Estoy vivo de milagro. Si no me llega a avisar mi compañera ahora estaría muerto
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Juan Carlos Ruiz es uno de los tres empleados que estaba dentro del bingo incendiado en Valencia. «Estoy vivo de milagro. Si no me llega a avisar mi compañera ahora estaría muerto». Es el resumen rápido de uno de los peores momentos de la vida de este ecuatoriano afincado desde hace años en Valencia, ya que, cuando se inició el fuego, él estaba en el interior del establecimiento, disfrutando de sus dos horas de descanso, en la zona de vestuario, ubicada en la primera planta y con un único acceso a través de una escalera interior ubicada al fondo de la planta baja que ocupa el bingo. De no haber sido alertado, no habría tenido escapatoria.
«Mi compañera María ha venido corriendo para avisarme de que salía humo de la cocina. En ese momento, yo estaba sentado en el sofá hablando con mi mujer, quien escuchó esos primeros momentos de tensión y de incertidumbre, ya que la llamada se quedó en curso. María y yo bajamos a toda velocidad la escalera y, después de atravesar la sala principal, me asomé a la zona de las máquinas electrónicas». Juan Carlos, todavía atenazado por el terror vivido, continúa su relato: «Ahí fue cuando vi que de la pared y del techo de la sala de electrónicos salían llamas. No venía de la cocina, y era fuego, no humo. Le dije a mi compañera ‘María, hay que salir ya; esto es muy serio».
En ese instante, se encontraban en el bingo tres empleados -el jefe de sala, Andrés; el propio Juan Carlos y su compañera María- y diez clientes, tal como adelantó el viernes Levante-EMV. Juan Carlos y María lograron salir a la calle, momento en el que el primero, a petición de Andrés, que se había quedado rezagado desalojando a los clientes, alertó al 112. Eran las 17.42 horas. Al llegar al exterior, cayó en la cuenta de que no estaba con ellos el jefe de sala, así que intentó entrar de nuevo para buscarlo, pero afortunadamente Andrés ya estaba saliendo del local a gatas. En ese momento, el aire del local era ya totalmente irrespirable y la visibilidad nula debido a la densidad de la humareda que lo envolvía todo.
«Es un milagro que solo hubiera 10 clientes»
La rapidez de reflejos del jefe de sala del bingo fue fundamental para evitar una tragedia, gracias a la prontitud con que evacuó a los 10 clientes que se encontraban en el establecimiento a esa hora. «Hemos tenido mucha suerte. Es un milagro, porque lo habitual es que haya entre 100 y 150 personas en el interior, y faltaba poco para que empezase una de las horas punta de afluencia», que se produce en torno a las seis de la tarde.
La llamada de Juan Carlos no fue la única en alertar a Emergencias. Varios vecinos dieron la voz de alarma al detectar las primeras señales de humo. Los de las primeras plantas salieron a la calle en cuanto se percataron de las primeras llamas y el resto, principalmente las personas de mayor edad, según explicaron ellos mismos a este diario, subieron a la azotea a la espera de ser rescatados; en total, 14 personas.
Jaime, nieto y sobrino de dos mujeres que residen en la quinta planta del inmueble explicó a este diario que «mi tía me llamó para decirme que estuviéramos tranquilos, que estaba subiendo como mi abuela, que va en silla de ruedas, a la azotea».
Otra mujer, cuya madre de avanzada edad también reside en la finca y estaba en casa a la hora de desatarse el fuego, explica que «se fueron todos hacia arriba, pero en ese momento ya había mucho humo en la escalera. Luego se complicó, porque la humareda también había tomado el exterior y se les hacía difícil respirar. Además, la azotea no es demasiado grande y había poco espacio. Tuvieron que colocarse todos juntos en un lateral, porque era el único sitio donde se podía respirar».
Los bomberos los evacuaron en minutos
No tuvieron que esperar mucho, apenas unos minutos, ya que los numerosos efectivos del cuerpo de Bomberos de València desplegados en el lugar consiguieron ventilar lo suficiente la escalera como para convertirla en una vía de evacuación segura. «Los bomberos los bajaron por la escalera hasta la calle, de dos en dos», explica la mujer. Una vez en el exterior, fueron conducidos al pasaje comercial que comunica la calle con la Gran Vía, que se convirtió en improvisado hospital de campaña. Los medios sanitarios los fueron explorando uno a uno. Fuentes del CICU han informado de que 18 personas, varias de ellas de avanzada edad, tuvieron que recibir asistencia por inhalación leve de humo, pero nadie tuvo que ser evacuado al hospital.
El resto de los vecinos, entre ellos una mujer embarazada, con la que los medios sanitarios y los bomberos mantuvieron conversaciones cada cuarto de hora para garantizar que se encontraba bien, fueron conminados a permanecer confinados en sus domicilios, con todas las puertas selladas con toallas mojadas para evitar la entrada de humo. Finalmente, han sido 32 las personas desalojadas, a quienes el Ayuntamiento ofreció pasar la noche en hoteles de la ciudad, ya que la finca no será inhabitable hasta este sábado. Además, fueron salvados seis perros y dos mascotas.
Fuentes municipales informaron a las 22.00 del viernes que 25 de los 32 vecinos pidieron pernoctar en los hoteles designados -el resto prefirió reubicarse en casas de familiares o amigos-. A esa hora, los bomberos autorizaron a los vecinos de la finca contigua, la del número 11 -dato curioso, Rita Barberá, alcaldesa de València por el Partido Popular desde 1991 hasta 2015, residió en ese edificio contiguo, mucho antes de ocupar el cargo-, a regresar a sus viviendas, una vez que pudieron garantizar que ni el calor ni el humo comprometían su habitabilidad.
Posible origen eléctrico
Por el momento se desconocen las causas del incendio, aunque todo apunta a que se trata de un fuego de origen eléctrico, dado el punto de inicio. Sin embargo, aún es muy prematuro para establecer las causas, y habrá que esperar a la investigación que lleven a cabo los especialistas en investigación de incendios de la Brigada Provincial de Policía Científica de la Policía Nacional.
Tres de los agentes de esa unidad se desplazaron a última hora de la tarde del viernes a la finca, aunque no podrán iniciar la investigación hasta que el incendio esté totalmente extinguido y se haya despejado de humo todo el inmueble y enfriado la estructura. Para ello, serán los bomberos quienes accedan antes al interior para dar garantías de que los policías pueden iniciar su trabajo sin riesgos.
Así mismo, tanto el local que albergaba el bingo como el resto de la finca, sobre todo las plantas primera y segunda, las más afectadas, serán examinados por técnicos de Urbanismo del Ayuntamiento de València para comprobar si el siniestro ha producido daños estructurales, lo que condicionaría el regreso de los vecinos.
La densa humareda provocada por el incendio, alimentado por la especial decoración del bingo -moqueta en todas las salas, cortinas, sofás, sillas y asientos tapizados…-, con abundantes materiales sintéticos, llevó al ayuntamiento a aconsejar al vecindario de las calles próximas a permanecer en sus casas, con las ventanas cerradas, y a utilizar mascarilla en caso de tener que salir a la calle.
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