Europa busca elevar el gasto militar pero ve difícil llegar al 5% que exige Trump
Los líderes de la Unión Europea se reúnen este lunes en Bruselas para una cumbre informal en la que explorarán vías para reforzar la política de defensa europea, aumentar el gasto militar y ganar independencia en un mundo cada vez más impredecible e inestable. La presión se ha redoblado con la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, pero los expertos dudan de la viabilidad de alcanzar la inversión en defensa del 5% del PIB que exige el presidente de EEUU.
La sensación es de urgencia, pero no de pánico. La UE tiene que ser más independiente y hacerse responsable de su seguridad. El mantra es una respuesta a las amenazas de Vladimir Putin, pero también a la presión de Trump. «No es una cuestión de ‘si’, sino de ‘cómo’. La dirección está clara: va a haber más gasto, tiene que haber más gasto», apunta una alta fuente comunitaria.
De esta cumbre no se esperan grandes decisiones o anuncios, sino una conversación honesta entre los líderes sobre qué puede hacer la UE en materia de defensa, y sobre todo, cómo va a pagarlo. El objetivo es identificar debilidades, capacidades a reforzar y areas en las que trabajar juntos, y ponerle precio. Después, será la Comisión Europea la que presente una serie de propuestas y los Veintisiete volverán a abordar la cuestión en junio, justo antes de la cumbre de la OTAN en La Haya.
Las capacidades militares dependen en gran medida de la OTAN, así que hablar de defensa supone explorar qué puede hacer la UE, cómo puede contribuir a una política industrial en pleno proceso de ajuste y, sobre todo, cómo financiarlo. «Todos estos son debates intensos y complejos y los estamos intentando tener al mismo tiempo», reconoce una alta fuente europea, que remacha: «Va a ser difícil, pero tenemos que hacerlo».
El 5% de Trump
Según la Agencia Europea de Defensa, los países europeos han incrementado un 30% su gasto en defensa entre 2021 y 2024, un periodo que coincide con la invasión rusa de Ucrania. A la percepción de la amenaza rusa y los objetivos marcados por la OTAN, se suma ahora la presión de la Casa Blanca. Pero la inversión varía notablemente de un país a otro. Según citas de la Alianza, Polonia es el país que más gasta, con un 4,12%; mientras que España, con un 1,28%, está a la cola.
Los expertos coinciden en que es esencial para Europa aumentar su gasto en defensa. No ya por la presión de Trump, sino por la situación en Ucrania, las amenazas en el flanco sur, las riesgos derivados del cambio climático u otros desafíos globales. Pero los expertos creen también creen que el 5% que propone Trump no solo es inviable, sino también contraproducente.
Para Juraj Majcin, analista político del European Policy Center, «no es realista». Majcin alega que los proceso de contración son largos y complejos y la industria no está preparada para absorber una inyección de capital de ese calibre. «La capacidad industrial no está ahí, por lo que con una alta demanda y una oferta limitada, habría un aumento de los precios», explica.
Una opinión compartida por Rafael Loss, del European Council on Foreign Relations. «Si comparamos los presupuestos de Lituania y Alemania, o Estonia y Alemania, Estonia puede alcanzar el 5% añadiendo un par de cientos de millones de euros. Para Alemania, son cientos de miles de millones», explica Loss. Berlín dedica actualmente un 2,12% a la defensa, muy lejos del 3,43 de Estonia o el 3,15% de Letonia.
Posible acuerdo en torno al 3%
Este experto expresa, además, serias dudas sobre la capacidad de los países para movilizar tal cantidad de dinero, sea a través de un aumento de los impuestos o de transferencias de unas areas a otras, con el coste político que esto supone. Y coincide con Majcin en que la industria de la defensa ya está teniendo problemas para absorber el notable incremento del gasto en defensa que Europa ha visto en los últimos años.
Piotr Szymański, experto en defensa del Center for Eastern Studies, no ve el 5% tanto como un objetivo factible a corto plazo, sino como una suerte de guía a medio y largo. Apunta a que el acuerdo estará previsiblemente en torno al 3%, para poder cumplir con los objetivos que la OTAN se ha marcado en términos de reforzar sus capacidades tanto a nivel armamentístico como de personal.
En opinión de Szymański, es un «enorme problema que algunos aliados estén muy muy lejos del 2%». Es el caso de España, Eslovenia, Luxemburgo, Bélgica, Italia, Portugal y Croacia. Por eso alega que una de las claves será cómo se configura un acuerdo sobre un objetivo más alto, «teniendo en cuenta se necesitan acciones rápidas dados los retos s los que se enfrenta Europa».
El papel de la UE
Varias fuentes comunitarias reconocen que, en lo relativo a las capacidades, la OTAN tiene el mando. Pero también que la UE puede jugar un papel importante facilitando la inversión en el sector, y que las cuestiones de seguridad europea afectan también a países neutrales o no miembros de la alianza como Austria, Irlanda, Chipre o Malta.
Utilizar fondos europeos para pagar armas dejó de ser tabú tras la invasión rusa de Ucrania. El uso del presupuesto europeo con ese fin ya está sobre la mesa, aunque la necesidad de unanimidad en las decisiones lo hace complicado. Pero la UE puede contribuir también apoyando a la industria europea para que pueda hacer frente a un incremento de la demanda. Aquí, eso sí, el sector pide perspectiva a largo plazo y una visión clara.
Además de los fondos, hay otras herramientas. El pasado viernes, un grupo de 19 países, liderados por Finlandia y entre los que se encuentra España, pidieron al Banco Europeo de Inversiones que aumente el gasto en defensa. El BEI existe para ayudar a financiar a bajo coste proyectos que contribuyan la investigación y el desarrollo tecnológico, a crear empleo y fomentar el crecimiento económico.
Aunque el BEI ha aumentado significativamente su inversión en defensa, ha sido mayoritariamente en proyectos con doble uso. Porque sus reglas actualmente prohíben la financiación de armas, munición y equipamiento militar. Esto es lo que este grupo de países quiere que cambie. «Invertir en nuestra defensa no es lo mismo que invertir en porno o tabaco», asegura una alta fuente diplomática.
El 2% de inversión nacional
Pero luego está la inversión nacional: el famoso 2% del PIB. Una fuente comunitaria reconoce «que no se puede forzar a nadie a aumentar el gasto en defensa» y que la situación presupuestaria de cada país es distinta, por lo que, en buena parte de ellos, elevar ese gasto iría asociado a recortes en otros ámbitos. «Pero hay un entendimiento común de que es inevitable», añade la misma fuente.
También aquí la UE tiene un papel importante. Cada vez más voces, incluso entre los países tradicionalmente frugales, llaman a flexibilizar las normas fiscales de la Unión, para dar cierto margen presupuestario a los países que lo necesitan para invertir en defensa. Lo que fue un aspecto clave de la negociación de la reforma de esas normas vuelve a la mesa, en plena escalada de tensiones.
«Hay un consenso generalizado de que tenemos que utilizar la flexibilidad que nos dan las normas en la medida de lo posible», asegura una alta fuente europea, que apunta a que, precisamente, la ventaja de los proyectos comunes es que permiten aunar recursos y ser más eficientes. También que cada vez más países entienden la inversión en defensa como una contribución al crecimiento económico a partir del desarrollo tecnológico y la creación de empleo.
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