El ministro de Defensa de Israel pide al Ejército que prepare un plan para la «salida voluntaria» de los palestinos de Gaza
En Israel, la ultraderecha se frota las manos. Y no quiere perder ni un segundo del momentum que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, les ha regalado. Este miércoles, entre aplausos de la extrema derecha israelí, mayoritaria en el actual Ejecutivo, el inquilino de la Casa Blanca anunció sus planes para que Washington “controle Gaza” abogando por el desplazamiento «permanente» de la población local y convertirla en la “Riviera de Oriente Próximo”. Apenas 24 horas después, el ministro de Defensa, Israel Katz, ha ordenado al Ejército que prepare un plan para permitir la “salida voluntaria” de los 2,1 millones de palestinos que malviven entre las ruinas de la Franja de Gaza.
“Acojo con satisfacción el audaz plan del presidente Trump, los residentes de Gaza deben tener la libertad de salir y emigrar, como es la norma en todo el mundo”, ha dicho Katz, citado por el Canal 12 de Israel. Cuando se le preguntó quién acogerá a estos centenares de miles de palestinos, Katz ha señalado hacia aquellos países que se han opuesto a las operaciones militares de Israel en Gaza. “Países como España, Irlanda, Noruega y otros, que han lanzado acusaciones y afirmaciones falsas contra Israel por sus acciones en Gaza, están legalmente obligados a permitir que cualquier residente de Gaza entre en sus territorios”, ha señalado, sin concretar cuáles son esas obligaciones legales.
Salidas por tierra, mar y aire
Según ha informado el Canal 12, el plan del actual ministro de Defensa, en el cargo desde hace unos meses tras la destitución de Yoav Gallant por oponerse a la ambición bélica del primer ministro Binyamín Netanyahu, incluiría opciones de salida a través de cruces terrestres y acuerdo especiales para la salida por mar y aire. La Franja de Gaza no cuenta con aeropuerto desde que el Aeropuerto Yasser Arafat, inaugurado en 1998, cesara sus operaciones tan sólo tres años después cuando Israel bombardeó la estación de radar y la torre de control y, unas semanas más tarde, las excavadoras cortaran la pista de aterrizaje, dejando las instalaciones aéreas inoperativas.
Katz ha anunciado que se presentará una propuesta para la reconstrucción de una “Gaza desmilitarizada, libre de amenazas [a Israel] En la época después de Hamas, un proyecto que habrá completado durante muchos años. «» Hamas ha utilizado la población de Gaza como Escudos humanos Y ha construido una infraestructura terrorista en el corazón de la población civil, y ahora los tiene rehenes, chantaje con ayuda humanitaria y evita su partida de Gaza ”, denunció. Según el Ministro de Defensa, el plan de Trump para Gaza también podría ayudar a la población de Gaza establecerse en sus países de destino «De la mejor manera posible».
Rechazo mundial
Por el momento, ningún país en el mundo ha expresado su intención de acoger a los palestinos de Gaza. Más bien al contrario, la gran mayoría de gobiernos han expresado la importancia de que la población local del enclave se quede en su tierra, tal y como desea. Si es expulsada de su territorio, estas acciones podrían considerarse limpieza étnica. Grandes potencias mundiales como China, Alemania y Rusia han criticado el plan de Trump, alegando que fomentaría “nuevo sufrimiento y nuevo odio”. Arabia Saudí ha rechazado la propuesta de plano, insistiendo en la importancia de crear un Estado palestino. También el rey Abdala de Jordania, a punto de reunirse con Trump la semana que viene, ha desechado cualquier intento de anexar tierras y desplazar a los palestinos.
En cambio, la ultraderecha israelí, capitaneada por los colonos radicales Itamar Ben Gvir, exministro de Seguridad Nacional, y Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas, vive su momento más dulce. Pero sus sueños expansionistas y contrarios al derecho internacionales, a costa de expulsar a la población local, ya no son una excepción en la sociedad israelí. Un 82% de los israelíes judíos apoya que los gazatíes sean “reubicados” en otros países, según un sondeo publicado el martes por el Instituto de Políticas del Pueblo Judío, con sede en Jerusalén. Un 52% lo ve “práctico”, mientras que otro 30% lo considera “deseable”, pero poco realista. Solo un 3% de la sociedad israelí lo considera “inmoral”.
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