejorar la calidad de vida de las personas que participen en las actuaciones desarrolladas”. Un aporte que puede parecer pequeño, si se compara con el desafío de revertir la misma situación que se repite en miles de pequeños municipios de toda España, pero cuyo impacto en las historias de esas personas que viven en las zonas rurales es inmenso.