la mano derecha de Puigdemont se la juega en el Consell de la República
El fichaje de Toni Comín por Junts, como número dos de Carles Puigdemont para las elecciones europeas de 2019, se vendió a bombo y platillo. Para los posconvergentes fue como robar una pieza importante del tablero de ajedrez a sus contrincantes, ERC, y les sirvió para poder mantener la llama de la supuesta unidad independentista. Sin embargo, a los republicanos ya les fue bien la ruptura. Desde que había llegado a Bélgica, su exconseller de Salut se había ido distanciando del partido y había desoído algunas de sus directrices, como la de dejar el acta en el Parlament. Antes de Esquerra pasó por el PSC. Pero el tándem Puigdemont-Comín, que pareció inquebrantable durante un largo tiempo, se está esfumando.
En noviembre, cuando Puigdemont decidió centrarse en Junts y dejar la presidencia del organismo creado para mantener el «legado» del 1-O, podría haber dejado el Consell de la República en manos su vicepresidente, Comín. Pero no lo hizo. El Govern dimitió en bloque, dejó el organismo en manos de una gestora y convocó elecciones. Si este hecho ya fue de por sí significativo, aún lo es más que Puigdemont no se haya pronunciado a su favor en la carrera para la presidencia del Consell. Y que tampoco haya salido al paso de las acusaciones de irregularidades que desde el verano pesan sobre su hasta ahora ‘número dos’.
La última bala
Las elecciones del Consell, previstas entre el 8 y el 12 de febrero, son la última bala del eurodiputado electo de Junts, que sigue sin poder acceder a su escaño en la Eurocámara por no haber jurado la Constitución en España. Pero hay cinco candidatos más y Jordi Domingo, abogado y excónsul mayor del Consolat de Mar de Barcelona, parte como favorito, según fuentes consultadas. Justamente, por este hecho, algunas de las otras candidaturas que concurren denuncian cierta predilección y favoritismo de miembros de la anterior cúpula por Domingo, e incluso han llegado a plantarse una impugnación, que no ha llegado a formalizarse.
Pero es que los entresijos del Consell de la República bien podrían ser el argumento de una novela. Ya su inicio fue atropellado. Se presentó con toda la solemnidad desde el Saló Sant Jordi de la Generalitat unos meses después de la llegada a la presidencia de Quim Torra. Puigdemont lideró el acto por videoconferencia desde Bruselas, en presencia de todo el Govern y de la plana mayor del independentismo. La única ausencia destacada fue la de la CUP, pero fue un presagio de lo que vendría después. ERC, que siempre lo miró con pesar, se descolgó al poco tiempo.
La expresidenta del Consell de la República en la ‘Catalunya Nord’ acusa a los hermanos Comín de actuar de forma «prepotente» y sin transparencia
El acto en Perpinyà
Entre sus grandes éxitos destaca el acto celebrado en febrero de 2020 en Perpinyà, que logró reunir a más de 100.000 personas. Pero la movilización tuvo también una cara oscura. La presidenta del Consell en la ‘Catalunya Nord’, Júlia Taurinyà, dimitió unos días antes alegando motivos «ideológicos y relacionales». En aquel momento no dio más detalles, pero con el tiempo ha señalado que detrás de su dimisión estaban los hermanos Comín.
Consultada por EL PERIÓDICO, Taurinyà explica que Betona Comín fue «impuesta como organizadora», y que lo hizo acompañada de «una empresa amiga» y sin permitir que empresas locales pudieran aspirar a hacer ningún trabajo. Taurinyà les acusa de «prepotencia» y de actuar de forma muy poco transparente, sin enseñarles ningún presupuesto. Una queja que hacen también más miembros del Consell consultados, que aseguran que la situación viene de lejos. «Todo lo que se dice es verdad y quién podía no quiso pararle los pies», lamenta uno de ellos, señalando directamente a Puigdemont.
Sin embargo, las primeras denuncias de irregularidades no salieron a la luz hasta el pasado verano. Concretamente, le acusaron internamente de cargar 15.530,35 euros de gastos personales a la cuenta del organismo. Entre ellos había el alquiler de un vehículo durante 15 días, un apartamento en el sur de Francia o los impuestos derivados de su casa en Lovaina (Bégica), además de una retirada de 6.000 euros en efectivo.
La semana pasada también entró un nuevo actor en la ecuación: el exrapero Valtonyc, que también había trabajado como técnico e informático del Consell. A través de las redes sociales, le acusó de haber transferido fondos de la entidad a la suya personal. «Nos veremos en el infierno. Hasta pronto, gánster», llegó a proferirle, al tiempo que le acusó de usar constantemente una estrategia de chantaje emocional. Y es que las acusaciones contra Comín no acaban en el ámbito económico.
Denuncia por acoso
Un exasesor del partido en el Parlamento Europeo le ha denunciado por acoso sexual y psicológico. Concretamente, le acusa de tocamientos, insinuaciones, interrogatorios sobre la vida sexual con su esposa y propuestas de tríos con otro hombre. El conocimiento público de la denuncia ha obligado a Junts a mover ficha. Por el momento, han activado una investigación interna a través de la comisión de garantías, que estudiará el caso y deberá proponer a la dirección del partido posibles medidas cautelares contra su eurodiputado electo y miembro de la dirección permanente.
Comín, por su parte, niega todas las acusaciones. Asegura que todos los gastos a cargo de Consell han sido debidamente acreditados y que le pertenecen como vicepresidente del Consell y debido a su situación judicial. También ha anunciado acciones legales contra Valtonyc y contra el exasesor que le ha denunciado de acoso, a quien achaca un «delito de odio por homofobia». Además, asegura que todo es una venganza y una conjura para evitar que gane las elecciones.
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