“Ofrecemos mejores alternativas a aquellas personas que no dejan de fumar”
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Los riesgos para la salud del consumo de cigarrillos son de sobra conocidos, y solo hay que leer los duros avisos impresos en cualquier cajetilla para recordarlos. Sin embargo, a pesar del riesgo de cáncer o enfermedades cardiovasculares, aproximadamente uno de cuatro españoles continúa fumando. Tommaso di Giovanni, vicepresidente de Comunicación Internacional de Philip Morris Internacional —la mayor tabaquera del mundo— defiende que los productos sin combustión como los dispositivos de tabaco calentado o las bolsas de nicotina son clave para reducir el consumo de cigarrillos, mucho más nocivos a causa de los componentes dañinos del humo.
-Hace 10 años, Philip Morris lanzó su primer dispositivo de tabaco calentado y, con él, inició una nueva etapa orientada a un futuro sin humo. ¿Qué tipo de empresa es Philip Morris actualmente?
-Una empresa que está tratando de hacer las cosas mucho mejor para la sociedad, para sus consumidores y también para sí misma. Y hoy en día esto se consigue principalmente ofreciendo alternativas innovadoras para consumir nicotina sin combustión, que son una opción mucho menos nociva que los cigarrillos. Los productos sin humo son solo la punta del iceberg, pero en un futuro a largo plazo podríamos aventurarnos hacia nuevas áreas de bienestar y cuidado de la salud, fuera de la nicotina.
-Su objetivo es, por lo tanto, substituir los cigarrillos por productos sin combustión. ¿En qué punto del camino se encuentran?
-Queremos ofrecer a los consumidores, que no dejan de fumar, alternativas mejores. En especial teniendo en cuenta que es el humo, y no la nicotina, la principal causa de las enfermedades relacionadas con el hábito de fumar. Y estamos muy avanzados en eso, gracias a los dispositivos de calentamiento de tabaco, cigarrillos electrónicos o bolsas de nicotina. Unos 38,5 millones ya han adoptado nuestros productos sin humo, así que las cosas van en la dirección adecuada. A nivel empresarial, alrededor del 40% de nuestros ingresos provienen de productos sin humo y el objetivo es que, en el 2030, la equivalencia suba a los dos tercios.
Philip Morris R&D Center en Neuchatel, Suiza, también conocido como ‘El Cube’. / PM
-La transformación de Philip Morris va más allá del producto que ofrecen al mercado, ya que afecta también a un nivel comunicativo e incluso cultural. ¿Cuáles son las principales dificultades que se han encontrado a la hora de trasladar este cambio?
-Comenzamos este proceso en 2008 y estábamos prácticamente solos, a la vanguardia del cambio. Y lanzamos nuestro primer producto sin humo, IQOS, en 2014. Uno de los grandes desafíos fue comunicar que podíamos generar innovación en un área relacionada con la salud pública, sobre todo porque nos encontramos con mucha confusión. Como comentaba antes, es fundamental entender que los altos niveles de compuestos dañinos se encuentran en el humo, generado por la combustión. La nicotina no es inofensiva y es adictiva, pero no es la causa principal de las enfermedades relacionadas con fumar. Sin embargo, la mayoría de la gente no lo sabía y sigue sin saberlo. Queríamos generar un debate, poner sobre la mesa los hechos y que se discutieran. Y cada vez más organismos públicos de distintos países, como en EE. UU. o Nueva Zelanda, consideran que, si no se deja de fumar, estos productos alternativos son una mejor opción que los cigarrillos.
-Sin embargo, no hay que olvidar que dejar de fumar es perfectamente posible.
-Sí, por supuesto, lo mejor que puedes hacer es dejar de fumar o no empezar. Por otro lado, llegados a este punto tras décadas de campaña antitabaco, lo cierto es que el número de fumadores ya no está disminuyendo en muchos países. En España, por ejemplo, se contabilizan entre 8 y 8,5 millones de fumadores, y este número no parece haber variado de manera significativa en los últimos tiempos. Tenemos que ser realistas: mucha gente sigue fumando, aunque sepan que es malo para su salud. Y ahí es donde creo que la innovación puede jugar un papel importante, ofreciendo productos que generen un daño menor. En Suecia, por ejemplo, donde el cambio a productos como el snus o las bolsas de nicotina se ha facilitado y estos productos son más aceptados, los cigarrillos casi han desaparecido.
-Es importante también aclarar que estos productos sin combustión no están pensados como paso intermedio para dejar de fumar, ya que la nicotina es adictiva.
-Efectivamente, estos productos no están pensados como ayuda para dejar la nicotina, pero son una forma de dejar el cigarrillo y sí reducen significativamente los riesgos asociados a este. Las estadísticas señalan que la gran mayoría de los fumadores simplemente no están dejando el hábito. Así que, si no les damos alternativas, lo más probable es que sigan fumando cigarrillos, la peor forma de consumir tabaco y nicotina. Deberíamos centrarnos ahora en eso y ver si, gracias a la innovación, en el futuro podemos reducir aún más los perjuicios.
Actividad de investigación dentro de ‘El Cubo’, por Philip Morris. / PM
-¿Existe el riesgo que este tipo de productos se puedan convertir en una puerta de entrada al tabaco, como alertan las asociaciones antitabaco?
-No hay ninguna evidencia que los productos sin humo se acaben convirtiendo en un puente hacia los cigarrillos, creo que es más bien una táctica para generar miedo por parte de los lobbies prohibicionistas. Obviamente, debemos tener cuidado con ello y prestarle atención, si bien los datos indican que, más bien al contrario, representan una salida a los cigarrillos. Según el ‘Eurobarómetro’, el 86% de los fumadores en España se iniciaron con los cigarrillos, mientras que solo un 2% lo hizo con vapers y un 1% con tabaco calentado. No quiero decir que no se deban hacer campañas para limitar la iniciación de los jóvenes —todo lo contrario—, pero cuando estos productos están regulados y los fabricantes actúan con responsabilidad, las dinámicas son diferentes.
-¿Qué consideración cree que deberían tener estos productos sin humo por parte de los organismos públicos europeos?
-La directiva europea sobre Productos de Tabaco de 2014 ya fue bastante pionera, porque reconocía la diferencia entre los cigarrillos electrónicos y los tradicionales, así como la necesidad de establecer procedimientos de autorización para el tabaco calentado. Fue pionera, aunque es verdad que hay diferencias entre los países miembros. En Italia, Portugal y Grecia, se han modificado legislaciones para permitir que estos productos se comercialicen con declaraciones específicas, y en la República Checa las políticas de salud pública han incorporado la estrategia de ‘reducción de daños del tabaco’. Existen otros países que no son propensos a adoptar la innovación, como Bélgica, los Países Bajos y diría que también España. Observamos que en los países que están adoptando estos productos innovadores la curva de fumadores baja, con algunas excepciones, al contrario de los que mantienen una postura de resistencia.
-¿Philip Morris mantiene conversaciones sobre esta cuestión con el gobierno español?
-No conozco los detalles sobre nuestra relación con el gobierno español, pero nosotros intentamos tener conversaciones con todos, también con los gobiernos. Queremos compartir nuestros datos científicos, nuestras ideas y mantener un diálogo constructivo para conseguir un objetivo compartido con España: que la gente deje de fumar cigarrillos. Ya hay países que han fomentado la entrada de los productos sin combustión donde se está produciendo un impacto positivo, como Suecia, Japón, Lituania o Nueva Zelanda. El cambio siempre requiere tiempo, pero cuando se vean los resultados, otros países se sumarán.
-¿Prevé un futuro próximo en el que el consumo de tabaco convencional se haya prácticamente erradicado?
-¡Ojalá tuviera una bola de cristal para ver cómo será la próxima década! Pero hace 10 años no muchos organismos de salud pública se avenían a hablar con nosotros y, actualmente, diría que más de la mitad de la comunidad está abierta al diálogo. Ha habido un cambio y espero que en un futuro próximo tengamos un debate diferente, donde nos reunamos para encontrar soluciones para aquellos que no lo dejan, que son la mayoría de los fumadores. En cierta manera, deberíamos seguir el ejemplo de la industria del automóvil, en la que ha habido consenso para avanzar en el coche eléctrico con el fin de dejar atrás los combustibles fósiles, con un diálogo en el que han participado el sector académico, las ONG, los gobiernos y las empresas como nosotros. En todo caso, por nuestra parte, seguiremos avanzando en innovación y ciencia.
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