El fallecimiento del juez Francisco Javier Rodríguez Luengos causa una gran consternación en el mundo de la Justicia en Asturias
El mundo de la Justicia asturiano está consternado tras conocer el fallecimiento del magistrado Francisco Javier Rodríguez Luengos, de 59 años, que era miembro de la sección tercera de la Audiencia Provincial desde abril de 2015. Rodríguez Luengos llevaba un año batallando contra una grave enfermedad que le tuvo alejado de sus labores jurisdiccionales. Falleció a última hora de la tarde de este jueves.
La Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Asturias «desea hacer público su profundo pesar por la muerte de su compañero magistrado, así como trasladar su más sentido pésame a sus familiares más directos, su mujer, sus dos hijos y su madre, especialmente. El órgano de gobierno de los jueces quiere destacar, asimismo, las indudables virtudes del magistrado, no sólo como excelente profesional de la judicatura sino también como un inmejorable compañero que ha dejado profunda huella de su bonhomía y buen hacer en todos sus destinos durante sus casi 33 años de servicio a la justicia asturiana».
Francisco Javier Rodríguez Luengos, de 59 años, ingresó en la carrera judicial en 1992, eligiendo como primer destino el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 1 de Siero. De febrero de 1998 hasta abril del 2002 fue magistrado titular en el Juzgado de lo Social nº 1 de Gijón, para incorporarse después al Juzgado de Instrucción nº 1 de Oviedo, donde permaneció hasta que el 15 de abril del 2015 tomo posesión como magistrado de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Oviedo.
El Presidente del TSJA, Jesús María Chamorro manifestó su conmoción por el fallecimiento de su compañero magistrado, con el que mantenía una gran amistad y cercanía personal. Para Chamorro, «Javier ha sido un compañero inmejorable, un magistrado responsable, un trabajador infatigable y, por encima de todo, una muy buena persona». Para el Presidente, «su buen hacer y su presencia, siempre cálida y caracterizada por una simpatía innata, serán recordados para siempre por todos sus compañeros que, aun sabiendo de su grave enfermedad, estamos muy impresionados por este desenlace, a los 59 años, y, por tanto, con mucho que aportar aún a la justicia asturiana y a quienes le apreciábamos».
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